Capítulo VI

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Capítulo VI

     El duque de Huntley observó al capitán Lansdowne entrar con un semblante no muy amistoso. Algo le hacía ver que aquella no era una visita amistosa y se temió a lo peor. Aquel hombre se había enterado que él había ido a Bristol para confesarle a Keyra sobre sus sentimientos.



— Tome asiento...—le pidió y esperó a que éste se sentara—. Me ha sorprendido su visita capitán...

— Gracias por recibirme y más cuando no ha sido una visita que hagamos planeado, su excelencia. Me temo que ciertas razones me han motivado a llevar esta conversación.

— ¿Podría decirme que razones?

— Lady Keyra Middlenton y su futuro...



     Y en ese momento, el duque de Huntley, comprendió que sus temores eran ciertos.



— Podría ir al grano...— le expresó sin apartar su mirada de los ojos de aquel coronel, quien le miraba como si le desafiara.

— Esperaba que usted actuara como un caballero... No esperaba que se comportaba de una manera inapropiada con la señorita Middlenton... Tenía una mejor imagen de usted, pero me ha decepcionado completamente. ¿Cómo se ha atrevido a no responderle a la señorita Middlenton después que he roto nuestro compromiso para que ustedes fuesen felices?



     Los ojos del duque parecieron dos órbitas. ¿Había escuchado bien? ¿Aquel caballero había dicho aquellas palabras? ¿Había dejado en libertad a Keyra para que él y ella fuesen felices?



— Dispénseme... Pero no le entiendo. O creo que he escuchado mal... ¿Acaba de decirme que rompió el compromiso con la señorita Middlenton? ¿O le he escuchado mal?

— ¿Ella todavía no se ha puesto en contacto con usted?— preguntó sorprendido al ver el asombro en el rostro de aquel caballero.

— No... Más bien pensaba que estaban por contraer en matrimonio en esta temporada. ¿Por qué rompió su compromiso? ¿Por qué pensaba que debía casarme con ella?

— Fui testigo de su conversación... Y aunque debería odiarle, comprendo que cuando uno ama a alguien desea su felicidad. Y después de ver con mis propios ojos que ella le amaba a usted, pero pensaba cumplir honradamente su compromiso conmigo, supe que jamás podía atarla a mí. Es una mujer que merece ser amada y ser feliz. Y usted es su felicidad...

— Comprendo... En su lugar yo hubiese actuado igual. O enfrentado a mi oponente en un duelo. Pero veo que usted es más digno que yo...

— Entonces haga algo por mí... Búsquela y hágala feliz...— se levantó, se despidió manteniendo su compostura y luego se marchó, comprendiendo que todo había sido un mal entendido.



    Saber todo aquello le hizo admirar más a aquella dama. La culpa por haberlo herido le había hecho tomar la decisión de no ser feliz. Y comprendió que a pesar de que nunca podría ser parte de su vida, había sido un honor amarle, por que una mujer que amase de esa manera, haría a cualquier hombre feliz.



    Subió a su carruaje y decidió retomar su viaje a Londres. A su propiedad. Sabía que sus días en Inglaterra se acortaban y pronto debía volver a Jamaica a cumplir su deber. Miró por última vez aquella propiedad del duque de Huntley y le deseó felicidad. Después de todo, no era un mal hombre, porque a igual que él, deseaba la felicidad de Keyra.

Simplemente Tú ( 5to libro-Serie Todo lo que Soy) (Editada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora