Capítulo 2

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De la misma forma, abrí los ojos.

Observé al rededor. Pude darme cuenta de que podía ver todo con un detalle tan intenso que daba miedo.
Los rayos del sol se filtraban por la ventana. Y podía ver el polvo en el aire, las pequeñas palabras en la tapa de los libros. Desconocía el lugar en el que me encontraba.

Y cuándo dejé de estar asombrada, dirijo la vista hacia las cinco personas presentes en la habitación. Mi expresión mostraba confusión.

-Hola, me llamo Carlisle Cullen, y ella es mi esposa Esme- El hombre parecía ser uno de los únicos adultos en la habitación, pero aun así no pasaba de los treinta. Su piel era pálida y sus ojos profundamente dorados. Parecía jamás haberse expuesto al sol. Era claro que nadie lo notaba, son esos detalles que nadie ve-. Ellos son Rosalie, Alice,Jasper, y Emmet. ¿Cómo te llamas?

-Elizabeth, soy Elizabeth.

Todos eran de apariencia muy extraña. Su piel estaba demasiado pálida, sus ojos amarillos y todos eran de un atractivo distinto, hipnotizador.
La confusion que se instaló en mi mente no me permitía pensar con claridad.
La gran iluminación que había en esa habitación se debía a las paredes blancas y las gigantescas ventanas por las que también se podía apreciar el bosque.

¿Dónde estoy? ¿Qué sucedió luego de que Logan me disparó?

-Mucho gusto-. Habló con calma. Asentí lentamente.

Un extraño ardor en la garganta se hace aun más presente consiguiendo que lleve una mano a ella.

-¿Recuerdas algo de lo que pasó?-. Preguntó el rubio para luego fruncir el ceño. Me miró a los ojos haciendo que me incomodara. Aparto la vista.

-Recuerdo haber estado con...Le había terminado y...volteé para caminar hacia abajo, hacia la puerta de salida. El plan era que me siguiera hasta allí pero lo último que recuerdo de mi casa fue...-. No terminé la frase. Apenas recordarlo me hacía sentir indefensa, incapaz de defenderme.

-¿No recuerdas nada más?-. Preguntó la mujer a su lado. Negué, no pretendía contarles todo lo que sentí hace menos cinco minutos a unos desconocidos.

-Nada.

Todos me observaban incrédulos. No se habían tragado mis palabras.

-Escucha, yo soy el médico que te atendió cuando llegaste al hospital. Hice todo lo posible para que puedas salir de la operación, pero...hubieron complicaciones-. Frunzo el ceño ante las palabras del hombre-. Para que haya podido salvarte tú...tuviste que cambiar.

-¿Cambiar?-Pregunté confundida.

Esa molesta sensación de ardor en la garganta se hacia cada vez mas fuerte.

-Te tuve que convertir. Ahora eres inmortal-. Explicó con calma haciendo que yo soltara una pequeña risa de burlona. Esta se esfumó cuándo noté con nadie se reía conmigo. De hecho, todos estaban muy serios.

-Sé que puede ser difícil de entender nosotros...-Fue interrumpido por el ruido de una rama rompiéndose y todos, incluyéndome, volteamos la cabeza hacia la ventana.

-Edward llegó-. Dijo Emmet abriendo la puerta y saliendo de la habitación.

-¿Qué pasó?-Dijo un chico entrando a la habitación.

-Él es Edward-Dijo Carlisle mirándolo con reproche por no saludar.

-Hola-. Habló el anteriormente nombrado. Lo observo con seriedad.

Carlisle comenzó a explicarme varias cosas necesarias para poder seguir adelante con todo esto.
Al principio me costó procesarlo, mi reacción no fue de las mejores, pero finalmente lo entendí. No podría volver a mi vida anterior aunque fuese lo que mas deseara en el mundo, no podría volver a mis padres ni a mis amigos. Tendría que comenzar de nuevo sin importar qué.
Era raro sentirme en confianza con extraños, no los conocía. Parecían buenas personas...o lo que sea. Al fin y al cabo, me salvaron.

-Vamos, yo te acompaño-Me dijo Edward.

Aunque no quiera admitirlo y aunque me sintiera triste por dejar atrás todo lo que conocí, estaba un tanto emocionada ante la idea de poder ser una nueva persona, de poder reinventarme.

Salimos por la ventana. Iríamos a cazar.

~•~

Estaba de vuelta. Luego de dejarme en la entrada, Edward tomó uno de los increíbles autos, se despidió y se fue. No me dijo donde pero siendo franca no era momento de preocuparme por eso.

Camino lentamente hacia la entrada de la casa. Tomo el picaporte y antes de entrar, observo hacia atrás. Este sería mi nuevo hogar, que extraño.

Suspiro y entro. Carlisle y Esme me esperaban lo que hizo que me preocupara un poco. No estoy segura de que significaba que ambos estuvieran frente a la puerta pero cuando mis padres solían hacer eso era porque estaba en problemas o una charla importante se veía venir.

-¿Pasa algo?-. Pregunto algo dubitativa. No estaba segura de si realmente quería averiguarlo.

-Tenemos que hablar. Ven con nosotros-. La expresión de ambos era seria. Subimos las escaleras, al final de ellas se encontraba Alice y Rosalie.
Caminamos por un pasillo hasta llegar a una linda habitación.

-Esta es tuya ahora-. La voz de la mujer sonó dulce-. Puedes re decorarla como desees-. Me quedo en silencio, no sabía que decir.

-¿Sabían que vendría?-. Pregunté observando el lugar. Era hermoso.

Cada uno de ellos me había explicado su don en cuanto desperté. Alice podía ver el futuro de las personas, quizás me vio venir.

-Tuvimos tiempo de desocuparla, estuviste unos días inconsciente.

-Muchas gracias-. Dije volteando a observarlos.

-No hay nada que agradecer. Ya eres parte de nosotros-. Las palabras de Alice me hacen sonreír.

-Bien, dejaremos que te instales. Alice y Rose compraron algo de ropa para ti pero cuando puedas controlarte podrás ir de compras con Alice, lo cual no estoy segura si es una recompensa o un castigo.

Reí ante las palabras de Esme y la protesta de la chica de cabello corto.

-Gracias por todo-Dije para luego sonreirles. Ellos asintieron y pasaron a retirarse.
Abrí la puerta y me adentre al lugar. Lo primero que hago es visualizar el espejo que se encontraba al lado de una de las ventanas.

Caminé hacia él, aun me costaba un poco moverme lento. Una vez de frente, fije mi mirada en una chica...Yo.
La palidez era notoria, mis ojos estaban de un color carmín intenso. Levanté un brazo y observé la notoria delgadez en el, como también en mis piernas y mi torso. Nunca había sido extremadamente delgada, pero ahora, me veo tan diferente.

Camine hacia el baño y comencé a cargar agua en la tina para, ¿Relajarme mentalmente?, creo que esas serían las palabras correctas.

Una Nueva Cullen [RESUBIENDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora