El Hombre Sombra

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Hace muchos años, cuando era aún más joven que ahora, soñé con un hombre. No tenia rostro ni sombra, puesto que él era la sombra o estaba hecho de estas...
No recuerdo muy bien mi sueño, sólo que, a pesar de lo sombrío que puede sonar el hecho de soñar con un hombre hecho de sombras; fue un sueño maravilloso. Sólo recuerdo la sensación. La facilidad con la que, en sólo unos efímeros pero eternos minutos, me enamoró.
Jamás pude olvidar lo reconfortante que era su abrazo, lo bien que se sintió hundirme en la oscuridad de su ser; sin miedo ni duda alguna.
La primera vez que amé. Amé a un ser inexistente, creado de sombras. Amé cada momento a su lado y la forma en la que, con solo unas palabras que no puedo recordar, cautivó mi corazón.
Pero todo sueño tiene su fin...
El despertador sonó y me alejó de sus brazos. Lo tuve entre los mios por unos minutos efímeramente eternos. Lo poseí. Durante un corto lapso de tiempo fue mío y de nadie más.
El dolor y la desesperación que sentí al perderlo no podría explicarlo con ningún abecedario de ninguna lengua...

No sólo me dolió su pérdida. Me dolió saber que no existía y que, por ende, jamás lo volvería a sentir contra mi penoso cuerpo mortal.
No importa cuanto busque a un sustituto para ese ser tan perfecto, jamás lo encontraré. Y quizá así es mejor. Quizá así debe de ser, puesto que así lo es...

Fragmentos InconclusosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora