Pasaron un par de semanas, pero las cosas iban cada vez más mal, Demian cambio, ya no era el chico feliz que solía ser, no como antes, yo soy lo único que le queda y él es lo único que me queda, debo protegerlo, aunque me deprime saber que esta triste por lo que le paso a nuestros padres, no me gusta verlo así, incluso creo que tiene pesadillas al respecto, lo escucho hablar mientras duerme, yo también he tenido un par de pesadillas, no me agradan, incluso he despertado llorando por eso, Demian llego a decirme que quería ver a mamá... cuando dijo eso me entristecí mucho... el no poder hacer nada para calmar su tristeza, no podía hacer otra cosa más que abrazarlo y decirle que todo estaría bien, que todo iba a salir mejor, pero... de igual manera ya no quería ir a la escuela, ya no quería comer, yo lo convencía para que fuera, ya que no puede fallar en eso... sin embargo... había días que no podía.
Como ya no teníamos dinero, tuve que buscar trabajo, fue un tanto difícil, pero logre conseguir uno en una pescadería cerca de casa, la paga no era mucha pero valía para poder sostenernos a mi hermano y a mi.
Un día Demian no fue a la escuela, así que lo lleve al trabajo, ese día tocaba descargar mercancía que había llegado en un camión, Demian estaba sentado a un lado del camión que estaba descargando, estaba jugando con su cámara cuando paso un chico con su papá, el chico comenzó a hablarle a Demian de una manera no muy amable.
- A ver si mañana me pasas el trabajo.- le dijo el chico a Demian.
- Déjame solo.- le respondió
- ¿No te basta con llorar todo el día en la escuela?- le dijo en tono burlón.
Yo me moleste y me acerque al chico.
- Creo haber escuchado a Demian decir que lo dejaras solo, vete.- le dije serio.
- Oye oye, mi hijo no está molestándolo.- me respondió el padre del chico.
- Solo... déjelo en paz...- le dije conteniéndome de gritarle.
Iba a regresar al trabajo cuando escuche que dijo unas palabras.
- Vámonos hijo, no vale la pena hablar con huérfanos.
Cuando escuche que dijo eso mi sangre hirvió en rabia, perdí el control, corrí hacia él y lo embestí, cayó al suelo y le di un par de golpes en la cara.
- ¡VAYANSE DE AQUÍ!- le grite enfurecido mientras el se levantaba y se iba con su hijo.
En ese momento me sentí tan furioso que ya ni quería trabajar.
- Demian, recoge tus cosas, nos vamos a casa.
- Pero... ¿y tu trabajo?
- Dije... que nos vamos a casa.
El notó que le hable muy serio y no hizo ninguna pregunta más hasta que llegamos a casa.
Cuando llegamos él se fue al cuarto y yo me quede en la sala enfurecido, era algo que nunca me había pasado antes, como si algo mas tomara el control, cuando me calme me sentí mal por cómo le hable a Demian, me dirigí al cuarto y él estaba sentado en el suelo mirando su álbum de fotos.
- Demian... yo... quiero disculparme por lo de hoy... creo que perdí el control y... no quería hablarte así, por favor perdóname.
- Está bien Dani, tuviste una buena razón para enojarte, aunque me asuste un poco cuando lo hiciste. -me respondió.
- Lo siento, ya no volverá a pasar, lo prometo.- le dije apenado.
- Está bien...-el bostezó, se veía cansado. -creo que me iré a dormir.
- De acuerdo, buenas noches.- le dije mientras salía del cuarto.
Me sentía mal por lo de hoy, pero ya no podía hacer nada más, me fui a mi cuarto a descansar y pensar en todo, después de eso me quede dormido.
A la mañana siguiente, cuando Demian se había ido a la escuela yo me dirigí a mi trabajo, fui a hablar con el jefe, un hipopótamo algo viejo ya... quería explicarle lo que pasó y disculparme, él se encontraba en la bodega, así que fui a hablarle.
- Buenos días, ¿puedo hablar con usted?
- Buenos días, ayer te retiraste temprano.
- Si sobre eso, yo...
- No tienes nada que explicarme, vi todo lo que paso, el tipo se lo merecía, le diste una buena paliza ¿cierto?- me dijo sonriéndome.
- Si... lamento eso, no volverá a pasar.- le dije mientras agachaba mi cabeza.
- No importa, siempre y cuando no pares de trabajar. -me respondió alegremente
- ¡No lo hare!, ¡gracias!- le dije entusiasmado.
- Bien, aún quedan cajas de pescado congelado, ponlas en agua y descongélalas.
- ¡De acuerdo!
Y así lo hice fui y descongele el pescado e hice mi trabajo, no paso más de dos horas cuando mi jefe me hablo de nuevo.
- ¡Daniel un hombre quiere hablar contigo!
Salí y lo mire, era un lobo largo, delgado con un traje gris, al verlo un escalofrió recorrió mi cuerpo, sus ojos parecían que podían ver a través de ti.
- Tú debes ser Daniel.
- ¿P-puedo ayudarle en algo?
- Si pero aquí no, ¿no quieres tomar asiento?
- Uh... si claro.- le dije nervioso
Entramos a el local y nos sentamos frente a una mesa, mi jefe se fue a trabajar y yo me quede hablando con él.
- Mire tu desempeño el día de ayer, no pude evitar ver cómo te enfurecías.
- Yo... lo de ayer fue un accidente.
- Oh no, no, tú tienes potencial.
- ¿Potencial?
- Si, el que necesito para que alguien luche en la arena.
- ¿Que? No, no quiero pelear, no me gusta.
- Pero desperdiciaras un gran potencial, piénsalo.
- Es que... no se...
- Vamos, la paga será buena, no sufrirás por dinero nunca.
Lo mire, mire como sonreía de una manera rara, como si me estuviera ocultando algo... daba miedo.
- La respuesta es no.- le dije.
- Vamos chico... ¿estás seguro?
- Sí, estoy seguro.
- Bueno, te dejare mi tarjeta, solo por si cambias de opinión.- dijo mientras se retiraba.
Algo en él no me cuadraba, no sé si serían sus profundos ojos amarillos... pero no podía ser tan bueno, algo me ocultaba.
Seguí trabajando hasta que llegó la hora de la salida, me dirigí a casa, Demian ya debió de haber llegado.
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Memorias
Science FictionEs una historia furry en la cual e estado trabajando, aun no esta terminada pero la ire actualizando conforme vaya escribiéndola.