| Eterno | ItaDei |

870 68 25
                                        

A lo lejos un chico me miraba.

Yo le miré a él.

Sus ojos negros y oscuros como la noche demostraban una tristeza tan grande que por poco no se me contagia.

Aunque cada vez que le veía, su tristeza se hacía parte de la mía.

Me acerqué a él, me pareció ver surcos de lágrimas en su rostro. 

Por alguna razón, me dolió verle así. 

Me dolió ver a ese chico desconocido tan triste como nunca vi a nadie.

Y por razones que desconozco, corrí a abrazarlo.

——

Desde ese momento nunca me alejé de él.

Nos hicimos amigos inseparables desde el primer momento.

Itachi se llamaba.

Le amé más que nada en este mundo.

Creo que él también a mi.

Aunque fue una historia de amor corta.

Porque la muerte nos separó de manera dolorosa.

Tú en un mundo y yo en el otro.

¿Es difícil?

Demasiado.

Desde aquí cada día te observo y añoro volver a tocarte.

Y hay una cosa que me duele más que cualquier otra.

Y es que la enorme tristeza se ha posado con toda su intensidad en tus ojos.

Parece que no te deja respirar.

Parece que jamás te deja de doler. 

Porque tus lindos ojos negros, lágrimas no dejan de derramar.

 ——

Nuestra historia comenzó cuándo teníamos catorce años, recuerdo que tus ojos azules me hipnotizaron cuándo estaba pasando por el peor momento de toda mi vida, cuando un dolor horrible amenazaba con partirme el pecho junto con el corazón.

Me quedaste mirando durante mucho tiempo, tratando de leer mis pensamientos y cuando menos me lo esperé corriste a abrazarme, nunca entendí por qué lo hiciste, pero me pareció que tu abrazo fue tan fuerte que uniste algunas de las piezas de mi corazón que ya se habían terminado de romper.

Por alguna razón, sentí que entre tus brazos estaba en casa.

Desde ese día comenzamos a reunirnos en el parque en el que nos conocimos.

Parecía que te conociese de toda la vida.

Generalmente no tenía la confianza para contarle cosas íntimas a las personas, pero tú me inspiraste tanta confianza, que no demoré ni dos segundos en lanzarme a llorar a tus brazos.

¿Por qué?

Porque mi hermano menor estaba muerto, una enfermedad hereditaria le había robado la corta vida que tuvo, cinco años de sólo sufrimiento.

 —— 

Gracias a ti pude superar su muerte.

Gracias a ti, no bajé mi rendimiento en el instituto.

Eras mi única razón de felicidad, mi madre y mi padre peleaban por culpa de la pena que sentían por la muerte de mi hermano, yo simplemente me alejaba de los problemas, no me gustaba pelear con ellos, me hacían doler el alma.

One Shots | NarutoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora