"Aquí te pillo, aquí te mato"

482 43 19
                                        




           

—¿Adónde me llevas?—Exigió saber Rubén, molesto, mientras Dalas lo arrastraba por toda la convección.

Lo metió en el  baño de hombres sin decir ni una palabra. Antes de que él pudiese quejarse de nuevo, le besó con rudeza y lo empujó de espaldas contra la pared.

Le bajó de golpe y con mucha prisa y fuerza los pantalones junto con su ropa interior.

Se quedó quieto, esperando, y oyendo cómo Dalas rompía el envoltorio del condón que había salido de la nada.

—Espera, Dalas—intentó decir, mientras el otro chico lo besaba con fuerza, y él continuaba con su cara y su cuerpo pegado a la fría pared.

—Ssh—le susurró en el oído, colocando su miembro en la entrada.

Rbén era consciente, mientras Dalas o embestía contra la pared de aquel baño, de que no debía dejarle que lo usara de esa manera. Seguramente él pensaba que podía llegar, arrastrarlo a un lugar en el que no había nadie, y utilizarlo. No debía habérselo permitido, se decía. Pero era incapaz de hacerlo parar.

En el fondo de su cabeza se sentía indignado por la situación, pero se dejaba hacer, consintiendo que Dalas lo follara.

También se percató de que la idea era mala, o muy mala. ¿Y si un fan, o cualquier persona entraba, y lo encontraba allí, semidesnudos, follando contra una pared?

Pero no hubo ningún ruido de nadie, solo se escuchaba su cuerpo chocando con el muro, sus gemidos resonando por todo el baño, amplificados, y el sonido de entrada y salida, húmedo.

No habían pasado ni cinco minutos cuando Rubén se corrió, y uno más tarde, Dalas. No tuvo nada que ver con su primera vez. Nada de besos dulces, y cuidado. Había sido una experiencia prohibida, dura y tan placentera o más como la anterior.

Mientras se subía los pantalones, evitando el contacto visual con Dalas, sintió que él lo miraba, con una sonrisa burlona.

—No puedes hacer esto—murmuró, abatido, sabiendo que aunque disfrutaba de aquello, su interés porque se le respetara era mayor—. No puedes venir, y echarme uno rápido sin preguntar siquiera. Aquí te pillo, aquí te mato.

Dalas soltó una carcajada, enternecido con su actitud. Eso enfadó a Rubén. No podía hacerle creer que su primera vez con un hombre había sido algo sin importancia, y que nunca se repetiría, y luego hacer eso. Lo confundía.

—No te rías—le reclamó—. No soy un simple agujero, tengo mis sentimientos, y no puedes ilusionarme después de haberme dicho que nunca volvería a ocurrir.

Dalas, vio que Rubén realmente estaba enfadado con aquello, se acercó, y seriamente le cogió por la barbilla.

—He intentado aguantar, te lo prometo—le dijo Dalas, mirándolo fijamente, intentándole hacer creer lo que decía en un tono muy bajo—. Pero en cuanto te he visto, no he podido soportar. No sé lo que me estás haciendo.

Dalas cerró los ojos, como si disfrutara de música, y le dejó un beso húmedo en la clavícula.

—Deberíamos volver—musitó Rubén, sabiendo que si aquello iba a más, no podría aguantarse. Dalas intentaba subirle la camiseta con sus cálidas manos, y él se las bajó.

—Quiero volver a verte—aseguró, dejándole claro con su mirada decidida que eso iba muy en serio.

Rubén dudó. ¿No era eso lo que había querido, que Dalas le dijera que lo intentarían? ¿Entonces por qué no estaba seguro de querer aceptar?

—Tú tienes novia—replicó, notando su razón muy pobre.

—La dejaré—repuso Dalas rápidamente, tratando de convencerlo de cualquier manera—. No me hace sentir ni la mitad que tú. Y no hablo solo del sexo.

—Es un alivio—ironizó, escondiendo su sonrojo.

—Sé que no he sido el mejor ejemplo de étnica últimamente—admitió, con una sonrisita arrepentida—. Pero es que estaba confundido. Me habías dado mejor sexo que el de mi novia en tres años, y conseguías ponérmela dura en cero coma, y eso me asustaba, porque siempre me había considerado heterosexual.

—Qué romántico—dijo, rodando los ojos, pero sabiendo que Dalas ya lo tenía ganado.

—No es mi fuerte—confesó, cogiéndolo por la cintura para juntar sus frentes—. ¿Qué me dices?

Rubén estaba demasiado concentrado en sus labios, y se abalanzó sobre él, sacándole un grave gemido de sobresalto. Dalas lo cogió aún más fuerte, y lo estrechó contra él ansiosamente.

———————————————

¡Hola! ¿Qué tal habéis estado? Espero que bien.
Aquí tenéis otro suculento capítulo, que esperamos os haya gustado.

Como siempre, muchísimas gracias por leer, comentar y votar.
Podéis dejarnos vuestras sugerencias, comentarios sobre qué parte os ha gustado más  o críticas.

Muchas gracias🌞

Cambio y corto.

Secret (HOT. Dalas & Rubius)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora