Capítulo 4

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-Pues, déjame conocerte, por favor Oliver.

No puede ser, él no me conoce, no sabe cómo soy.

-¿Dijiste... Oliver?- rogué por haber escuchado mal.

-Sí, eres Oliver... si no mal recuerdo, Oliver Woods, ¿cierto?

¿Cómo es que me conocía?

Un sonido aturdía mis odios, cerré los ojos esperando que se calmara y cerré la puerta a la cara preocupada de Cal.

Corrí a la cocina y tomé una bolsa de plástico. De regreso a la puerta tomé una pequeña libreta y una pluma negra del escritorio.

Me senté frente a la puerta y escribí en la primera hoja.

"¿Cómo es que sabes mi nombre?"

Arranqué la hoja de la libreta y lo pasé por el pequeño espacio que separaba la puerta del piso.

Escuché como Cal daba unos pasos y cerraba la puerta de su departamento. Genial, ahora me quedaría sin respuestas. Segundos después escuché la puerta abrirse y pasos acercándose.

Pegué mi oreja a la puerta y pude escuchar como la ropa de Cal hacía fricción al chocar con la pared, tiempo después la hoja volvió a pasar por debajo de mi puerta. Esta vez con la respuesta en rojo.

"Te conozco Oliver, es una historia larga, podemos hablar en vez de escribir?"

Tomé la hoja y la coloqué dentro de la bolsa de plástico.

-Bien, dime cómo es que me conoces- hablé fuertemente para que mi voz pasara de la puerta.

-Íbamos en la misma primaria.

Eso me sorprendió, yo había intentado desde hace mucho borrar todos los recuerdos de esa época. Un escalofrío recorrió mi cuerpo y me abracé a mi mismo.

-¿Cómo es que me reconoces?- mi voz temblorosa apenas consiguió salir de mis labios.

-Tus ojos son inconfundibles, tu respuesta de "no me gustan las personas" y las heridas en tus manos.

-¿Cómo sabes que...?

-Tus guantes tienen manchas de sangre- vi las palmas de mis manos y en efecto, había manchas rojas en algunas partes de la blanca tela- Oliver... ¿eres misofobico?

Esa pregunta me dejó aturdido, de nuevo comenzaba a hiperventilar.

-¿C-cómo lo sabes?...

-Tus guantes blancos son para no tener contacto directo con lo que tocas, ¿verdad? Y esas heridas en tus manos es por lavarte frecuentemente.

Llevé las manos a mi cabeza y contraje las piernas a mi pecho.

-¿Cómo sabes que es misofobia?

-Mi abuelo era psicólogo, leí un libro de fobias que él tenía. Además, eres antropofobico.

Esa no fue una pregunta.

-No me psico-analices, por favor- dije en tono brusco, casi gritando.

-Podría ayudarte.

-¿Qué?

-Podría ayudarte. Quiero ayudarte.

-¡Jajajajaja!- reí histérico- ¿quién querría ayudar a alguien como yo?

-Yo, Cal Waters, porque estoy enamorado de ti Oliver Woods.

-¡Deja de decir mentiras!- cubrí mis oídos, todo a mi alrededor se volvía borroso.

-Desde hace ocho años que me gustas Oliver- soltó una risa ahogada- te lo dije cuando tus llagas comenzaban a ser visibles. Te dije que me gustabas, pero tus palabras fueron: "no me gustan las personas, y el amor entre dos chicos es asqueroso".

No recordaba nada de lo que Cal me decía. No quería recordar nada de lo ocurrido en la primaria, en especial hace ocho años.

-Entiendo que tu respuesta haya sido esa, pues éramos sólo niños- continuó, y pude apostar que estaba sonriendo-. Aún me gustas, y porque me gustas déjame ayudarte, por favor.

-No quiero ayuda- contesté tajante.

-¿Por qué? ¿No quieres estar mejor?

-No tengo razones para hacerlo.

-Pues... me tienes a mí.

Reí burlonamente, tomé la bolsa de plástico, la libreta y la pluma y me levanté del lugar.

-Buenas noches Cal.

-No, Oliver, por favor no te vayas.

-Por favor no te acerques a mí.

Di medía vuelta y me alejé de la puerta. Tiré la bolsa con la nota a la basura y volví a dejar la pluma y la libreta en su lugar.

Fui directo al baño, necesitaba relajarme. Me quité toda la ropa y tiré los guantes, ahora tenían sangre y seguro había demasiados microbios en ellos.

Me miré al espejo. De mi piel pálida sobresalían un par de ojeras, producto del insomnio ocasionado por la desaparición de Cal, y de seguro hoy por la noche se volvería más intenso su color, pues dudaba poder dormir después de todo lo de hoy.

Me metí a la bañera llena de agua y mojé mi cara.

Los recuerdos de lo que pasó hace ocho años comenzaron a llegar a mi cabeza, paren, ¡paren!

Tomé la esponja que usaba para bañarme y comencé a tallar mi cuerpo. Pasaba la esponja violentamente por encima de mi piel ocasionando algunas nuevas llagas sobre la pálida piel de mi brazo.

Mis desesperados gritos pidiendo ayuda esa vez asaltaron mis tímpanos.

-Paren... paren... ¡NO ME TOQUEN!- grité mientras mi cuerpo temblaba- Cal... por favor, salvame.

Abracé mis piernas y escondí mi cara entre mis rodillas, mis ojos picaban y gotas saladas rodaban por mis mejillas.

En serio, ¿cómo es que Cal podría querer a un desorden como yo?

No Me Toques [Yaoi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora