Cap. 31 - ¡Ups!

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Cap. 31 - ¡Ups!

Estoy en clases de psicología, sí, esta también la tengo Rachel.

La cabeza me está matando, y el profesor Marshal no ayuda con sus gritos. Me tomé como cinco pastillas para la resaca, así que también estoy algo dopada.

Me sostengo la cabeza con los dedos para no caer y morir. La compañera de alado mío está repiqueteando en bolígrafo, me tiene harta.

— Eh, ¿Rosie, no? —. Le toco el brazo para llamar su atención, se voltea con una sonrisa, aún sonando el lapicero en la mesa, molestándome más —. Tuve un fin de semana terrible, ¿podrías dejar de hacer eso con tu bolígrafo? Me está matando.

— Oh, claro. ¡Lo hubieras dicho antes!

Le doy una sonrisa pesada y vuelvo a voltear hacia la pizarra. El profesor Marshal es un viejuco, bajo, de cabello canoso y panza abundante.

Revisa su reloj y nos hace una seña con la mano — Ya son libres, es hora.

Todo el mundo sale como un cohete del aula, dejándome a mí y al profesor solos en la enorme habitación.

Recojo mis cosas torpemente, colocándolas en mi bolso cruzado. Ni idea de porqué me traje este bolso hoy, si se supone que siempre traigo uno más mono. No le doy importancia.

Me coloco el bolso y, cuando estoy a punto de salir, el profesor Marshal habla.

— Señorita Thomson, si está tratando de disimular la reseca, no lo está haciendo bien.

Lo ignoro, y sigo mi camino como si no lo hubiera escuchado. No pasa mucho tiempo hasta que tengo otra interrupción.

Me toman del brazo, y me llevan a un cajellón escondido. No lo había notado, pero en el acto, yo había cerrado los ojos. Los abro, y rechisto con fastidio al ver quién es. Ruedo los ojos también.

— ¿Sabes? Ayer tomé mucho por tu culpa, y olvidé todo menos lo que me hiciste, idiota.

Toma aire — Vale, te dejé en mi departamento para irme con Rachel, ¡no es para tanto!

— Uh, al menos ahora sí sabes lo que hiciste.

— ¿Estás molesta por eso?

— Por dios, Cole. Si viniste a decir estupideces mejor no hubieses venido.

Okey, tampoco es tanto, pero sí me molesta que piense que exagero.

— No vine a decir estupideces, vine a... a...

— Joder, ya —. Me voy del callejón.

Camino con paso firme al departamento. Psicología es la última clase del día, y la primera. Estos horarios son una maravilla. Cabe recalcar que la clase de psicología empieza a las nueve y media.

Eso no es lo importante, lo importante es que Cole vino a mí. ¿Qué significa? No sé. ¿Qué hice ayer? Tampoco sé. Pero voy a averiguar ambas.

***

Extrañamente, no recuerdo nada de ayer, sólo un número de departamento y el edificio. Edificio ocho, departamento equis-cuarenta.

Me dirijo a esa dirección, dispuesta a investigar. Toco la puerta, y quien sale del departamento me consuela.

— ¡Hola! Uhm, sé que es una rara pregunta pero, ¿ayer vine para acá?

Jack me ve de arriba a abajo, con la ceja izquierda alzada. No lleva camisa, ni pantalones. Está con unos estrechos bóxers azul marino.

— Creo que será mejor que pases.

***

— ¿Quieres algo? — Me pregunta desde la cocina, después de indicarme que me siente en su rojo sillón.

I Still Want You #PGP2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora