CAPÍTULO 10 - EL TERCER ENCUENTRO

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Durante el transcurso de la mañana que duraba su castigo, Valeria le contó a Perla lo que Horacio quiso hacer con ella esa noche en la cocina. Si bien se asustó por el estado en el que estaba Horacio, sintió algo en el momento que salía en su defensa, luego del cobarde ataque de Morrison. Algo que ella llamó "redención".

- ¿Así que el bruto de mi hermano te quiso violar?

- Algo así. Por suerte pude defenderme... pero tuvo la valentía de pelearse por defendernos.

- Mi hermano es así. Siempre trata de defenderme.

- Oye, oye, oye. No te agarres todo el crédito que también peleó por mí.

- ¿Por ti? Si no te lleva el apunte.

- Eso lo veremos. Pero antes quiero hacer algo.

- Qué

- Ir a ver a Valentina.

- Le diré a mamá e iremos juntas. - dijo Perla, quien tras acomodar una banca, ya había cumplido la pena de ambas amigas.

A la salida del castigo, Babi esperaba enojada a su hija por las cosas que había hecho en la entrada a clases. Todo se lo había anoticiado la directora. Aun así, le permitió a ella llevar a Valeria para ir a ver a Valentina.

Cuando llegaron al hospital, Valentina había sido trasladada a una habitación común. Sus padres habían ido a visitarla y se habían enojado mucho por lo sucedido. Cuando Babi llegó con las muchachas, Andrés las recibió. Había aguantado estoicamente la guardia y acompañó en todo momento a Valentina.

- ¿Cómo está? - le preguntó Perla a su primo

- Está muy bien. Se recupera rápidamente. Realmente se salvó de que el botellazo le pegue en una zona comprometedora.- decía Andrés con tono preocupado.

- Andrés... Por primera vez te noto angustiado y preocupado por Valentina. ¿Ocurre algo?

- ¡No! ¿Cómo crees? ¿Cómo puedes pensar que estoy...? - y se detuvo.

Perla le lanzó una mirada inquisidora con los ojos muy abiertos.

- ¿Soy muy evidente?

- Pues desde el mirador de la ciudad observo que tienes interés por ella... ¿No?

- Pues... Sí.- dijo Andrés resignándose ante su prima que lo miraba triunfante - Perla, no sabes lo que me generó el tenerla entre mis brazos. El sentirla tan débil y frágil. Sentía que me moría con ella.

- ¿Y lo sabe?

- Pues... no. Aun no lo sabe. No me animo a decírselo.

- ¿Y si un día de estos organizo algo para los dos?

- ¿Lo harías? ¿Por nosotros?

Perla asintió. Nada más quería en ese momento, que ver feliz a su amiga y si era con su primo mejor aun. Después fueron a saludarla. Valentina estaba comiendo, mientras dialogaba con Valeria que se le había adelantado a Perla. Las tres compartieron la tarde, bajo la mirada cómplice de Andrés que las custodiaba de todo.

Valentina recibió el alta a los dos días de esa última visita. Si bien no presentaba nada grave, debía guardar reposo por el desvanecimiento que tuvo. Perla iba todos los días a acercarle las actividades del colegio para que no pierda línea en las clases. Valeria cada tanto también hacía lo mismo. Y cada tanto visitaba a Perla a su casa. Una tarde, Valeria fue a casa de Perla a tomar refrescos y mientras charlaban, le volvió a contar todo lo sucedido con Horacio:

- Y así fue que tu hermano se redimió conmigo. Eso sí, todavía no me pidió perdón.

- Lo más extraño de todo esto, fue que consiguió escapar de la Guardia Civil aquella noche en casa de Valentina. Cuando llegó a casa, yo no dije nada y lo cubrí para que no caiga en manos de la justicia. Si eso sucede, mi padre seguro se muere de un infarto.

Por Tu AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora