~Capitulo Uno~

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La cama rechinaba por el peso de dos cuerpos que se encontraban entrelazados, la habitación se llenaba de los gemidos que emitían. En el medio del colchón dos pieles sudorosas, se entregaban a la lujuria, las manos se rosaban, los alientos se mezclaban, los gritos de excitación se hicieron latentes.

La habitación había sido preparada para la seducción, siendo iluminada con la suave luz de varias velas estratégicamente puestas, el ambiente estaba cargado del sutil aroma de inciensos de sándalo, las sábanas de satén negro hacían que los cuerpos que estaban en la cama se distinguieran más en la imagen que reflejaba aquel espejo colocado en el techo, todo esto aumentaba la excitación sexual y hacia que todo fuera más erótico.

La sinuosa silueta que se encontraba encima de su acompañante dirigió una blanca y delicada mano a la boca de su pareja, y este colaboro chupándole los dedos con exquisito deleite, luego aquellos dedos se dirigieron a su rosada y caliente entrada preparándola; preparándose así mismo para así llegar a la cúspide del placer, cuando se sintió preparado, dejo de frotar su cuerpo caliente sobre el de su amante, para así tomar entre sus manos aquella erección y dirigirla a su entrada. Recibió aquella invasión con gusto, gimiendo y bajando su cuerpo de a poco, para así completar la penetración y sentir como aquella carne lo invadía y llenaba por completo.

Ante aquel acto se escucharon resonar en la habitación dos gemidos uno del invasor, el otro del invadido, pero no había duda que ambos eran de puro placer. El estar arriba y ver desde su privilegiada posición, a aquel hombre acostado en aquella gran cama, esperando que él se acostumbrara a su invasión, le produjo una gran excitación.

Su boca se curvo en una sonrisa pícara y su cuerpo comenzó a moverse lentamente, provocativamente, sacando gemidos de su acompañante, el cual acerco sus manos a aquellas redondeadas caderas para intentar tomar el control, lo cual él evito tomando sus manos y alzándoselas sobre su cabeza, después cogió una bufanda que se encontraba cerca y ato aquellas manos en la cabecera de la cama.

Una sonrisa volvió a aparecer en sus labios, pero esta vez contenía un poco de perversidad, al ver que él tenía el control, y que su compañero se dejaría hacer lo que él quisiera; el sentir que tenía en sus manos, aquel cuerpo fuerte, que se iba endureciendo más y más en su interior con sus movimientos, lo hizo subir al éxtasis y volverlo loco.

De un momento a otro parecía que su cuerpo tenia vida propia y comenzó a moverse de arriba abajo, apresurando las penetraciones, haciendo que con esos movimientos la erección de su acompañante entre más profundo en su ser, apoyo sus dos manos en la cama y echo la cabeza hacia atrás sin dejar de mecerse, abrió los ojos y fijo su mirada en el espejo que se encontraba en el techo, para ver el gran espectáculo que daban sus dos cuerpos unidos, acelero sus movimientos al darse cuenta que su pareja estaba a punto de llegar al orgasmo.

Los movimientos se hicieron más profundos, más descontrolados, los jadeos y gemidos eran una canción que no tenía fin, mientras esos dos cuerpos danzaban descontrolados y al borde del abismo, cuando sintió que su acompañante estaba a punto de soltar su esencia dentro de él, decidió actuar y una de sus manos se dirigió debajo de una colcha que pulcramente se encontraba doblada a los pies de la cama, y saco un objeto que brillo a la luz de las velas, el cual con sumo sadismo y salvajismo enterró en el cuello de su víctima, sacándolo y volviéndolo a hundir una y otra vez, sin importarle que con esta acción su blanco y desnudo cuerpo se llenara de salpicaduras de sangre, que salían a borbotones de las heridas que habían sido infringidas por él, cuando se cansó de estoquear a aquel hombre, alzo la vista para ver el resultado; sus ojos miraron atentos aquella escena atroz y sangrienta, y su reacción fue una gran sonrisa en esa perfecta boca.

"Caugh In Your Claws" ~Sichul~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora