Memorias

Perdiendo la paciencia

Estaba recostado en la cama, tratando de dormir cuando una alarma algo fuerte sonó en el edificio, se escuchaban voces y a los demás levantándose.

- Despierten holgazanes!- se escuchaba gritar fuera del cuarto.

Un lobo abrió mi puerta y me miro.

- Levántate ahora.- dijo seriamente.

Me levante, no había dormido casi nada, pero no había vuelta atrás, cuando lo mire me arrojo unos pantaloncillos de mezclilla color verde.

- No puedes salir vestido así, ponte eso.- me dijo el lobo.

Yo le obedecí y me quite el pantalón que tenia y me puse los pantaloncillos.

- Deja solo los pantaloncillos, quítate la camisa y los zapatos.- me decía serio.

- Pero, esta haciendo algo de frio.- le respondí en tono amable.

El lobo se acercó a mi, parecía enojado.

- Te dije que te quitaras la maldita camisa.- dijo mientras me tomaba de ella y la rompía de un tirón.- muévete!

No quería enojarme, sabia que si me enojaba el que perdería seria yo así que me contuve a hacer comentario alguno.

Me quite los zapatos dejándome solo los pantaloncillos, esto me daba rabia, el no poder contestarle como yo quiera, quería golpearlo por eso, pero no podía.

- Bien, camina por el pasillo.- me dijo mientras me empujaba afuera de la habitación.

En el pasillo mire una fila de varios osos, eran como unos 10 mas o menos, todos vestían con el mismo pantaloncillo verde, me colocaron detrás de uno.

- Ahora caminen!- decía un lobo que estaba hasta delante de la fila, caminamos y logre ver a lobos con una especie de barra metálica con dos extensiones pequeñas en una de sus puntas, para mi parecer eran barras eléctricas, caminamos un par de pasillos cuando nos detuvimos.

- Alto!- grito uno de los lobos.

Logre ver que enfrente se encontraban unas puertas, las abrieron y nos hicieron caminar dentro.

- Caminen!- grito un lobo

Cuando logre entrar pude ver que era una habitación enorme, en el fondo tenia cosas de gimnasio, costales para golpear, maquina con pesas, caminadoras y otras maquinas raras que no conocía.

Nos detuvimos en un costado de la habitación, aun seguíamos en fila, había un silencio incomodo, los osos no hablaban, logre mirar los rostros de algunos y parecían tristes, como si no tuvieran esperanza de nada en absoluto.

Del otro lado del cuarto se escucho que unas puertas se abrieron, un jabalí como de unos 1:80 metros caminaba hacia nosotros, vestía con una camisa blanca y pantalón azul y era bastante musculoso.

- Bien, bien... me alegra verlos mucho de nuevo.- decía el jabalí mientras caminaba frente a nosotros.- espero que hayan descansado ya que hoy tendremos un día duro.

Uno de los lobos se acerco a el y le susurro algo en el oído.

- Mmm bien, gracias.- le dijo.- bien, a propósito, espero que se hayan portado bien, al parecer esa regla fue manchada por el pequeño detalle de que alguien intento escapar el día de ayer.

Cuando dijo eso el oso que estaba un lado mío comenzó a temblar, estaba sudando, parecía que tenia miedo, me podía imaginar lo que sentía.

El jabalí miro a uno de los guardias, y estos tomaron al oso que estaba a un lado de mi por los brazos y lo arrodillaron frente a el jabalí.

- Creo que alguien no comprendió cuando dijimos que nadie salía de aquí.- le dijo al oso.

- Lo siento mucho por...- el jabalí lo interrumpió golpeándolo en el estomago.

- No lo sientas, ya lo hiciste, ahora pagaras las consecuencias.

El oso parecía sufrir mucho, lo seguía golpeando, lo pateaba con fuerza, vomitaba sangre, parecía retorcerse de dolor en el suelo.

El ver eso me desagradaba, era algo con lo que mi mente no podía, no soportaba que ese oso estuviera siento torturado, aunque no lo conozca de nada, tenia un nudo en mi garganta.

- Esto te enseñara a no volver a escapar.- decía el jabalí.- tráiganme una barra eléctrica.

Uno de los lobos le lanzo una, el jabalí la tomo y la encendió.

- Ahora veraz!- dijo cuando estaba a punto de golpearlo con la barra.

- No!- Grite, la verdad no se porque lo hice, pero no quería seguir viendo sufrir a ese oso.

- Que dijiste?- dijo el jabalí mientras me miraba a los ojos.

- Yo... creo que el ya tubo suficiente.- le respondí.

- Yo decido cuando es suficiente, te castigare por insolente.- me dijo.

- Llévense a este tonto y tráigame a ese de ahí.- dijo mientras me señalaba.

Dos lobos me tomaron de los brazos, trate de zafarme pero era inútil, me llevaron y arrodillaron frente ese jabalí.

- La insolencia no es tolerada aquí!- dijo mientras me golpeaba el rostro.

Me golpeo fuerte, mi cabeza daba vueltas, me dolía.

- Eres nuevo cierto?, tu cara no se me hace familiar.- me dijo.

- Es el oso que perdió a sus padres.- le dijo uno de los lobos que me sostenía.

- Ah, ya te recuerdo.-dijo mientras se inclinaba para verme al rostro.- pobre oso huérfano, perdiste a tus padres y ahora estas aquí.

- Cállate...- le dije en tono bajo, me contuve de gritarle porque eso solo empeoraría las cosas.

- También se que lo de tu hermano niño.- me dijo.

- No te atrevas a hablar de el.- le dije mientras lo miraba, no se como sabían esas cosas sobre mi, pero me enfurecía que lo dijera, sentía mi pecho arder, quería matarlo.

- Sabes que es lo mas gracioso, que el esta sufriendo, y tu pronto lo harás también.- comenzó a reírse.

- Que... te... CALLES!

Sentí esa sensación de nuevo, la misma que cuando golpee a ese tipo en la pescadería, no se como, pero logre zafar un brazo y darle un golpe directo en el rostro, el se levanto y retrocedió unos pasos por el impacto.

- Miserable... ahora veras!- sentí una descarga eléctrica proviniendo de mi espalda, me retorcía de dolor, cuando paro me tire al suelo atontado, los lobos que me sostenían me volvieron a sujetar y arrodillar.

- Ahora te hare pagar por lo que me hiciste.- dijo mientras me daba una parada en el estomago.

Esa patada me saco el aire, sentía que me desmayaría en cualquier momento.

- Alto.- se escucho una voz algo familiar.

En eso el jabalí paro de golpearme, lo mire a los ojos, parecía molesto.

- Noquéalo.- se volvió a escuchar la voz.

En eso sentí un golpe fuerte en mi nuca, caí al suelo y quede inconsciente después de eso.

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