El tiempo pasó rápidamente. Desde el terrible accidente de Diego, hasta el encuentro decisivo con Babi, pasaron exactamente seis meses. En todo ese período, se habían sucedido mil y un alternativas: Bosco, el gran amigo de Diego, había encontrado dos cosas en un mismo día. Primero su identidad, propiciada por una corazonada de Hugo que salió perfecta. Y segundo, el gran amor al conocer a Canela, la joven hija de Rosana, dueña del bar favorito de Hugo, encuentro que fuera propiciado en este caso por Diego.Valentina y Andrés, vivían sus días cada vez más enamorados el uno del otro, al punto tal que él le propuso irse a vivir juntos. Valentina no quiso, por que aun no se sentía preparada para abandonar a sus padres, sin embargo, no por eso debían separarse y menos de Andrés, quien se llevó el aprobado de los padres de la joven, aun conociendo su triste historia de vida sin un padre al lado.
Horacio y Valeria se habían distanciado un poco, debido a que el compromiso de llevar adelante la empresa familiar, a Horacio lo consumía, junto al hecho de que debía reiniciar sus estudios, los cuales los tenía muy olvidados a causa de su adicción a la vida al margen de lo legal. Aun así, no dejaban de amarse, ni de escribirse por mensajes de texto, expresándose amor en letras.
Perla decidió seguir su vida sola, hasta tanto no termine sus estudios. No dejaba de amar a Diego, pero necesitaba estar sola ya que pretendía cerrar sus estudios secundarios, para así poder ingresar a la universidad. Diego por su parte, apoyaba su decisión con un poco de tristeza, ya que no aguantaría estar solo tanto tiempo, sin embargo se sentía muy feliz debido a que había logrado algo que creía imposible: Consiguió que Babi respete su voluntad de amor hacia su hija.
Tras haber terminado con sus estudios y luego de rendir su último examen, Perla recibió una gran sorpresa a la salida de su colegio, cuando vio que parado en la entrada con su bastón en mano, la esperaba Diego. Fue corriendo hacia sus brazos y saltó hacia él. Diego soltó el bastón y la atrapó en el aire, haciéndola girar sobre él. Afortunadamente no le hizo daño, debido a que tenía bien varios huesos, pero igual, continuaría caminando con bastón.
Pero lo que más hizo feliz a Diego, fue propiciar el regreso al amor de sus padres. En todo ese tiempo que pasó y viendo como estuvo en todo momento de su lado, Gin terminó por perdonar a Hugo y nuevamente volverían a vivir juntos. Nuevamente la familia estaría unida y nuevamente volverían las andanzas junto a Katina y Luque, quienes también vivían felices sus vidas.
Sin embargo, la felicidad poco duraría en la vida de Hugo. La leucemia de Gin finalmente, terminó disparándose y nuevamente tendría una recaída. Los tratamientos no daban resultados y Gin se sentía cada vez peor. Una mañana, ya no podía levantarse de su cama, lo que terminó de preocupar a Hugo:
- Mi amor, ¿No puedes? - preguntó en alusión a si podía levantarse de la cama.
- Hugo, no me siento bien. No tengo fuerzas para levantarme. Me siento muy cansada.
- Nena, no pienso dejarte sola. Llamaré a Emergencias. No puedes estar así.
De esta forma, Hugo llamó a Emergencias y llevó a Gin de urgencia a la Clínica de Dios para que sea observada. Diego se llegó hasta allí y acompañó a su padre en todo momento. El doctor salió y se acercó a dar su parte médico.
- Lamentamos informarles que ha sufrido un agravamiento en su cuadro clínico. La enfermedad se ha disparado y se ha agravado. Su estado es muy delicado
- Doctor, ¿Hay una esperanza de salvarla? - preguntó Hugo desesperado.
El doctor hizo un resoplido desalentador y respondió:
- Solo nos queda rezar. No sabemos si podrá salvarse con este cuadro.
- Pero doctor, existe una posibilidad. Puedo donar mi médula ósea. - respondió Diego.