Simplemente Tú ( 5to libro-Serie Todo lo que Soy) (Editada)

Prólogo

Simplemente tú

(By: Adriana Rangel)

Prólogo

     El recuerdo del sonido del mar, aquella mañana, era como una invitación a sus oídos. Una parte de él deseaba regresar con su vida en alta mar. Él era un hombre de alta mar. Lo que tanto le apasionaba desde que era un niño. Se recordaba a sí mismo viajando al sur de Inglaterra. A Portsmouth junto a su padre, quien siempre le había animado en su sueño, sabiendo lo que le esperaba al ser el tercero en línea en un título nobiliario. No heredaría más que el prestigio de pertenecer a una ilustre familia aristócrata. Pero carecería de una fortuna que le hiciese heredero de grandes propiedades. Su fortuna sería tan reducida, que se vería obligado a ejercer una profesión al crecer.

   Y servir a la corona, en el ejército, era una ilustre profesión.

    Aquel hombre cerró los ojos por un instante, mientras el pasado se volvía presente. Un presente que le hacía añorar esa inocencia del pasado.

    Se había detenido al ver la llegada de un barco en el puerto de Portsmouth. Las gaviotas volaban a su alrededor, al mismo tiempo que se podía admirar un hermoso cielo soleado.

— Richard...— le había llamado su padre, mientras se acercaba al ver que se había quedado atrás.

— Algún día seré como ellos y viviré en el mar...

— Muy bien, es bueno tener sueños...Algún día te convertirás en el dueño de algún navío y serás el capitán... Pero es momento que nos apresuremos o se nos hará tarde.

— Seré un capitán... —expresó imaginándose siéndolo, mientras una sonrisa se dibujaba en su rostro—. Me llamarán Capitán Richard Lansdowne. Y seré conocido como un hombre de bien y navegaré por todos los mares....— suspiró orgullosamente.

— Para eso debes seguir estudiando como lo has estado haciendo y jamás rendirte en tu sueño... Pero lo lograrás siempre que creas en ti.— su padre acarició su cabellera y siguieron su recorrido a aquel lugar donde su padre se dirigía a recibir un viejo amigo que le había citado en aquel lugar.

— Yo creo en mí... Por eso me gustan los libros. Con ello aprendo a conocer otros mundos.

— Recuérdame que te he prometido comprarte un atlas en este viaje.

— No lo he olvidado...— sonrió al saber que pronto tendría otro libro para su pequeña biblioteca.

     Ese sueño lo había cumplido. Pero el que siguió después de ese, realmente nunca había llegado y nunca llegaría.

     ¿No era acaso obvio que siempre se escurría de sus manos?

     Era consciente que muchos padres no lo consideraban un buen partido al no poseer una gran fortuna. Ser un tercero en un linaje aristocrático no era suficiente para mantener a una familia y ser un hombre de la milicia, era poco agradable, cuando se sabía que era un hombre que vivía más en el mar, que en tierra, cumpliendo con sus deberes con la corona inglesa.

    Y cuando finalmente había conseguido a la elegida. Había sido testigo que el amor no había sido escrito en su vida, por lo que había renunciado a él, cuando al conocer a Keyra Middlenton, había aprendido que uno ama realmente cuando es capaz de decirle adiós, para que sea feliz.