El Niño Prohibido: La Diosa Encarcelada

El bosque tiene una diosa un poco loca

Me quedé mirando la pulsera donde residía el bijuu y pensé, ¿cuantos más habrá?, imagino que habrá por lo menos uno más, es decir, por lo menos nueve ya que había un bijuu más fuerte que Yamata no orochi, cuando me dí la vuelta vi a Michael que me miraba sin comprender lo que había sucedido en este instante y Kaguya estaba pálida como la nieve.

- Has logrado someter a un bijuu - dijo Michael - eso solo lo han conseguido los dioses.

- Ah ¿sí? - pregunté sorprendido.

- Sí, ademas esa serpiente era un bijuu muy maligno - dijo Ivar - podía controlar a los demonios, donde él residía exigía una sacrificio todas las noches y eran ocho vírgenes hasta que un día un aldeano pidió ayuda al único dios que no le asustaba hacerle frente para salvar a su hija y fue Susanoo - él explico - él mando emborrachar al bijuu para que se durmiera y rescatar a la hija del aldeano convirtiendo la chica en una peineta.

- Por eso no le gustaba Michael - dije.

- Sí, a ningún hijo de Susanoo le gustan las serpientes - Michael dijo - pero tenemos que darnos prisa, en marcha.

- Pero si son las tres de la mañana - se quejó Kaguya - durmamos un poco más.

Con tal de no escuchar sus quejas dormimos hasta el amanecer, mientras hacia la guardia mandaba mensajes a Alex para saber como estaba, resulta que los del campamento están mejor sin mi, con la presencia de mi hermana dice Alex que se comportan mejor, claro ellos piensan que ella es inofensiva pero si se enfada puede arder troya por una segunda vez, cuando amaneció guardamos las tiendas de campaña y seguimos caminando por el bosque de los suicidas, a lo lejos se veía el monte Fuji, desde allí podía sentir a los demonios que estaban en la cima, Kazama tiene un buen ejercito demoníaco, mientras caminábamos por el bosque Kaguya daba un grito cada vez que veía un cuerpo y eso era cada veinte metros aproximadamente, tras caminar por horas llegué a una conclusión.

- Estamos caminando en círculos - dije.

- Y ¿como sabes tu eso? - preguntó la princesa.

- ¿Ves ese cadáver? - dije señalando a un esqueleto que colgaba de un árbol - ya hemos pasado por aquí unas tres veces.

- Tenemos que encontrar un guía - dijo Ivar - pero ningún espíritu quiere meterse aquí.

- Normal esto está lleno de demonios - dije con indiferencia.

- Y ¿por qué no nos han atacado? - preguntó Ivar.

- Los estoy manteniendo alejados - dije - mantengo mi fuerza del alma alta para que no se acerquen.

- Aun así - dijo Kaguya - necesitamos a alguien que se sepa orientar por este bosque.

- Tiene razón - dijo Michael - tal vez deberíamos pedir ayuda a ella.

- Tienes razón - dijo Ivar - debe estar por aquí, este bosque está bajo su protección.

- ¿A quien te refieres? - dije curioso.

- Konoha sakuya no hime - dijo Ivar - diosa de las flores y los volcanes en erupción, sí te la encuentras no la hagas enfadar - dijo y yo asentí - bueno vamos a buscarla tomad - dijo mientras nos daba una pistola de bengalas a cada uno - usadlas solo si estáis en peligro o si encontráis a la diosa, si en una hora no la encontramos nos encontraremos donde Marian.

- ¿Marian? - preguntamos todos al unisono.

- Es el nombre que le he puesto al esqueleto - dijo - ahora vamos yo iré por la derecha, Aru tu por la izquierda, Michael sigue recto y Kaguya tu ve entre Michael y yo - terminó y nos fuimos a buscar a esa diosa.

Como me había dicho Ivar me fui por la izquierda de donde estábamos y camine buscando por todos los sitios en los que podría estar una persona,  tras perder el tiempo por unos cinco minutos me dí cuenta que buscar a una diosa no es lo mismo que buscar a un mortal, ella debería estar donde haya más flores o donde esté más cerca del monte Fuji (sí hay alguien que no lo sabe, el monte Fuji es un volcán), busqué un claro donde diera la luz del sol y pudieran brotar las flores, cuando llegué a un claro vi a una chica de pelo castaño recogido en una coleta y ojos verdes, ella vestía con una camisa de manga larga de color morado, por dentro llevaba una camiseta de color azul claro y unos pantalones baqueros de color azul oscuro, me pregunté que hacia allí una chica como ella hasta que vi su cara, parecía triste, entonces caí en la cuenta.

- Oye - llamé su atención - no deberías suicidarte, la vida está llena de cosas buenas - ella me miró - ademas un chica tan guapa como tu no debería pensar en ello, piense en su novio, amigos o familiares, seguro se pondrán tristes.

- ¿Quien eres? - ella me preguntó.

- Álvaro León - dije - soy de España, pero llevo viviendo aquí en Japón desde que tenia diez años.

- Tu de seguro has pasado por una vida muy triste - ella dijo - me sorprende que no vinieras aquí ha hacer lo que todo el mundo hace.

- Eso es porque tengo a unas personas que se pondrían tristes si me muriese - dije y ella me miró confusa - hablo de mi familia y amigos, Tori-nee, mi hermana, Michael, Alex, Sally  y Percy (no me pertenecen ningún personaje de la saga Percy Jackson), por eso no lo hago.

- Es una buena respuesta semidiós - ella dijo y yo me sorprendí - soy la diosa protectora de este bosque, Konoha sakura no hime pero llámame Konoha Sakura, os he oído que necesitáis un guía y lo haré si me prometes que después de esta misión iras a hacerme un favor - ella dijo y yo asentí - ¿podrías ir ha buscar a Tony?, es mi hijo y viene de Canada, él ya sabe de los dioses y vive en Tokio, lo reconocerás en seguida, él tiene el pelo rubio corte de punta, ojos verdes y está fuerte en su anterior instituto era un jugador de futbol americano, ¿lo harías por mi? - asentí - menos mal, porque si no te habría mandado a la boca de una planta carnívora.

- No creo que a mi madre le haría mucha gracia eso - dije y de repente se oscureció el sol durante unos segundos - ¿lo ves?, pero bueno el no me atacará ¿verdad? - pregunté y la diosa asintió - pues vale iré a buscarlo cuando termine esta misión, ahora te toca a ti guiarnos por el bosque - ella asintió de y yo disparé mi bengala para llamar a los demás.