11. Tiempo de confesión

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Karma y Nakamura eran demasiado insistentes. Ella sólo estaba tratando de pensar en las palabras correctas para el momento en que entregara los chocolates, cuando ellos llegaron y comenzaron a preguntarle sobre la caja. No tuvo más remedio que admitir para quien eran cuando Karma le mostró una foto del momento en que Nagisa la besó. Un golpe bajo, pero efectivo.

—Se lo que quiero hacer, pero no encuentro las palabras adecuadas, ¿qué cara debería poner? —preguntó cubriendo su rostro con sus manos.

Los dos diablos se miraron y suspiraron al mismo tiempo. Conseguir esa confesión no sería tan fácil después de todo.

—Entonces busquemos algunos ejemplos alrededor, seguro que ayudará —propuso Karma saliendo del aula. Las chicas lo siguieron de cerca.

Ya afuera, comenzaron a buscar en los sitios más cercanos. No tardaron mucho en encontrar a la primera pareja: Hayami y Chiba.

Él estaba disparando a un par de blancos con balines de color café, mientras ella lo miraba asombrada.

—Woah, incluso con pedazos de chocolate sigues siendo tan bueno como siempre. Bueno, te lo prometí, puedes quedarte con los demás. Gracias por estar conmigo este año —dijo Rinka con una sonrisa mientras le lanzaba una pequeña caja con más bolitas de chocolate.

—Ah~ esos dos son tan formales. No creo que pueda hacer algo así —comentó Kaede mirando entre los arbustos acompañada de Karma y Nakamura.

—Vamos, que aún hay más ejemplos que conseguir.

Dicho esto, subieron a un árbol y desde las alturas siguieron buscando a sus objetivos. Un poco más allá, en un pequeño claro, Nakamura identifico al grupo de Terasaka y, con sigilo, los tres se dirigieron a ver que sucedía con ellos.

Cuando llegaron Hazama estaba entregando paquetes a cada uno.

—Puse todos mis sentimientos en estos chocolates. Viene incluida una carta que espero que lean —aclaro con su tono oscuro de siempre, pero tratando de sonar avergonzada.

—¿Carta? Más bien parece una lista de maldiciones —se quejó Terasaka al leer cada punto en la lista. Desde su posición no podían leer lo que decía, pero viniendo de Hazama sólo se podía esperar lo peor.

Sin poder sacar en claro algo de ese encuentro siguieron buscando. Cerca del camino que bajaba de la montaña se encontraron con Isogai y Kataoka. Esta última parecía estar buscando algo entre los arbustos. Poco después regresó al lado del ikemen con una enorme bolsa llena de diversos chocolates.

—Toma, puedes compartirlos con tus hermanos —dijo entregándole la bolsa. Al parecer había recorrido un largo camino para conseguirlos a un precio bajo en un centro comercial lejano. Pero parecía que había valido la pena, viendo la cara de felicidad de Isogai.

—Ni siquiera sé si eso puede contar para la ocasión o no —se quejó Nakamura. Incluso ella se sentía frustrada por la rareza de sus compañeras a la hora de entregar chocolates. El romanticismo estaba muy lejos de estar presente.

De camino de regreso se toparon con algo que hizo que los ánimos subieran un poco: Kanzaki le estaba entregando sus chocolates a Sugino.

Un poco apartados para no ser descubiertos, los chicos escuchaban con atención.

—Sugino-kun, gracias por estar a mi lado todo este año y gracias también tus sentimientos y todos los momentos que hemos pasado juntos. Realmente me alegré cuando comenzamos a salir y ahora esa felicidad no ha disminuido ni un poco. Espero que podamos seguir así durante mucho tiempo —declaró al tiempo que le extendía una cajita de tapa transparente que dejaba ver unos chocolates perfectamente hechos y apetecibles.

Our love story [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora