Sangre

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(Primera persona-Sora-)

No lo podía creer.
Volví al baño y notaba los latidos de mi corazón más acelerado que nunca.

Oía como se reían de la joven a la que habían matado nada más entrar.

-Jajajaja Mira su cara de miedo.

-Que patética. Decían entre risas.

-Mierda, son bárbaros.. murmuré aterrada.

Volví a asomarme y ví que iban armados.. espadas, mazos, hachas...
Eran muchos.

Ya lo entiendo todo...
Ahora entiendo las palabras sin sentido de Cholo.
Evacuan a los profesores, faltan los nobles a clase, en todos los institutos, bárbaros...
¿Así es como prentende reprimir al pueblo el gobernador?
Matando a los hijos de los aldeanos, para que cunda el pánico...
Me asomé por la diminuta ventana del baño y ví que en la puerta había seguridad para que nadie entrara ni saliera.

Volví a asomarme y ví como entraban en las clases, mientras escuchaba gritos y risas por parte de los bárbaros.
Se dispersaron por el instituto.
Me acerqué a una de las clases y solo podía ver sangre y personas agonizando.
Volví al baño, sin saber que hacer, tenía que pensar antes de actuar.
Recordé a Mei, donde estaría...
Me volví a asomar por la ventana y en la pista de deportes estaban sacando a alumnos indefensos, me quedé mirando viendo como los degollaban uno a uno, mientras buscaba alguna cara familiar, pero no podía continuar mirando aquella masacre.

Fuí al cuarto de limpieza, y le arranqué a una escoba el palo, intenté retorcer la punta para que pinchara, aunque me costó más de lo que pensaba, era lo único útil que había allí.
Me quité las pesas de los tobillos y los brazos, y la chaqueta.
Estaba deseando unirme a la fiesta.
Tenía que encontrar a Mei y salir de allí como sea.

Salí sigilosamente.

El instituto era un baño de sangre...

-¡Hola monada! Gritó una voz desde el otro lado del pasillo.

Era un hombre joven con una mascarilla negra en la boca y con una sierra enorme. Limpió la sierra de sangre e intestinos y comenzó a correr hacía mí.

-Mierda...
Comencé a correr hasta el final del pasillo, resbalé con la sangre del suelo, pero me levanté y seguí corriendo.

-Ojala todos los días de instituto fueran así. -Me dije a mí misma.

Entré a una clase.
En ella había una asesina con una espada, que estaba acorralando a un chico.
No me lo pense dos veces y salté sobre ella clavándole mi arma provisional en la nuca.

-!Asquerosa cria!
Se abalanzó con su espada pero yo la frene con el palo y lo partió en dos.

El chico de detrás la agarró del cuello y yo, rapidamente, clavé la punzante lanza en su pecho.
No era suficiente, como mi arma no era lo suficientemente buena, se la clavé una y otra vez, hasta que mi camisa blanca cambió a color rojo, no pensé en parar, ni siquiera pensaba lo que hacía, mis brazos no respondían a mis ordenes.

Miré hacia un lado y ví a aquel muchacho, más joven que yo, horrorizado.

Miré hacia un lado y ví a aquel muchacho, más joven que yo, horrorizado

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Intenté calmarlo.

-Tranquilo...Vamos a salir de aquí.

-No me dejes solo, por favor.- Dijo agarrándome del brazo.

Cogí la espada.

-Soy Felipe¿Cómo te llamas? Dijo.
-Soy Sora.-Dije sonriéndole.
-Gracias por lo de antes...

Era un chico bajito, de pelo castaño y con unos grandes ojos marrones. Era pequeño y parecía un poco inocente.

-¿Qué esta pasando? Dijo al mirar a su alrededor.

-No lo sé. Dije.

Cuando ví que... Felipe cambió la cara por completo.

Sentí una presencia detrás de mí y me giré alzando la espada con todas mis fuerzas y ví al hombre de la sierra justo detras de mí.
Su sierra acabó en la otra punta de la habitación del golpe de mi espada.

-Increíble...-Exclamó Felipe con su voz aguda.

-Demasiada fuerza para ser una niña... -Dijo el bárbaro.
-En fin... mi especialidad es el cuerpo a cuerpo.- Dijo entre risas.

-Jajaja Qué coincidencia -Le dije y tiré mi espada a un lado.

-Vaya, vaya.. Estás convencida de que podrás conmigo.- Dijo.

Me dispuse a golpearlo, pero esquivó mi ataque y me pegó un puñetazo en el abdomen.

Del golpe acabé en el suelo y veía como se acercaba a Felipe.

Él se quedó inmóvil.
Me recuperé y le lanzé una mesa sobre la espalda, él vino hacia mí y trás varios golpes y puñetazos, sentía el cansancio en su cuerpo...

-No me queda otra, usaré poder mágico.- Dijo el bárbaro.

-¡Ahora! Dije a Felipe.
-El se giró para apartar a Felipe de un golpe y yo aprobeché el momento y me tiré a su cuello, retociendo su cabeza, lo que le provocó la muerte.

Me tiré al suelo para volver en mí y por la falta de respiración,  y salimos corriendo de allí.

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