My Same

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No sé qué se apoderó de mí en ese momento. Tal vez fue la presión por tener que escribir otra canción, o tal vez la plática que acababa de tener con mi madre; o seguramente el probable hecho de que nuca más volvería a ver a este hombre; lo que me hizo de una forma no muy propia de mí, una chica tímida, agitar mis pestañas coquetamente hacia él y decirle.

-Tal vez si tienes suerte, para la próxima fotógrafo...-Dije mientras me alejaba....


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Llegue a mi casa justo a las 6:00, me apresure a lavar los trastes sucios que había de la mañana y a sacar basura. Quince minutos después me encontraba en la ducha, al salir me puse mi bata y coloqué una toalla en mi cabeza mientras decidía que ponerme. Al final opte por unos leggins negros y un blusón negro con zapatos y bolso color nude. Me seque el cabello y lo arregle en un sencillo recogido, después me maquille; base, algo de polvo, delineado fino, algo de rímel, y evite el rubor ya que casi todo el tiempo me sonrojo, por lo cual no es muy necesario.

Me encontré saliendo de la casa a eso de las 7:30 por lo cual llegaría a tiempo al restaurant, tome un taxi en la esquina de mi calle y llegue a Donatello's justo a las 7:55.

Al ingresar al lugar, mi madre aún no había llegado. La camarera me coloco en una mesa pequeña pero acogedora cerca de la ventana con vista a la calle, ordene solo un vaso de agua en lo que esperaba por mamá.

8:15 y no había señal alguna de mi madre, lo cual es muy raro, ella siempre suele ser la puntual y yo siempre llego tarde. No podía marcarle al móvil ya que no tenía batería, por lo que me comencé a preocupar.

Habían pasado unos 5 minutos más desde la última vez que había checado la hora, estaba a punto de ponerme de pie y salir disparada a la estación de policías para reportarla como desaparecida cuando la vi entrar al restaurante.

Me quede con la boca abierta, no lo podía creer. Mamá se veía divina. Usaba un lindo vestido lila que le llegaba un poco más arriba de las rodillas y destacaba las bien distribuidas curvas que poseía, tacones dorados, su hermoso cabello rubio recogido en un moño y un maquillaje sencillo pero encantador. ¡¿En qué momento había pasado eso?! ¿Cuándo paso por la casa para cambiarse? Esta mañana salió de la casa con sus jeans desgastados y su blusa azul de cuello de tortuga, que si bien recuerdo tiene casi siete años de antigüedad.

De repente distinguí a un hombre que caminaba detrás de mi madre, estaban tomados de la mano. Debía de tener alrededor de 40 años, alto, complexión media, cabello castaño con un par de tenues y delatoras canas por aquí y por allá que no hubiese sido capaz de detectar de no ser porque lo miraba con mucha atención. Mientras caminaban hacia mí, pude notar que ambos tenían una sonrisita tonta en los labios, y se notaba de forma evidente el nerviosismo que ambos tenían. Y de repente todo encajo. ¡OH POR DIOS!

-Hola cariño perdona el retraso, en la estética tardaron más tiempo del que pensé- me saludo con una sonrisa. ¿Estética? Mi madre casi nunca acudía a una.

-Pero que grosera soy. Hija, te presento a Robert Becker. Bob ella es mi hija, Adele.

¿Bob? así que ya hay mucha confianza entre ellos dos...

-Mucho gusto Adele, estaba ansioso por conocerte, Penny me ha hablado tanto de ti- dijo Robert mientras estrechaba mi mano.

-Me tiene en desventaja Robert, porque por mi parte no había escuchado nada de usted –Solté de manera directa mientras dirigía una mirada acusatoria hacia mi mamá, quien se removió nerviosa mientras tomaba asiento.

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