Capitulo 4; Cero.

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Eran las seis de la mañana, y Kou y yo nos encontrábamos frente a un espejo revisando las notorias ojeras que rodeaban nuestros ojos — al menos los míos —, Kou estaba bostezando cada diez segundos mientras que yo me lavaba la cara reiteradas veces.

— Santos diablos como acabe así..— le dije mientras me enjabonaba por décima vez la cara.
— Muy fácil, pasaste una noche filosófica con la adorable Cass mientras que yo me quedaba aquí intentando no caer en la tentación de fumar aunque no cuento con ningún cigarrillo — soltó un suspiro y salió del baño para dirigirse a su mochila completamente desordenada.
— No fue tan malo después de todo la razón de estas ojeras...— susurre mientras salpicaba el agua a mi cara.

Por un momento lo único que se escuchaba eran las manos de Kou rebuscando en su maleta y el chapoteo del agua en mi cara, pude oír los pasos de Kou acercándose al baño mientras yo secaba mi cara que se estaba comenzando a poner irritada.

— ¡Esto querido amigo mío es la mejor obra que dios hizo!
— Eso es...— presione a mi vista para que pudiera ver que era lo que tenía Kou en sus manos —....¿base? ¿Eso no usan las mujeres?
— ¡Oh vamos amigo! — golpeó mi hombro con su puño —. ¿Cómo crees que mi cara está tan perfecta siempre?
— Kou..— tome aire y lo retuve —..con la mayor sinceridad del mundo, ¡estamos yendo a entrenar no a jugar a las damiselas en peligro!

Kou puso los ojos en blanco y se dio media vuelta mientras tiraba "la base" en su maleta y simultáneamente se sacaba la sudadera.

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Nos encontrábamos en camino hacia el centro de entrenamiento donde se supone que un asombroso alguien está esperando a cada uno de todos los Royals de aquí. Me parecía realmente aburrido tener que levantarse tan temprano para ir a entrenar — no había mucha diferencia con lo que pasaba en casa —, o tal vez simplemente yo no quería adaptarme al mundo de los Royals.

— Noah, ¿sabias que las mulas son estériles? — Kou lo susurro para que solo él y yo lo escucháramos.
— Si, si lo sabía — le dije mientras miraba aquel polo tan cómodo que tenía puesto.
— Mi madre..— tosió—, dice que eso es por qué no fueron creada por dios, por qué las mulas fueron creadas por el hombre y eso las hace estériles.
— ¿No son simplemente híbridos? — lo vi a su rostro —. Una mula es una combinación de un caballo y un burro, son estériles por qué tal vez simplemente sus genes o células no coincidieron o que se yo, pero..
— Es que no puede todo tener respuesta — los pasos y la voz de Kou era lo único que se oía en la habitación —. Mi madre es una mujer de fe, cree en dios y aún va a la iglesia, aunque estemos en el año 3456 ella sigue yendo a misa cada día de su vida. Es por eso que ella me dijo que las mulas son estériles por qué es una invención del humano, nunca lo entendí, tampoco logre entender en ese tiempo que era Dios, ¿por qué ese tal Dios era el más poderoso? ¿Por qué podía quitar y devolver? ¿Por qué nos perdonaba tantas veces? No lo supe, pero algo en mi logró hacer de que ese tal Dios fuera importante, aún sin verlo yo creo en él y no por mi madre, si no por mi cuenta querido Noah.
— ¿Y qué pasa si no es real? — me atreví a preguntar.
— En eso consiste la fe Noah, no consiste en vestir una túnica y un rosario y comenzar a pregonar por el mundo, conociste en creer en lo que no ves. Piensa en eso, Noah.

No respondí nada por qué sentía que él tenía razón, pude divisar la sala de entrenamiento a lo lejos, puertas metálicas que no permitían la vista para ver más allá de ellas.

Kou se encontraba a mi lado, parado firmemente en una hilera como todos los que estaban ahí, cada uno al lado de otro, producía una sensación rara ver a todos así, lo más raro fue que por ese momento me sentí parte de ellos.

The Royals.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora