Me dan un regalo

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Ivar se situó por la retaguardia de Yamata no orochi mientras buscaba una fisura en sus colas para atacar, yo mientras tenia que hacer frente a las cabeza que seguían hablando entre ellas sobre que deberían hacer, yo tenia mi guadaña preparada para lanzar un corte al mínimo hueco que hiciese la serpiente, ¿o serian serpientes?, no sé, yo esquivaba cualquier ataque que me lanzaba y cuando yo atacaba el solo desviaba el ataque o no le hacia daño alguno, tras aguantar siete minutos decidimos reagruparnos en un lugar apartado para pensar en una estrategia, salimos corriendo hacia la derecha, afortunadamente la serpiente no era muy rápida y le dimos esquinazo rápidamente y nos agrupamos en un pequeño hueco que había entre unos arboles.

- ¿Alguna idea? - le pregunté a Ivar entre jadeos.

- Podemos manejar el viento entre los dos y mandarlo contra los arboles - él propuso.

- Yo no soy tan bueno - dije - para eso sera mejor la princesa pero dudo que acceda ha hacer esto.

- Pues te la llevas a rastras - dijo él - trae también a Michael, él seguro sabe como derrotarlo.

Asentí y salí corriendo en dirección al campamento, mientras corría pude oír como Ivar peleaba con el bijuu, tras cinco minutos de carrera llegué al campamento y desperté a Michael y a Kaguya, les explique lo que había pasado y Michael estuvo de acuerdo en ayudar, Kaguya no quería pelear contra el bijuu pero tras convencerla de que le devolveré su hagoromo y de que haré una cosa por ella sin rechistar accedió a ir, les guié por el bosque mientas oíamos como peleaban la serpiente y Ivar, cuando llegamos al punto donde estaban podía ver a un Ivar cansado con la ropa que llevaba puesta rota y con una garras de lobezno que tenia puestas en las manos, imagino que esas garras serán su arma, Kaguya convocó los vientos más huracanados que pudo y mando a volar al bijuu por los aires, nos acercamos a Ivar y le dimos los primeros auxilios.

- Kaguya - dije seriamente - quédate con Ivar y cuídalo.

- Está bien - ella contestó y Michael y yo nos fuimos a donde había caído el bijuu.

Michael me contó que lo derrotaron por primera vez haciendo que bebiera alcohol para que se emborrachase y así sellarlo, también me dijo que debería tener cuidado con sus escamas ya que dentro de su cuerpo está kusanagi, la espada más afilada y poderosa de Japón, cuando le encontramos él se estaba peleando consigo mismo sobe como podía haber caído tan fácilmente y cuando nos vio sus rostros se endurecieron.

- Vaya - dijeron al unisono - un hijo de Susanoo.

- Así es - contestó Michael.

- Todavía  recordamos como tú padre nos quitó a nuestro sacrificio - dijo molesto - y luego hizo que me emborracharan para luego sellarme en la peineta de esa mujer, pero aquí no hay alcohol, ¿como vais a derrotarme?.

- Por aquí hay mucho musgo que puede provocar alucinaciones - dije - solo tenemos que hacer que lo respires.

- Inténtalo - dijo el bijuu.

Se lanzo con sus ocho cabezas a atacarnos pero logremos esquivarlo en el ultimo segundo, Michael intentaba controlar la humedad del ambiente para hacer que apareciese agua, yo hacia todo lo posible para ganar tiempo a Michael, decidí guardar mi guadaña para pelear con mis katanas gemelas que lograba manejar mejor en caso de rapidez, mientras bloqueaba dos ataques una tercera cabeza me embistió y me mando a la  copa de un árbol que estaba cerca y luego caí estrepitosamente en el suelo, cuando intente levantarme una mano se posó en mi hombro, me dí la vuelta y vi a un hombre vestido de traje de color marrón pelo negro cortado al estilo militar, ojos de color amarillo y una cicatriz que le cruzaba el ojo izquierdo de arriba a abajo, él también era muy alto.

- ¿Eres Aru-sama? - él me preguntó y yo asentí - buenas noches Aru-sama soy Gabriel, un demonio al mando de la reina Paimon - él se presento - me encargó entregarle esto cuando le encontrara - dijo mientras mostraba un arco hecho de hueso de color blanco adornado con algunas plumas en lo alto del arco, la cuerda era muy tensa hecha con un tipo de cuerda que solo había visto en el takamagahara.

- Es mi arma que apunta al sur - dije mientras cogía el arco - muchas gracias Gabriel - dije y él se fue en una nube de polvo - veamos ahora quien va ha ganar.

Me subía a los arboles que tenia más cerca y encontré un lugar perfecto para dispara a sus colas, Michael estaba corriendo esquivando los incesantes ataques del bijuu, cuando tensé la cuerda del arco apareció una flecha de la nada, genial tengo flechas infinitas, apunté a una cola que estaba más o menos quieta y lancé, el bijuu gritó de dolor mientras una de sus cabezas me miro e intentó lanzarse contra mi pero la flecha que le había lanzado le había atravesado la cola y  clavado en el suelo haciendo así que no se pudiera mover de ese sitio pero sí podía atacar así que me dirigí hacia distintos puntos para clavar flechas en las demás colas que él tenia dejando solo su cabezas para atacar, le lancé una ultima flecha que acertó en el centro del bijuu, en ese momento aparecieron Ivar y Kaguya de entre los arboles y cuando vieron al bijuu clavado en el suelo se quedaron con la boca abierta.

- Es que yo nací arquero - dije con una enorme sonrisa - ¿como te encuentras? - pregunté a Ivar.

- Mejor - dijo sin dejar de mirar al bijuu - ¿lo has hecho tu?.

- Sí, este arco tiene flecha infinitas - dije levantando el arco antes de guardarlo en la corona de mi reloj - eso me recuerda que hiciste un promesa - dije al bijuu.

- Sí claro - dijo felizmente - nunca antes había conocido un guerrero me hubiese vencido sin ser un dios, haré el pacto contigo.

Las caras de Michael y Kaguya se volvieron blancas y con la boca abierta de par en par, me acerque al bijuu y junté mi frente con la frente de la cabeza central que era la que estaba al mando.

- A partir de ahora estoy a tú servicio señor - dijeron todas las cabezas - sí me necesita estaré en la pulsera de su muñeca izquierda.

Él desapareció en un brillo que fue a mi muñeca izquierda y se combatir en una pulsera en forma de serpiente, al parecer no tiene mucha imaginación.

El Niño Prohibido: La Diosa EncarceladaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora