"No te acerques a él"

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Habían pasado tres días desde la convención. Rubén mentiría si decía que echaba de menos a Dalas como nunca había extrañado nada. Deseaba verlo, pero no se atrevía a llamarlo.

Dalas acababa de romper con su pareja, Miare. Todo había estado lleno de polémica, con mentiras y historias. Dalas había grabado un vídeo y sonaba destrozado. Rubén había cogido el teléfono y casi había marcado su número, pero había preferido dejarlo descansar.

Las redes sociales se habían llenado de insultos horribles hacia Dalas y le era muy complicado no salir en su defensa ante las duras y falsas acusaciones que sufría.

Estaba dándose una ducha, cuando sonó el timbre. Mangel había vuelto a olvidarse las llaves. Rubén chistó molesto, cogió la toalla y se la enrolló en la cintura.

El timbre volvió a sonar impaciente mientras cruzaba el salón casi resbalando.

—Mangel, te juro que como te vuelvas a olvidar las-

Dalas estaba en su puerta.

Llevaba unas gafas de sol, y una sudadera ancha, como si quisiera pasar de incógnito. Cuando lo vio con la toalla como única prenda sonrió perversamente.

—Estaba harto de todo y necesitaba verte—le dijo, con aquella naturalidad y seguridad que Rubén encontraba muy atrayente—. ¿Quieres que grabemos ese vídeo?

Rubén tardó unos segundos en contestar, aún sorprendido.

—¡Claro!—¿Había sonado demasiado ilusionado?—Quiero decir, creo que sí, Mangel ha salido un rato.

—Pensaba que querías hacerlo con él también—repuso Dalas, quitándose las gafas y entrando en su casa lentamente—. ¿Quieres quedarte a solas conmigo por alguna razón?

Rubén notó que se le ponía la cara roja, y Dalas se rió a su costa con un matiz cariñoso.

—Dios—exclamó Dalas—, hacía tres días que no me reía.

Rubén sonrió complacido, y ahora inconsciente de la fina toalla que lo separaba de Dalas. Teniéndolo allí, empezaba a encontrarse mucho más animado.

—¿Estás bien?—Con un impulso de valentía, Rubén se acercó a él tímidamente. Dalas se volvió serio de pronto, pero le cogió la mano y lo observó con los ojos brillando de cariño.

—Era lo mejor. Yo quiero estar contigo.

Rubén asintió mirando hacia sus pies desnudos, sintiendo una serie de escalofríos recorriéndole desde la mano que Dalas le acariciaba hasta la nuca.

Dalas se aproximó, y demostró nada de la impaciencia que había expresado todas las veces anteriores. Entonces lo besó lentamente, con sus manos en el borde la toalla y los ojos cerrados.

Fue un beso que Dalas no trató de llevar a otra cosa, solo parecía querer disfrutar del apoyo y el amor que Rubén le brindaba, pero este llevaba sin saber de él personalmente desde hacía demasiado tiempo e intentó profundizar el beso. Le agarró del cinturón y lo atrjó rápidamente hacia él, abrió la boca e intentó introducir la lengua.

Dalas lo empujó suavemente con una pequeña sonrisa y él se sonrojó.

—Quiero hacerlo tanto como tú, pero te dije que quería hacerlo bien.—Le tocó la mejilla cariñosamenteؙ—. Conozcámonos y vayamos lento.

Rubén asintió con una sonrisita antes de acercarse para dejarle un último pico.

Fueron juntos hasta la habitación, cogidos de la mano. Rubén le advirtió a Dalas no debía mirar mientras se cambiaba, pero él no que hacer caso.

Se sentaron en el suelo entre risas y grabaron un breve gameplay.

Estuvo lleno de pequeños picos inofensivos (que serían editados) y bromas personales. Rubén trató de no mirar a Dalas por miedo a que se notara en su mirada su atracción hacia él y Dalas se detuvo varias veces de cogerle la mano o de hacer algo más íntimo.

Yyyyy ya está.—Rubén se inclinó para apagar la cámara. Sin saber qué hacer, se quedaron mirándose unos instantes. Dalas sonrió y se acercó para dejarle un beso lento y dulce.

—¡Adivina quién ha comprado pizza!—La voz de Mangel resonó al otro lado de la puerta, y del susto Rubén cayó al suelo.

Desde el ángulo del suelo vio la cara de su mejor amigo asomarse, con un par de cajas de pizza. Vio como se sorprendía de ver a Dalas allí, y este parecía algo incómodo. Estaba pálido y apretaba la mandíbula.

—Hola, Dalas. No sabía que ibas a venir.

—Ha sido algo espontáneo—repuso él, con una expresión indescriptible.

—¿Has dicho algo sobre pizzas?—Mangel reparó en él y se rió.

—¿Qué haces en el suelo?

Mientras Rubén iba a por platos, Dalas y Mangel ponían la televisión para poner una película. Estaba a punto de unirse ellos cuando oyó algo extraño.

Se asomó y vio a Dalas y a su mejor amigo encarados, con cara de pocos amigos. Parecían querer asesinarse con la mirada.

—Recuerdo haberte dicho que te alejaras de Rubén—dijo Mangel fríamente.


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¡Hola! Sentimos no haber escrito en taaanto tiempo. Teníamos muchos exámenes. Pero ya estamos de vacaciones y trataremos escribir más a menudo.

Como siempre, por favor, comenta tu parte favorita, cualquier comentario y crítica constructiva. 

Cambio y corto.

Secret (HOT. Dalas & Rubius)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora