| Limbo | ItaDei |

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Abro los ojos.

Intento tomar aire pero mis pulmones no parecen querer funcionar.

Un pitido molesto logra ponerme aún más nervioso e inquieto y siento como mi cuerpo se sacude violentamente mientras escucho como la voz de un hombre grita cosas que no logro ni quiero comprender.

Mi mente viaja en medio de una nube de dolor que se concentra como un tornado en mis piernas, lo que me hace gritar hasta quedarme sin aire, la falta de oxígeno continúa quemándome los pulmones y de pronto los recuerdos me inundan la mente.

Esos recuerdos me provocan un dolor en el pecho aún mayor que el que siento en mis piernas.

"¡Debes comportarte de una maldita vez, Itachi! — La voz de Deidara gritándome me hizo enojarme todavía más, la furia me recorría la venas como si fuese un veneno que me impidiese pensar racionalmente, así que pisé el acelerador a fondo mirando de reojo como mi esposo que viajaba en el asiento del copiloto se ponía pálido producto del miedo que le daba la excesiva velocidad que el auto había alcanzado. Su temor simplemente no me importó.Mierda Itachi, baja la velocidad, te lo ruego...Me estaba volviendo inmune a sus súplicas y a sus reclamos, estaba harto de ser el supuesto culpable de todos nuestros problemas.

Una curva a alta velocidad.

Un automóvil en la vía incorrecta.

Un maldito dolor que se había posado en mi alma

Un impacto que me hizo perder la conciencia"

Grito.

Las lágrimas me recorren el rostro.

Un dolor horrible se ha concentra en mi abdomen y desciende hasta mis piernas. Lo único que quiero es preguntarle algo al paramédico que se ha sentado junto a mi y que me ha cogido la mano con fuerza mientras yo ruego silenciosamente caer en la inconsciencia para dejar de sentir este dolor espantoso.

Sin embargo me castigo pensando que me lo merezco.

—Ya verás como todo esto termina.—Dice el hombre con voz suave, yo me retuerzo en la camilla e intento volver a hablar, necesitaba hacerle esa pregunta que tenía en la punta de la lengua pero el aire me escasea y no logro emitir sonido alguno, lo único que consigo es ahogarme con mi propia saliva y romper en un ataque de tos que termina haciéndome sentir un ardor espantoso en el pecho.

"¿Acaso te cuesta mucho jugar un poco con tu hijo?

Deidara, no tengo tiempo para estarme preocupando por cosas como esas.

¡Maldita sea! Es tu hijo.

¡Será mi hijo pero resulta que el que tiene que hacerse cargo de cada maldita cosa en esta familia soy yo! Apreté el volante con fuerza para sentir que mi odio se drenaba por alguna parte y miré el camino, quería golpearme la cabeza contra el vidrio.— ¡Desde el trabajo, hasta pasar tiempo con el niño y todas las demás responsabilidades! ¿Acaso crees que no me canso? ¡Me tienes enfermo de los nervios!

—Al menos podrías haber intentado actuar un poco más agradable en el cumpleaños de tu hijo.— susurró con un tono de voz sumamente triste"

Mi hijo.

Nuestro hijo.

Ese pequeño niño que tantas alegrías nos había dado.

Junto a Deidara lo criamos con todo el amor que pudimos entregarle, intentando con todas nuestras fuerzas ser los mejores padres del universo.

¿Por qué mierda había hecho esto?

One Shots | NarutoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora