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La nostalgia era tan densa; más densa que el humo que exhalaba, y nadie sabía la causa de esa nostalgia, ni siquiera ella, y las noches se le iban entre humo y llanto, la vida entera se le iba sumergida en una tristeza sin causa aparente, en un fatalismo que hundía a cualquiera; siempre supo que tenía motivos para ser feliz, para desestancarse, para salir y sonreír, había días soleados y días grises pero para ella todos eran oscuros entre las cortinas de su habitación y el humo gris que abundaba, tuvo que aprender a respirar su aire denso, tuvo que aprender a no morir por que vivir ya era demasiado complicado...


Eterno resplandor de una mente sin recuerdos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora