Complicado ser yo

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La observo sin que ella se dé cuenta, es pequeña, al menos luce así caminando a mi lado, su cabello castaño, su piel blanca, la sonrisa que juguetea en sus labios, ese vestido que trae, le queda muy bonito. Es una chica guapa, pero he conocido a muchas chicas guapas, incluso más guapas que ella. Si solo necesitara de la belleza para enamorarme, lo estaría perdidamente de mi mismo.
Es verdad que he jugado con los sentimientos de tantas chicas, he dormido con muchas y no he logrado querer a ninguna de ellas. Pamela es la hermana de Ana, no quisiera romperle el corazón a ella también, me gusta mucho, pero no la quiero. Si sigo con ese capricho de enamorarla, estaré jugando con ella. Puedo engañar a todos, pero yo, yo sigo queriendo a Isabella.

Desde que sé que está nuevamente en la ciudad, no he dejado de pensar en ella, la odio, siento que la odio, ella me dejo sin ninguna verdadera razón, yo la amaba, la amo justo ahora, pero no puedo dejar de querer lastimarla, ahora soy una mala persona por culpa suya.

Pero si ella viene a mi, no dudaré en atraerla a mis brazos , si sus ojos me suplican amor, no dudaré en mirarla con adoración, si sus labios suplican mi perdón, no dudaré en confesar que la amo y la he amado por encima del dolor y del odio.

- ¿Te pasa algo?- la oí murmurar.
- No. Me perdí en mis pensamientos al observarte- le confieso.
Me pone los ojos en blanco, es muy seria conmigo, esta a la defensiva, pero es mi culpa.
Observo una vez más su rostro, no tiene expresión alguna, se ha quedado viendo a un punto por bastante tiempo, sigo la línea de su mirada y me encuentro a Isabella sonriendo con un par de amigos y amigas. ¿Qué hace ella en una fiesta tan corriente?
No parece estar sufriendo por mi rechazo en la fiesta de bienvenida de mi hermano.
¿Por qué ella puede llegar y poner mi mundo de cabeza sin previo aviso?
Vuelvo mis ojos hasta el rostro de Pamela, tiene sus ojos un poco brillantes, me mira pero no dice nada. Arold, creo que así se llama el tipo que le ofrece trago.
Asiente un poco distraída, ¿qué puede estar pensando? No quiero lastimarla, es muy linda, puedo jurar que es tan ignorante de experiencia, que sería pecado lastimarla.
Me sorprendo a mi mismo cuando le doy un beso en su mejilla, se ruboriza, me encanta ese color carmín en sus mejillas. ¿ por qué hago esto? Quiero protegerla de cualquiera, pero me cuesta tanto dejarla en paz, posiblemente sea de mi de quién deba protegerla. Pero quiero conocerla.

- ¿Es ella Isabella?- me pregunta sin mirarme a los ojos.
Doy un leve Respingo por su pregunta.
- No te fijes en ella- le pido.
Se queda en silencio por varios segundos.
- Lorenzo, ¿ por qué no vas y hablan?- dice bajito. Con toda la música que hay puedo rescatar a penas susurros de su voz.
- No- le respondo furioso.
¿No puede simplemente disfrutar de la fiesta?
Toma el trago que hay en su vaso, huele muy fuerte. No me gustaría verla ebria.
- No tomes más- le ordeno. Su amiga, morena y agraciada, le sonríe a Pamela incitándole a beber más.
- Tú no me dices qué hacer Ozhera- me dice.
Rosario y Arold se ríen al escuchar a Pamela. Par de tontos. Quiero arrastrar a Pamela conmigo fuera de esta fiesta.

Vuelvo mis ojos a Isabella que viene hacia nosotros. Sonríe sin timidez, ¿qué hace?
- Hola Pamela - besa la mejilla de Pamela, es ligeramente más alta que ella por unos cuantos centímetros.
Pamela no le responde, le ha tomado por sorpresa.
Isabella me mira con esos ojos verdes que he vuelto a mirar después de dos años.
- Lorenzo- ella acerca sus labios a mi cara. Me alejo con asco.
He tomado de repente la mano de Pamela. Me ve con los ojos brillosos por el alcohol, tiene acelerado el pulso. Lo siento en mi piel.
Hace un esfuerzo por soltar su mano de la mía, pero aprieto con más intensidad.
- Ya vete- le pido groseramente a Isabella.
Ella mira a Pamela, le sonríe, ignora a todos los demás.
- Está bien- me responde ella. Sus ojos me delatan tristeza. Seguro es falsa, la he visto reír hace unos minutos.

Sigo apretando la mano de Pamela, regreso a ver sus ojos marrones. Baja la vista de repente y no entiendo qué sucede.
- No me uses- murmura. Tira de su mano con fuerza y la dejo ir.
- No lo hago- miento.
- Lo haces- ríe amargamente y creo que le hago daño.
- Cree lo que quieras Pamela- le digo. Debo alejarme de ella, terminaré lastimándola.
- Me voy- anunció para todos.
La veo beber más de un solo sorbo.
¿qué trata de hacer? ¿quiere emborracharse?
- No bebas más- le recrimino enojado.
- ¿Estás preocupado? Seguro es parte de tu actuación para ella ¿no? ¿ qué debo hacer justo ahora? ¿ hago una pataleta porque no me dejas beber?- los ojos se le van llenando de lágrimas. Se las limpia antes de que caigan por sus mejillas.
- De verdad no tomes- le pido. Le agarro la mano suplicante. Me la llevaré de aquí.
- Solo aléjate Lorenzo- me pide. Frunce el ceño ahora con una expresión más dura. Y tira de su mano para soltarse de la mía.
- Bien.

Ella no significa nada para mi. Si quiere beber que lo haga. En fin, está con sus amigos , ellos cuidarán de ella por si toma de más.

Busco en mis pantalones las llaves del carro de Cristhian. Manejo hasta el edificio dónde vive Ana. No subiré en el ascensor, estoy muy fastidiado. Su departamento es el 404, ir por las escaleras me hará bien.

TE ELIJO A TIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora