La ventana era lo más emocionante que había observado a lo largo de la tarde; eso y su nuevo gato, el movimiento de la cabeza del animal cuando exhalaba porque era demasiado gordo para existir y no podía dar diez pasos sin detenerse a tomar un descanso.
Cuando Gus, el gato, se recostó en el alfeizar de la ventana, tras la luz del sol y los cristales sucios cubiertos de pintura negra, la cosa tornó el doble de interés y Allen volvió a pensar que su vida se estaba desmoronando, o al menos perdiendo el sentido. Porque solamente pensaba en Taylor... en esa tarde, la última vez que tuvo la oportunidad de estar con él.
Volvió a mirar la fotografía entre sus manos, estaba tan manoseada que los bordes se habían doblado y perdido parte de la pigmentación. Allí estaban él y su mejor amigo sonriéndose mutuamente, sosteniendo vasos plásticos azules mientras Taylor pasaba un brazo sobre su cuello.
Era en una fiesta de té o lo que tenía intención de ser una fiesta de té en un principio. Ese día ambos habían salido en rumbo a un museo donde el arte se asimilaba a fetos de perro. No les importaba, en realidad solamente iban por los vasos desechables con vino que ofrecían en la entrada. Eso había dicho su amigo y él sabía de antemano que era mentira porque amaba el arte, los museos y las exhibiciones, también a los perros, así que por qué no le parecería interesante ese lugar si entraba a su lista de preferencias.
Estuvieron un rato mirando los alrededores. Fue hasta que Allen se quejó doce veces y Taylor lo acalló mientras disparaba su cámara con el flash desactivado, cuando decidieron que era hora de irse.
Vieron la fiesta de té pasando la avenida, pero también recibieron demasiadas miradas curiosas y asqueadas cuando cruzaron la carretera porque se opinaba que esos lugares no eran para personas como ellos... aunque aparentemente nada en la ciudad era de su tipo.
Se suponía que las mujeres y los hombres formaban su futuro en parejas heterosexuales, y solamente compartías momentos con personas de tu mismo sexo a los que llamabas amigos. Era mal visto salir a lugares de citas como las casas de té, los restaurantes elegantes y los hospicios de una sola noche; ya lo sabían, se los habían repetido cientos de veces hasta el cansancio, solo que Allen era el único que simulaba entenderlo porque Taylor era feliz mirándolo como si estuviera profundamente enamorado (y lo estaba), susurrando cosas en su oído cada vez que hablaba (solamente para verlo rodar los ojos o reír nervioso) y siendo infinitamente positivo aun cuando el mundo tenía el poder de dejarte inconsciente en el suelo a golpes.
El hombre en la entrada les miró mal cuando apenas iban a dar el primer paso hacia el interior del local. Allen se detuvo y haló a Taylor del brazo, vociferando que no estaba allí para soportar ese tipo de miradas. Comenzó a andar en dirección contraria, lejos de la zona donde todo era caro y delicado hacia la tosca parte oculta de la ciudad que jamás solía visitar.
El otro le dijo que se controlara, aun cuando estaba sonriendo porque verlo de ese modo era inesperado, excitante y genial. No hicieron nada por detenerse hasta que los pies les dolieron y la elegancia de las calles con tiendas y flores desaparecieron para abrir paso a las chicas con faldas cubriendo una ración microscópica de muslos, cigarrillos en muchas bocas, algunos tipos durmiendo en el suelo, y suciedad, suciedad excesiva... como ellos, diría alguien si los viera cogidos de la mano en otro lugar donde la homosexualidad importaba.
—¿Y cuál es el plan ahora? —preguntó Taylor en cuanto se detuvieron, observando la puerta a su derecha con una sonrisa en el rostro.
—Convencer a las zorras de allá adentro de que tengo más de dieciocho años para que me dejen entrar.
Taylor suspiró, miró el rostro del chico que tenía enfrente mientras pensaba, después de varios segundos una enorme sonrisa apareció. Allen concluyó que ya había una forma de estar dentro.
![](https://img.wattpad.com/cover/68018977-288-k492316.jpg)
ESTÁS LEYENDO
The Blackest Day
Cerita PendekAhora Taylor no está y su mejor amigo ha perdido una parte de sí mismo.