The weird boy in the monkey cage.

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El exterior del zoológico era justamente como Nebraska se lo imaginaba. Los niños corrían de un lado para otro, los pequeños puestos de comida para animales se llenaban de inmediato, incluso se podía oír a algunos animales desde la entrada. Todo era fantástico. Nebraska presionó su mochila a su torso y empezó a caminar hacia uno de los puestos de comida, ya que alimentar a los animales era lo que más deseaba en ese momento.


Por suerte, el puesto que eligió, no estaba tan lleno cómo ella esperaba. Fueron apenas unos dos minutos en los cuales ella logró llegar al primer puesto. La chica que atendía la miró con una sonrisa y le enseñó los distintos tipos de comida que podía elegir, a cual animal podía dársela y la cantidad que venía en cada paquete. Nebraska optó por la más pequeña, debido a que esta era la más barata. Se despidió de la vendedora y caminó hacia la entrada del lugar, donde debía comprar la entrada.


Contó el dinero que le quedaba y aún alcanzaba para todo lo que necesitaba: entrada, recarga para la tarjeta del bus, algún aperitivo y el cucharón de Marco. Esperó unos pocos minutos hasta que finalmente era su turno para comprar aquella entrada y poder entrar al lugar. Esta vez el que atendía era un chico, se notaba que ya era bastante mayor. Nebraska le dio el dinero y apuntó a la entrada que quería. El vendedor le entregó la entrada con rapidez, al parecer tenía bastante prisa con terminar su turno. La chica la tomó y entró al zoológico.


Una enorme sonrisa se formó en la comisura de sus labios. Era totalmente hermoso. Podía ver a los animales de campo al principio, también distinguía cómo los niños pequeños los alimentaban. Nebraska recordó que la vendedora le dijo que sólo podía alimentar a esos animales, ya que sin duda eran los más inofensivos.


Finalmente se movió y decidió ir casi corriendo hacia ellos. Lo primero con lo que se encontró fueron unos cuantos cerdos. Nebraska siempre amó a los cerdos, desde que veía esas películas navideñas donde ellos salían frecuentemente. Tomó un gran puñado de comida y acercó su mano a las maderas que protegían al animal. Unas risas salieron de sus labios en el momento que tres cerdos empezaron a comer de su mano, otorgándole unas cuantas cosquillas.  En pocos segundos la comida de su mano acabó; Nebraska, por más que quisiera seguir dando comida a los cerdos, no pudo, ya que sabía que más animales la esperaban.


Luego se encontró con unas pequeñas cabras. La chica se puso de rodilla y acarició a una de ellas antes de darles comida. Su pelaje era suave y delicioso de tocar. Tomó otro puñado y estiró su brazo. Varias cabras que estaban en la parte trasera vinieron con rapidez hacia la comida que Nebraska sostenía. A diferencia de los cerdos, las cabras devoraron la comida en menos segundos, obligando a Nebraska a tener que darles un poco más.


Al pasar el tiempo, ya cansada de alimentar a los animales más básicos, caminó hacia el lugar en donde se encontraban los que llamaban más su atención. Esta vez su sonrisa fue aún más grande y su emoción llegaba hasta el infinito. Podía ver el sector de animales marinos a lo lejos, junto a los que pertenecían a la tierra. Se acercó a una niña que alimentaba a los conejos y le dio el poco de comida que le quedaba.





━Ten, sé que la usaras mejor que yo.





La niña tenía unos hermosos ojos color marrón, los cuales se iluminaron al notar el regalo de la mayor. Nebraska se despidió con una sonrisa y tomó un largo suspiro antes de ir definitivamente a la parte emocionante.


Sus ojos captaron un puesto de manzanas con caramelo. En Haisence jamás daban de esos postres, ya que optaban por lo más sofisticado y aburrido. Sabiendo que le alcanzaba el dinero, caminó con rapidez al puesto. Al ser la única simplemente pasó el dinero y observó cómo era la magia de aquella manzana. Mientras esperaba, unos gritos llamaron su atención. Giró su rostro, notando así que era un chico.


El chico raro que conoció en el bus estaba ahí, escalando en la jaula de los monos e imitando estos.


Nebraska inmediatamente abrió sus labios en una "o" sin poder creer lo que veía. Tomó la manzana con rapidez, luego se despidió del vendedor y se aproximo más a aquella escena. Unos tres guardias empezaron a correr tras él, mientras seguía en las jaulas sin preocupación alguna. Los monos que estaban dentro se notaban alterados, de seguro si podrían hablar estuvieran gritando un millón de groserías.


En un segundo, la mirada masculina chocó con la de Nebraska, logrando que una sonrisa se posara en sus labios. Él saltó sin importar la altura y corrió con rapidez sin que los guardias lograran atraparlo.





━¡Estado treinta y siete!   ━gritó, tropezando con algunas piedras del suelo.





Una mueca se posó en los labios de la femenina al notar aquel apodo absurdo. Nebraska no sabía que hacer; quería girar y fingir que jamás vio aquella escena o simplemente pensar que era una pesadilla. Sin embargo, era tarde, ya que el chico se encontraba a su lado con la respiración entrecortada. Aferró su brazo derecho por el cuello de la chica, así juntando su cuerpo con el adverso, mientras los guardias se detenían frente a ambos.





━Usted queda vetado del zoologico por subir a las jaulas de los monos. ━afirmó un guardia con cierta furia en su tono.


El ajeno miró de reojo a Nebraska y negó con rapidez. ━No. Yo subí a la jaula para poder buscar a esta chica; verán, yo la cuido, soy su niñero y simplemente se me ha perdido. ━la femenina no dijo nada, no quería humillarse más de lo que ya estaba. ━Y al subirme pensé que podría ver todo el zoológico, incluyéndola. ━Nebraska notó un acento francés en su habla.


Los guardias se miraron entre ellos y susurraron unas cosas, para luego acercarse a la fémina. ━¿Eso es cierto, señorita?





Ella simplemente asintió.





━Perfecto. Lamentamos el mal entendido, pero para la próxima favor de acercarse a nosotros, no a los monos. Se alteran rápido.


━Entendido mi capitán.





Luego de las palabras del chico extraño, los guardias se retiraron. Nebraska inmediatamente apartó la mano adversa de su cuello y lo miró confundida. Él sonrió y sin notarlo le dio un mordisco a la manzana con caramelo, logrando que su boca se manchara un poco.





━¿Me recuerdas, no?


━Sí. Eres el chico que me robó unas galletas en el bus y si recuerdo bien te llamas Massachusetts. ━al decir eso, él rió fuertemente.


━Mi verdadero nombre es Colton y debo admitir que tus galletas estaban deliciosas. ¿Las hiciste tú?


━No, las hizo Marco, el cocinero.


━¿Tienes un cocinero? No pensé que en Nebraska se vivía tan bien. ━cuando dijo eso ella confirmó sus dudas; él posiblemente era francés.


Negó rápidamente sin expresión alguna. ━No es mi cocinero, cocina para el hogar en donde vivo. ━desvió su mirada unos segundos a los tigres que habían en un lado. ━¿Qué hacías en la jaula de los monos?


━Bueno, quería confirmar aquello de que el hombre venía de los monos. Pero he vivido engañado, ellos ni me saludaron, que irrespetuosos.


Nebraska no se contuvo y soltó una risa. Observó a su manzana y se la entregó al adverso. ━Ten, creo que es más tuya que mía. Ahora debo irme, adiós Colton.





Volteó rápidamente y empezó a caminar al lugar en donde los animales acuáticos se encontraba, ya que era justamente la dirección contraría de donde el chico se encontraba. Al caminar unos segundos sintió cómo algo o alguien tocaba su espalda con desesperación; justamente era él, Colton. Ella no dijo nada, simplemente soltó un suspiro y dejó que la siguiera.





━¿Sabes? No hay mejor cosa que burlarse de los peces que con un acompañante. Así que, estado treinta y siete, te acompañaré.





Nebraska lo miró y se quejó por dentro. Ser social no era muy común para ella, sin embargo, algo le decía que quizás hoy sería una excelente oportunidad para acabar con ello.

Nebraska.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora