—Pfff, ¡Jajaja!— Karma reía tan fuerte que atrajo la atención de las personas en mesas contiguas.
Ese mismo día, Nagisa llamó a Karma. Quedaron de verse en la misma cafetería donde él y Kayano estuvieron el día anterior. Una vez dentro y con sus pedidos en la mesa, Nagisa le contó lo sucedido el sábado con Kayano: la película, la cafetería, la lluvia, como ella terminó durmiendo en su casa y cuando despertaron juntos esa mañana. Incluso, después de pensarlo mucho, le contó sobre sus pensamientos e inquietudes hacia ella.
Cuando terminó, lo único que Karma hizo fue reír. Y él que creería que lo tomaría en serio.
— ¡Karma-kun, no es una broma!— le dijo en tono de reproche.
—Lo siento, lo siento— dijo Karma secándose un par de lágrimas, — me di cuenta de que era en serio, pero no sé si decírtelo o dejar que lo averigües por ti mismo.
—Si te estoy preguntando es porque no tengo ni idea de porque— soltó con un suspiro.
—Mmm, hagamos esto: te doy una semana, si no logras darte cuenta de que es lo que te pasa entonces te lo diré, ¿está bien? No creo que seas tan denso como para no darte cuenta— terminó con un tono burlón.
—No creo que me quede de otra. Pero no tengo ni idea de cómo comenzar.
—Pues... sólo mírala, préstale más atención, y te darás cuenta en poco tiempo— sugirió Karma. Quien diría que sería bueno en estos temas...
***
La idea de Karma era buena, sólo que no estaba dando los resultados esperados por Nagisa.
Los primeros días todo fue normal. Conversaba con ella sobre las clases, de formas de asesinar a Koro-sensei, los exámenes que vendrían y otras cosas comunes. Casi al terminar la semana fue cuando comenzó a notarlo.
— ¡Nagisa-kun, vayamos juntos de camino a casa!— le pidió Kayano al terminar las clases.
Normalmente se iba con Karma o Sugino, pero el primero estaba con Kanzaki y el segundo se había ido más temprano.
—Está bien, vámonos— dijo tomando sus cosas.
Durante el camino hablaron sobre la película del sábado. Nagisa pensaba que fue conmovedora. Por su parte Kayano decía que no podía haber sido más triste, ella amaba los finales felices, pero no podía negar que Nagisa tenía razón.
— ¡Hace poco encontré un lugar donde hacen unos postres geniales!— comentó Kayano con una gran sonrisa. —Podríamos ir un día de estos, el pudín es realmente ¡Oh, mira!— interrumpió la frase mientras señalaba una caja en el suelo.
Kayano corrió a mirar lo que había dentro dejando a Nagisa un poco atrás. Cuando la alcanzó vio que estaba cargando un pequeño gato negro.
— ¡Mira Nagisa-kun, es tan pequeño y lindo! No entiendo como es que alguien fue capaz de dejarlo sólo aquí— comentó mientras giraba para mostrarle al minino.
Nagisa la miraba sostener al gato y sonreírle. A su parecer se veía feliz y linda. Muy linda.
Avergonzado por el rumbo de sus pensamientos se sonrojó y desvió la mirada.
— ¡Así que creo que lo llevaré a casa!— se perdió la mitad de lo que Kayano le decía por estar pensando, por suerte ella estaba tan concentrada en el minino como para darse cuenta. —Y lo llamaré, lo llamaré... ¿Alguna idea Nagisa-kun?
—Eh... ¿qué tal Kuro-chan?
—Demasiado común... ¡Creo que lo pensaré cuando llegué a casa!— terminó con una gran sonrisa.
Metió de nuevo al gato en la caja y cargándola continuó el camino a su casa seguida de Nagisa. Él la acompañó hasta sus casa que se encontraba un poco más lejos que la suya. Todo el camino la miraba sonreír y acariciar la cabeza del gato que ronroneaba de gusto. Por alguna razón no podía evitar sonreír al verla. A sus ojos, se veía un poco más... radiante.
— ¡Nos vemos mañana, Nagisa-kun! Te diré el nombre apenas le ponga uno— le dijo después de abrir la puerta.
—Hasta mañana, Kayano-san— se despidió él antes de dar media vuelta y caminar a su casa. En el camino sopesó todas las posibles razones para ese cambio en su perspectiva de su mejor amiga. No se le ocurrían demasiadas. Había una que siempre llegaba a su mente, pero simplemente no podía ser... ¿o sí?
***
Una vez en casa Kayano entró en la cocina, dejó la caja en una silla y abrió el refrigerador en busca de leche. Sirvió un poco en un tazón y lo puso junto al gato que no tardo en beberla. Se sentó, viéndolo comer.
—Un nombre para ti...
El minino la veía relamiéndose los bigotes cubiertos de leche. Su pelaje negro y sus ojos ámbar le recordaban a ella.
"Lo único que tenemos en común es nuestro cabello negro"
—Hermana... Aguri...— eso la hacía recordar su propósito en la clase. Quedaba poco tiempo.
Al oírla el gato maulló.
—Eh... ¿Así que te gusta el nombre de mi hermana? Me recuerdas a ella, ¿sabes?— dijo mientras lo tomaba en brazos y se dirigía a su cuarto.
Se cambió y se acostó abrazando al gato.
—Buenas noches... Aguri— dijo antes de quedarse dormida.
***
—Y bien, ¿puedes decirme que es lo que pasa con Kayano?
Era domingo en la tarde, oficialmente su semana había concluido. Nagisa y Karma se encontraban en la misma cafetería.
—Tengo una idea... pero realmente no estoy seguro. No es posible que sea eso— balbuceó Nagisa.
—Eh~ ¿y se puede saber qué es?— preguntó Karma.
—N-no es nada, olvídalo. No es... nada— dijo Nagisa completamente avergonzado.
Karma no podía creer lo lento que era su amigo. A kilómetros se veía que esos dos se gustaban desde hacía tiempo. No podía decir si Kayano era consciente de ello, tal vez sí, pero Nagisa simplemente no se daba cuenta. O no quería darse cuenta.
—Pero sí que notaste algo, ¿o no?— ese era el último intento.
—Pues... la última vez que hablamos, ella se veía más... radiante— dijo recordando su sonrisa al recoger al gato. Esperaba que lo mirara así alguna vez... ¿Qué?
— ¿Y eso no te dice nada? ¿En serio?
Por toda respuesta, Nagisa desvió la mirada y se concentró en el vaso vacío en frente de él.
Karma suspiró, después de todo tendría ser él quien le revelara lo obvio.
—Nagisa verás, a ti— comenzó, logrando atraer laatención de su amigo— te gusta Kayano-san.
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Our love story [PAUSADA]
FanfictionKaede Kayano llega a la clase E y conoce a Nagisa Shiota, quien se convertirá en su mejor amigo. Sin embargo, meses después de estar juntos se da cuenta de que ha desarrollado por él sentimientos más allá de la amistad que, cada vez, son más fuertes...