Locura

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Cuando desperté estaba en una habitación que parecía una especie de enfermería, trate de moverme pero estaba encadenado de las manos, baje la mirada y mire que tenia una especie de collar, estaba empezando a asustarme mucho.

- Creí que no despertarías.- subí la mirada y vi al lobo misterioso que me había metido en esto.

- Que... que es esto... donde estoy?- le dije atontado.

- Eso no importa.- dijo mientras colocaba una sila frente a mi y tomaba asiento.- lo que importa aquí eres tu.

- Yo...?

- Lo que hiciste hace rato fue algo inusual.

- Habla claro.- le dije serio.

- Golpeaste a un entrenador, aun sabiendo lo que le hizo al otro oso, estar rodeado de mis guardias, además siendo sostenido de los brazos y todo eso lo hiciste en tu primer dia... eres una anomalía.- me decía mientras me miraba fijamente a los ojos, saco un cigarrillo de su bolsillo y lo encendió.

- Cualquiera lo hubiera hecho.

- Si notaste a los demás osos cierto?- me decía mientras fumaba- todos ellos... asustados, temerosos de lo que les vayan a hacer... patético, pero tu... eres especial tienes un don.

- Un don?

- Eres de los osos que confunden la tristeza y el miedo en ira y odio, eso me gusta.

- Y que tiene de especial eso, solo lastimo a personas.

- Ese es el punto, golpear, lastimar... matar.

me quede callado, lo miraba y entre mas lo hacia mas lo odiaba, ya no le temía.

- Dicen que... cuando alguien llega al limite de su desesperación... cuando esta totalmente destrozado llega la locura, pero en casos muy peculiares... recorre a sus instintos mas salvajes... pierde el juicio y se vuelve salvaje, una bestia... una maquina de matar.

- Y ese es tu plan? Convertirme en una bestia sin juicio? Que te asegura que yo no me volveré loco como los demás...- le dije enojado.

- No te has preguntado porque tienes pesadillas tan horribles? Incluso antes de que murieran tus padres.- me dijo mientras seguía fumando.

Yo estaba sorprendido, como sabia de mis pesadillas, quien se lo dijo? Estaba muy confundido en ese momento, cuando era pequeño tenia pesadillas muy fuertes y frecuentes, tanto que despertaba llorando de miedo, mis padres me llevaron a un especialista para ver si podían parar, me recetaron unas pastillas las cuales me ayudaron bastante, cuando me termine el tratamiento ya no tenia mas pesadillas, almenos hasta hoy.

- Tu... como te enteraste de mis pesadillas? Me espiabas?

El solo se comenzó a reír y me dijo.

- Yo se todo sobre ti.- dijo mientras fumaba.

- Amigo, tienes problemas.

El solo soplo humo del cigarrillo en mi cara y dijo.

- Todo el mundo tiene pequeños problemas.

No le respondí, me quede callado pensando en que podría hacerme o como sabia tanto sobre mi.

- Que pasa, ya no tienes nada de que hablar?- me dijo sonriendo.

Seguía callado, esperando que me dejara solo.

- Mmm, ah, tengo algo que tal vez te alentara a ser mas... cooperativo.

Se levanto y empujo una especie de repisa con un televisor encima, cuando la encendió pude verlo.

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