Mientras mi sombra se alejaba de mi lado, escondiéndose de fulgores ajenos menos potentes que el propio. Con dulces sonidos repiqueteantes, similares a los de un xilófono; bajo mi se formaba un campo de cristalinas gotas sin dueño, condenándome a la burlona mirada de mi reflejo.
Cuando la luna está en lo alto de las cosas, te hace sentir solitario y vacío. Cuando aquél manto cristalino decide bajar del cielo y reclamar una porción de suelo, es hora de reaccionar.
No hay tiempo para pensar. ¿Qué debemos hacer?
Correr. Correr, hasta desvanecer.
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Fragmentos Inconclusos
De TodoCada tanto hay historias que rondan mi cabeza. Historias inacabadas.Historias que no pienso acabar, pero si empezar...