"Café"

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Rubén Doblas, se encogió al sentir una ráfaga de viento helado azotándole la cara. Fue andando encorvado para conservar el calor.

Cuando divisó una cartel de una cafetería a través de la nieve que caía y se formaba a sus pies, suspiró, creando una nube de vaho que se disipó antes de que él empezara a caminar en busca de una bebida caliente.

Una alegre campanilla sonó al empujar la puerta. Y Rubén agradeció el aroma a café y la temperatura. Era un local pequeño y acogedor en el que solo había unas pocas personas. Una pareja en la esquina derecha. Un grupo de amigos. Un señor en sentado en la barra, y a un par de taburetes un chico de unos veinte años, tomando un café.

Rubén se quitó el abrigo mojando el suelo con la nieve derretida que se había quedado en él. Se acercó a la barra y se sentó en el taburete más cercano al chico joven.

Un camarero con los ojos azules, poco mayor que él le sonrió desde el otro lado de la barra. Tenía una tarjeta en su pecho que ponía "Álvaro".

-¿Qué te pongo?

-Un café con leche, por favor-pidió mirando el café oscuro que tenía el otro chico.

-Enseguida.-Y Álvaro se dio la vuelta para prepararle el café.

Rubén se concentró en sus pensamientos.

Cuando Álvaro le trajo su café él se levantó impaciente, tirándole por encima al chico de al lado su propio café que descansaba en la barra.

La bebida se le desparramó por la camiseta blanca.

-Mierda-susurró el chico mirando el desastre. Rubén se puso rojo de vergüenza.

-¡Perdona! Dios, cuánto lo siento.

El chico se miro la mancha impotente y luego lo miró a él, con sus ojos marrones.

-No te preocupes -le dijo en voz baja.

-Espero que no tuvieras que ir a ningún sitio -bromeó, tratando de eliminar la tensión.

-Había quedado con mi novia -respondió con una risita irónica mientras cogía una servilleta.

Rubén se lo pensó.

-Yo vivo aquí al lado, si te apetece puedes venir un segundo y te presto una camiseta.

-No, no hace falta.

-Hace mucho frío. Te vas a congelar si vas por ahí con la camiseta mojada. A mí no me importa, enserio.

Hubo un silencio el que el muchacho meditó la propuesta.

-Soy Rubén, por cierto -se presentó, con una sonrisa amigable.

-Yo soy Dalas.

A Rubén le sonaba mucho ese nombre, pero no pensó mucho en ello.

-Como compensación -dijo tratando de convencerlo.

-Está bien -acabó accediendo Dalas con una sonrisa sin enseñar los dientes.

El camino hacia la casa de Rubén fue tremendamente incómodo. Ambos iban encogidos por el viento, pero por fin había dejado de nevar.

-Puedes dejar la chaqueta ahí -indicó señalando al sofá-. Voy enseguida y te traigo algo de muda.

-Gracias.

Rubén fue a toda prisa a su habitación, cogió una camiseta blanca que creía que le podía venir bien y volvió al salón.

-Aquí tienes. -Se la entregó.

Dalas se quitó la camiseta manchada. Rubén miró hacia otra parte, sonrojado, sin saber qué podía pasarle.

-¡No puede ser!-Exclamó Dalas -¡Tienes el Dark Soul III! ¡Aún no ha salido a la venta!

Rubén se rió por la cara de emoción y sorpresa de Dalas.

-Es un regalo-dijo simplemente.

-¿Lo has jugado ya?

-No, ¿te parece que lo probemos ahora?

-¿Ahora?-Dalas dudó. No sabía si le iba a dar tiempo de llegar a la cita que tenía planeada con su novia y jugar. Pero ese juego... le apetecía tantísimo jugarlo. Además, la sonrisa que Rubén le ofrecía era más que tentadora- Bueno, vale.

-Genial-dijo el otro contento mientras se acercaba a encender la consola.

Rubén le entregó un mando y se sentó justo a su lado al tiempo que en la pantalla empezaban a aparecer las primeras imágenes.

-Qué pasada-suspiró Dalas después de haber jugado un rato, Rubén se río.

-Oye, ¿cuándo tenías la cita con tu novia?-Se interesó sin despejar la mirada del juego.

-Ya no me acuerdo-respondió él.

Siguieron jugando un poco más hasta que se hizo de noche, pero ninguno de los dos habló sobre planes para soltar el mando ni dejar de divertirse.

Mientras estaban jugando Dalas notó como se le iba secando su garganta y decidió coger la botella que tenía Rubén a su lado,sin querer le rozó y Rubén se ruborizó al pensar que Dalas le estaba tocando. Dalas se dio cuenta de esto y se fue acercando poco a poco a Rubén mientras este se iba poniendo más y más nervioso. Cuando Dalas estaba tan cerca de Rubén como para que este notase su respiración se giró y en ese momento Dalas se lanzó y le colocó suavemente la mano en la nuca y se fueron acercando el uno al otro y, sin poder contenerse, sus labios se rozaron y se dieron un largo y apasionado beso hasta que ambos necesitaron aire para poder respirar. Estaban sonrojados, pero Dalas no se aguantó el deseo y volvió a besar apasionadamente a Rubén. Este se sorprendió pero no dudó en devolverle el beso .

*No, me estoy excitando y él, es un chico* Pensó Rubén y separó a Dalas de él y le dijo:

-No Dalas, no podemos hacer esto somos los dos hombres -dijo Rubén sonrojado

-¿Por qué no? si te estaba gustando -dijo Dalas con voz pícara mientras miraba el pantalón de Rubén.

Rubén al ver la pícara mirada de Dalas se dio cuenta de que tenía una erección.

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¡Hola!

Soy nueva en esto. Si quieres hacer una sugerencia o crítica constructiva, estoy más que encantada.

Y si no te ha gustado, mejor no me lo digas que me desmoralizas.

Gracias y hasta pronto.







Secret (HOT. Dalas & Rubius)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora