Internet sensation.

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Nebraska abrió sus ojos con lentitud al escuchar una melodía clásica. No tenía idea de qué hora era, pero la luz que venía de la ventana lograban avisarle que era de día. Luego de contarle su historia a León, desde que entró a la casa de acogida hasta su locura en el zoológico, decidió irse a dormir. Estiró sus brazos con lentitud y se sentó un momento en el colchón.


No traía pijama. Tenía puesto un short que trajo en su mochila. Éste era fino y corto, simulaban perfectamente un pijama, así que fue totalmente cómodo en el momento de dormir. Su cabello estaba en una coleta gracias a un elástico que León le otorgó, y su blusa era la misma de antes.


Bostezó y finalmente se levantó. No había rastro de León, por lo cual salió de la pequeña bodega y se dirigió a la recepción, donde ambos se conocieron. Mientras caminaba la música se hacía más fuerte y se notaba más cercana. Era relajadora, quizás no la música que escucharía en el día, pero si en la noche.


Al cruzar la puerta con colgantes, Nebraska abrió sus ojos algo avergonzada. Dentro habían a lo menos unas cuatro personas. Desde adolescentes, hasta adultos mayores. Todos la miraban por el sonido que había ocasionado. Lo que realmente le causaba vergüenza era su apariencia. Despeinada, recién levantada y sucia. No era la imagen que quería dar como primera impresión.


Sin decir nada, León logró ver que era lo que le llamaba tanto la atención a todos. Cerró el cajón con el dinero y caminó con rapidez a donde la chica se encontraba. La cubrió con una sábana colgada en un extremo, y al voltear les dedicó una sonrisa algo falsa a los clientes.


Él iba detrás, empujándola. Mientras Nebraska lo miraba extrañado, aún sintiéndose dormida. Cuando ambos llegaron al lugar inicial, León se apoyó en la puerta y ordenó su cabello.






—¿Qué hora es? —preguntó Nebraska, sentándose en el colchón.


—Las nueve de la mañana.


—Debería irme...


—No ahora —él la interrumpió, mirando el pasillo.


—¿Por qué?


—Hay muchos clientes allá afuera. Ya te vieron en esa pinta, desordenada y recién levantada. Me imagino que sus pensamientos hacia la situación no son muy buenos.


—Oh.






Nebraska asintió. Entendía el punto, así que no le dio mucha importancia y buscó su pantalón entre las cosas.






—¿No te quedarás un día más?


—¿Por qué debería hacerlo?


—Te escapas de martes a jueves, no de martes a miércoles —León ladeó su rostro.






Era extraño. Incluso él lo había notado y eso que era algo propio de Nebraska. Alzó sus hombros y se soltó la coleta.






—Supongo que estaré rompiendo las reglas.


—Pensé que no tenías reglas.






Nebraska lo miró y le sonrió. Él decía la verdad, Nebraska no tenía reglas alguna. Ya escapaba de muchas como para tener las propias. León se adentró y sacó de un bolso una computadora portátil. Era de color negro, y era bastante pequeña. Justa y necesario para un trabajo como el suyo.


Miró a la chica y dejó el aparato frente a sus piernas. Nebraska arrugó su nariz y abrió sus labios con confusión.






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⏰ Última actualización: Jun 09, 2017 ⏰

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