Capítulo 5

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Han pasado dos semanas desde que fui a almorzar con Carla, no sé por qué pienso tanto en ella, y no entiendo por qué no me ha llamado, ¿será que dije algo malo? Espero que no.

Pov. Carla

No puedo llamarla, los nervios me están comiendo viva, es decir, ya es sorprendente que accediera a la entrevista, pero que me diera su número ya era otra cosa y otro nivel totalmente distinto a que me pidiera que la llamara por su nombre.

Bueno, tengamos en cuenta que fui yo la primera en pedírselo, la verdad estaba nerviosa, esa mujer me causa cierto miedo y altera mis nervios, quizás el número y la entrevista sólo fue cortesía, es decir, de algún modo tendría que contactarla. Me quito todas esas ideas que hay en mi cabeza y me dispongo a llamarla.

Un timbre... Dos timbres... Tres timbres, mierda contestó.

- Carla, pensé que no llamarías ya.

- Hola, claro que te llamaría, pero estaba esperando el momento oportuno, espera ¿cómo sabes que soy yo? Tu no tienes mi número.

- Como sabes, soy oficial de policía, mi teléfono esta adaptado para informarme el nombre del dueño de la línea que llama, y pues sólo conozco a una Carla Montés. - Respondió con total serenidad.

- Emmm bueno, eso es algo muy útil. - Comienzo a ponerme nerviosa. - ¿Quería saber si podríamos vernos esta semana? Digo por la entrevista.

- Si claro, ¿te parece bien el viernes a las 8?

- Sí, perfecto... ¿Voy por ti?

- Emmm si me parece bien... - No la noto convencida pero prefiero ignorar eso antes de que se arrepienta.

- Bueno entonces el viernes a las 8 pm.

- Sí, entonces hasta el viernes, adiós Carla. - Me dijo.

- Adiós inspec... Quiero decir Adiós Amelía. - Ya los nervios se estaban apoderando de mí, alcancé a escuchar una silenciosa risa pero rápidamente colgué, antes de que dijera otra bestialidad más.

La semana pasó rápido, y es viernes a las 6, y yo estoy hecha un caos, no tengo ni idea que ponerme, ni siquiera entiendo mis nervios, es decir, sólo es una entrevista, saco todo mi ropero y comienzo a probar. Me decido por unos jeans ajustados, unas botas de tacón color cafés y una chaqueta medio elegante negra, algo casual sin dejar se parecer formal. Dejo mi cabello totalmente liso, me maquillo sutilmente, pero resaltando mis ojos, porque era de noche.

Salgo del departamento y me doy cuenta que voy algo tarde, agarro el primer taxi que aparece y le pido al señor que me lleve lo más rápido que pueda a la comisaría, cuando llega le pago y le pido que conserve el cambio, el me lo agradece y se va, atravieso el estacionamiento me doy cuenta que ella apenas va saliendo, lo que me provoca un gran alivio que no dura mucho tiempo ya que veo como esta y eso me deja perpleja.

Lleva un pantalón negro, una chaqueta de cuero tipo cazadora, una blusa negra con escote redondo, sus ojos se ven como si estos alumbraran y penetraran a cualquiera que se le atraviesen y sus labios tienen un sutil brillo que hacen que cualquiera quisiera devorarlos. Bueno Carla concentrate, ella me saca de mis pensamientos con su voz.

- Carla, que puntual. - Dice mientras extiende su mano.

- Muchas gracias. - Le respondo mientras le estrecho la mano. - Bueno ¿vamos?

- Sí, espera voy por los cascos.

- ¿Qué? Los cascos, pero ya llame un taxi.

- No te preocupes, cancela el servicio. - Me responde como si lo que hubiera dicho fuera un problema estúpido.

- Pero yo no puedo irme en tu motocicleta.

- ¿Por qué?

- Primero porque no hay casco para mi, pueden arrestarnos, así tu seas policía, segundo porque es peligroso que vaya sin casco, no es correcto y tercero me muero de miedo. - Se queda callada por un momento como si estuviera esperando algo.

- Para casi todos los punto te tengo la solución. - Dice mientras el guardia le entrega dos cascos. - Sólo falta que puedas controlar tu miedo, además no puedo dejar la motocicleta aquí, pueden reternerla, así yo sea policía. - Hace una cara de expresión de "lo siento, es inevitable", se ve tan tierna.

- Si tienes razón. - Odio esto.

- Entonces que dices ¿enfrentas tu miedo?

- Sí. - Respondo y le le sonrío, aunque ya estaba muerta de los nervios, tenerla a mi lado no era fácil y ella no ayuda pidiéndome que me valla en su motocicleta.

Ella sonríe, agarra uno de los cascos, levanta la parte de arriba, al parecer es plegable y me lo pone, todo sin dejar de mirarme a los ojos, cielos podría verlos por toda mi vida y no aburrirme, tienen ese toque de misterio que me vuelve loca, al apuntar la correa, acaricia suavemente mi mentón, haciendo que mis piernas tambaleen, al parecer lo notó porque me sonríe de la manera más hermosa.

- Listo, ya esta. - Dijo mientras se ponía el suyo, a comparación de cuando me lo puso, no tardó nada.

Se subió a la moto y por la visera me miró expectante, y le respondí con la misma mirada por un tiempo, hasta que caí en cuenta que lo que quería era que me subiera a la motocicleta, eres una estúpida Carla, me subo a lo que dice.

- Te tomaste tu tiempo en pensarlo ¿eh?.

- Cállate. - Ella sólo se ríe.

- Esta bien, como digas ¿a dónde vamos?

- Pues ¿tu qué quieres? ¿Algo público o algo privado? Donde te sientas mas cómoda. - Dije mientras estaba detrás de ella.

- La verdad me sentiría mejor si fuera en un sitio privado, hablar de investigaciones en un ámbito público no es de lo mejor. Aunque quiero que tengas en cuenta que no te arrojaré toda la información, hay alguna que es confidencial. - Dice volteando la cabeza para mirarme, nuestras cara si que están cercas, sólo que hay unos cascos que se interponen en esa corta distancia.

- Sí, no te preocupes, te entiendo en todo, y eso ya lo tenía presente. - Le respondí, luego un poco más apenada le dije. - Pues si quieres vamos a mi casa, digo si quieres si no, no hay problema.

- Tu casa suena bien. - Responde, no podía ver su boca, pero sus ojos la delataban de que estaba sonriendo.

- Esta bien, tu conduce que yo te indico por dónde es.

- Esta bien, agarrate fuerte.

No sabia de dónde agarrarme, así que me agarré de la parte trasera de donde estaba sentada a lo que ella se quedó mirando, volteó su vista para al frente y luego de un momento, tomó mis brazos y los puso en mi cintura, presionándolos con delicadeza a lo que yo me agarré con fuerza en ella. La estaba abrazando por detrás, y sinceramente me sentía muy bien así.

Te Tendré A Mi LadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora