Tus palabras hablan de tu forma de pensar y tus acciones muestran quien eres en verdad. Hace mucho tiempo escuché estas palabras y siempre han tenido un gran significado para mí. Puedo decir lo que quiera, describirme de la forma que me plazca, pero no son las palabras las que te representan si no lo que haces. En este mundo, en aquel momento, tenía muy claro las acciones que llevaría a cabo, las cuales me representarían ante todo y todos. Mis acciones eran muy claras en ese momento cuando le dije al hombre que me dejara en paz y le dije que cuando acabara con los Ángeles lo mataría a él. Estaba segura que las acciones que planeaba cometer me harían una asesina. Sin embargo, estaba decidida a que el destino que me esperaba no sería más grande que yo.
Cuando advertí al hombre de lo que le haría me miró tan engorroso que podría pensar que en cualquier momento me sorprendería con un movimiento inesperado y me asesinara. Estaba muy asustada en ese momento pero no podía actuar de manera sumisa ante cualquier suceso.
-Tu no me conoces Maelis, y no te gustaría hacerlo-dijo molesto ante mi amenaza.
-Es lo bueno que tenemos, yo no te conozco pero tú tampoco me conoces y no sabes de lo que soy capaz de hacer-dije con mi cabeza en alto y la voz muy clara.
El hombre se retiró sin decir una palabra con su sangre ardiendo en molestia y desapareció tras la espeza maleza del bosque. Me quedé mirando hacia el bosque unos minutos cuando sentí un agudo dolor en mi pecho, tan fuerte, que pensaba que me esgarraba. Comencé a pedir ayuda a gritos pero fui interrumpida por una falta de aire que me privó de mi voz. Sostenía mi cuello con las manos y trataba de llegar a levantarme del suelo para atrapar el aire, pero mis extremidades parecían adormesidas.
Luego, todo se detuvo y comencé a respirar suavemente reponiendome. Me levanté suaveme y toqué mi pecho. Mi corazón latía a un ritmo más pasivo de lo normal y sentía como si mi pecho fuera tan duro como la textura de la roca en la que estaba parada. Cuando por fin pude reponerme de mi gran susto. Abandoné la piedra, crucé el bosque e iba en busca de la Reina. Imaginaba que ella me podria ayudar o sabría que me pasaba. Cuando llegue al callejón Acijom a las afueras del Reino fue cuando entre oficialmente a "Transilvania".
- Maelis ahí estas-dijo desesperada Gabriela, una de las aldeanas.
-Gabriela, han despertado? Se encuentran todos bien?- pregunté sorprendida a la chica de los ojos rojos y palida.
- La mayoría lo estamos Maelis, pero muchos no sobrevivieron a la transformación. La reina te a estado buscando.
Asustada de lo que me podría encontrar fui enseguida al Castillo acompañada de Gabriela en una carrera apresurada. Cuando llegamos al arco de tronco en la Estrada del Reino la mayoría había despertado y solo unos cuantos no habían podido ser capaz de levantarse, y permanecían sobre un ligero charco de su propia sangre. Veía como algunos padres lloraban por que sus niños no llegaban a levantarse. Se suponía que con esta transformación nos hiciéramos fuertes y no menos. Y como era de suponerse el hombre ni siquiera se mostraba para dar la cara ante la situación. En esos momentos escuché a la Reina que me llamaba y corría hacia mí desesperada sosteniendo su largo traje.
-Maelis, que bueno que haz llegado, necesitamos de tu ayuda, muchos de los personales del palacio no despiertan. Tu acompañante no a venido para explicarnos que ocurre y las personas están muy alarmadas.
-Hace unos minutos estuve con él en la roca de la montaña- Respondí.
-A donde pudo ir?- preguntó Gabriela.
-No lo sé. Mientras tanto intentaré calmar a las personas. Gabriela, ve con un grupo de...Vampiros. Busquenlo en donde sea.
-Sí Maelis.
ESTÁS LEYENDO
Los Nietos de Drácula
VampireTras la caída del sol, las almas vulnerables caen en el agujero oscuro de la muerte. Algunos dicen que la muerte es señal de que hubo vida una vez, pero en aquel extraño mundo de tinieblas, la maldición persigue a los seres atrapados por el mal. Y u...