Capítulo 8

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Pov. Amelía

Acabo de salir del trabajo, son las 4pm, un poco más tarde de lo normal, teniendo en cuenta que hoy es sábado y sólo trabajo medio día, pero también tengo en cuenta que llegué poco después de las 11am por estar en casa de Carla.

Me dirijo a mi casa para arreglarme, pero decido llamar a Carla.

- ¿Hola?
- Hola
- Amelía ¿cómo estas?
- Bien. Te recojo a las 7pm.
- ¿De que hablas?. - Mierda al parecer lo olvidó.
- Dije que te recompensaría, vamos a ir a cenar. Claro si tu quieres.
- Sí, claro, nos vemos a las 7 entonces.
- Ok, adiós.
- Adiós Amelía.

Cuelgo, y arranco en mi motocicleta, esta mujer me esta moviendo todo en mi mente, lo peor es que no le puedo permitir eso, no quiero llegar a hacerle daño, no soy mucho para ella, nunca he tenido una relación seria y si la llegara a lastimar no me lo perdonaría.

Llego a mi casa, me doy una ducha, al salir, decido que voy a preparar algo, entro a la cocina, abro la nevera y me doy cuenta que sólo hay unas cuantas cervezas y agua. Creo que vivir sola no ha dejado que compre víveres, no pienso más, agarro una cerveza y me la tomo mientras decido que ponerme. Decido ponerme un pantalón blanco con bonites negros de tacón, una camisa azul véneto y un saco tipo blaser color negro, arreglo mi cabello con unas cuantas ondas y un maquillaje nocturno. Al ver el reloj, me doy cuenta que son las 6:30, apenas para salir, voy al parqueadero y miro mi auto, con algo se polvo, así que decido agarrar mi motocicleta y me dirijo a la casa de la chica de ojos verdes.

Al llegar, dejo estacionada la motocicleta, y subo en ascensor hasta su piso, al estar frente de la puerta mis nervios comienzan a atormentarme, parezco una cría, los ignoro y golpeo. Escucho una voz que grita.

- VOY!!

Alcanzo a escuchar pasos duros y rápido y rápidamente abre la puerta una mujer hermosa, su cabello completamente liso, una blusa color salmón, pantalón negro y botines cafés, y una chaqueta negra.

- Hola Amelía. - Me sonríe y siento que moriré.

- Hola Carla... ¿Vamos?

- Sí, vamos. - Sus ojos no se despegan de los míos, ni siquiera para cerrar. Cuando cierra nos dirigimos al ascensor hasta el primer piso y al llegar al estacionamiento y como si me conociera hace mucho tiempo, conoce la rutina agarra el casco con visera corriente y se lo pone. Subimos a la motocicleta y antes de encenderla le digo.

- Veo que aprendes rápido linda. - Mierda como se me pudo escapar el "linda" .

- Arranca de una vez y trata de no matarnos. - Responde con una sonrisa, al parecer no ha notado mi error.

Arranco y ya estamos a salidas de la ciudad, me detengo en un restaurante, con cierto ambiente rústico, es especialista en asados, es uno de mis favoritos. Cuando me detengo me quito el casco y la volteo a mirar con expresión de que puede hacer lo mismo. Cuando lo hace, se baja de la motocicleta, y se queda mirando.

- Esta esta muy lindo.

- Si y la comida te hará amarlo.

- Creo que más bien a la que hizo que lo conociera. - Hace una sonrisa picara y mira al suelo, se nota que se ha apenado.

Yo no digo nada, sólo bajo de la motocicleta y la invito a entrar, cenamos tranquilas, mientras hablamos de temas de su investigación y casos similares en los que he trabajado, ella me mira con total concentración y hay veces en el que no aguanto el contacto visual y tengo que apartar la mirada, al parecer ella se ha dado cuenta y ahora lo hace con cierta malicia, lo sé por su sonrisa pícara. Al terminar, pido la cuenta y pago a lo que ella hace una cara, la verdad no sé como explicarlo pero se me hace bastante graciosa, es una mezcla entre molesta, pícara y con señas de que va a morir de la risa, luego dice.

Te Tendré A Mi LadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora