Capitulo 5; Miedos.

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Las luces estaban apagadas. Kou y yo estábamos en nuestras respectivas camas tapados como si fuéramos gusanos — aunque con aquel frío quien no se enrollaría —, podía oír los ronquidos de Kou mientras que yo intentaba pegar el ojo.

Me era imposible y no hablo solamente por aquellos ronquidos, también comenzaba a pensar sobre qué clase de persona era Cassandra, ¿era normal? ¿Era igual que otras chicas? ¡Por qué simplemente su jodida presciencia me alteraba!

Cogí la almohada y la coloque sobre mi cabeza mientras intentaba no gritar, Santos diablos quería mandar a Kou al diablo, sus ronquidos no dejaban que me concentrará en mis jodidos pensamientos.

Decidí intentarlo, cerrar los ojos, intentar dormir, olvidándome de los ronquidos de Kou, de la presencia de Cassandra, de mi familia, de que llevaba el peso de que yo soy el único en mi familia que tendrá que pelear. Por ellos. Por mi.

******

— ¡7 vueltas al gimnasio! ¡Ahora! — grito nuestra entrenadora, más conocida como Vilma, y que bien le guardaba ese nombre.

Kou estaba en el otro lado del gimnasio, me lo imaginaba muy claramente, un cigarro en la boca y haciendo incontables barras que lograban poner sus manos callosas.

Mientras que yo, el delicado del lugar, me encontraba dándole incontables vueltas a un estúpido gimnasio, con una estúpida profesora y muchos problemas.

Cuando iba en la vuelta 4, sentí una respiración en mi nuca, olía horrorosamente horrible, por lo cual voltee pensando que sería algún hombre. Mi sorpresa fue ver que no era un hombre, era Cassandra.

—Ca....Cassandra....que....— intentaba pronunciar bien la oración pero mi respiración entrecortada lo hacía imposible.
— Shh...— me dijo ella frunciendo el ceño —...acabo de llegar y la señorita Vill no es efectivamente un pan de dios.
— Santos...diablos...— pare de correr y me apoye sobre mis rodillas —, ¿qué hacías como para demorarte tanto?
— Le estaba consiguiendo unos cuantos cigarrillos a Kou — rodeo los ojos mientras lo decía —. Le compre unas dos cajas más para ver si así les dura por lo menos dos meses.
— Oh santos diablos, a este paso morirá de Cancer.

Cassandra no respondió, solo me sonrió y con aquella mirada tan suya, me señaló el centro del gimnasio, susurrándome un "vamos", que sonó más a un "metámonos en problemas"

Al llegar al centro, pude verla agarrar algo del piso. Eran unos guantes de boxeo. ¡Santos demonios! Ella quería o una de estas cosas:
—Entrenarme sin hacerme daño.
— Sacarme la jodida vida en tres segundos.

Tragué saliva fuertemente mientras sabía que se me vendría, era Cassandra, una chica menuda que parece no matar ni a una mosca, pero puede desfigurarte en 5 segundos.

— Te enseñaré a pelear, pequeña niña — dijo ella sin titubear y con una gran sonrisa en el rostro.
— Déjame adivinar — me puse en posición de pelea, si sabía algo de pelea, era de las películas —. Eres de ese tipo de personas que te dicen que será suave pero que te sacan hasta el alma, ¿verdad?
— Me conoces bien, para ser tan poco tiempo, ¿eh?— ella se puso igual que yo—, pero por ser tu, te lo perdonaré. Ahora, te enseñaré el primer paso.

Se acercó a mí sin intentar dañarme, estiró su brazo y yo bloquee rápidamente cerrando los ojos. Pude oír una carcajada de parte suya.

— Ese es tu primer error Noah — se acercó a mí pido y susurro —, pierde el miedo.
— Si lo sigues diciendo en mi oído, probablemente lo haga más rápido.
— Ja, ja, muy gracioso Romeo — me dijo alejándose de mí con una sonrisa.
— Estoy en busca de una Julieta que le gusten las peleas — le guiñe un ojo mientras veía cada uno de sus movimientos.

"¿Listo?" Pude escucharla susurrar antes de que viniera hacia mí a toda marcha, tiro una patada hacia mi cara que pude bloquear milagrosamente, sus golpes se hacían cada vez más rápidos haciéndome imposible bloquearlos.

Entonces comprendí algo. Que yo soy un hombre de campo, un recoge estiércol, alimenta gallinas y cuida bebes. No estoy hecho para luchar — a menos que defenderse cada 20 segundos que una chica este apuntó de patearte cuente —.

Entonces, ya exhausto pude ver el movimiento final de Cassandra, se acercó a una velocidad que ni él mismo Kou con toda su dinastía hubiera logrado tener, al intentar bloquearlo ella alzó mis brazos, dejándome desapercibido, ella formó un puño que se dirigía hacia mi pelvis, cerré los ojos esperando el golpe pero solo escuche un "Pum" de parte de ella.

Al abrirlos pude ver que con sus dedos había formado una pistola sobre el lugar en donde esperaba el golpe, saco la pistola de dedos y soplo en ella.

— Serás presa fácil si sigues así — se puso una mano en la barbilla —, no hay mucho que alguien como yo pueda hacer por ti, necesitaremos a Kou.
— Debes de estar bromeando Cassandra — escupí —, Kou solo quiere ver miles de moretones en mi rostro para después burlarse.
— ¡Oh vamos Noah! No seas una nena y vamos por tu fumador favorito.

Solo la seguí mientras caminaba, preguntándome si en verdad, lo que está pasando es real.

******

— Haber, haber, déjenme entender — Kou puso una mano sobre su cabeza —, tú quieres que le ayude a él a entrenar, ¿no es cierto? — ella asintió entusiasmada mente —, pero tú, vienes contra tu voluntad.
— Solo fui arrastrado hasta aquí por sus palabras bonitas — le dije bostezando.
— Mmm....esto se pone divertido — Kou junto sus manos —, pero primero quisiera darte una probadita. Ponte en posición guapo, que tendremos una pelea.

Kou se colocó los guantes de boxeo — nota interna; comprar unos — y se puso en posición, yo lo imite y me percaté de la mirada nerviosa de Cassandra sobre él y yo.

Kou en un abrir y cerrar de ojos se encontraba dando patadas y puñetes como si de un karateca se tratara, cada golpe era los golpes de Cassandra multiplicado por 5. Además del dolor que recibían mis brazos, mis variados intentos fallidos por intentar golpearlo eran realmente torpes.

Kou dirigió su puño a toda velocidad hasta mi rostro, diablos, cerré los ojos esperando aquel golpe que nunca llegó, por segunda vez en el día, Cassandra me había salvado, su brazo estaba colocado entre el puño de Kou y  mi nariz.

— Creo que es momento de que Noah y yo nos vayamos, Vill está a punto de venir y no queremos un problemon, es lo último que queremos.
— Como diga su majestad — dijo Kou asiendo una reverencia.

Cassandra se dio la vuelta para alejarse de nosotros, su mirada recorrió mi cara vagamente para que luego soltara un bostezo y se diera la vuelta.
Aquellos miedo a los que estaba atados, de ser herido, eran los que salían en defensa al momento de ser golpeado, probablemente Cassandra y Kou también lo tuvieron, o al menos eso me gustaría pensar.

¡Perdón por la tardanza! Se fue el internet y solo pude conectarme por computadora, y no me gusta escribir ahí, sorry!
Les agradecería si dejaran su humilde voto con su humilde comentario en mi libro, ¡gracias por leer!

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