Capítulo 19

51 5 2
                                    

Los días iban transcurriendo casi sin cambios.

La aparición de Rose la mañana del lunes había sido un punto clave para darme ánimo y, aunque no volvió, me ponía contenta saber que lo estaba intentando.
Tres golpes en la puerta hacen que me sobresalte. Esta se abre dejando ver al rubio entrar por ella. Como todas las mañanas, traía el desayuno.

-Buenos días, Elizabeth-. Forma una sonrisa luego de pronunciar palabra. Su saludo era cordial y en su voz pude encontrar el tono paternal que antes solía usar.

-Carlisle-. Respondo de la misma forma. A diferencia de otros días, traía consigo una especie de mesa pequeña cuyas patas se apoyaban a cada lado de las piernas.

-Creo que esto te gustará-. Hablaba de la comida. El hombre cada día intentaba hacérmelo más fácil y, de alguna forma, lo había conseguido.

Observo el té de jengibre en ella y comienzo dándole un sorbo.
Un escalofrío recorre mi espalda cuando el frío y el calor se contraponen en mí.
Al detenerme a ver su rostro, noto como ya no me analiza al comer y ahora, en cambio, observa el exterior de la cálida habitación.

-¿Carlisle?-. Pregunto en voz baja. El levanta la vista, posándola en mí a la espera de que continúe-. ¿Está bien Esme?

Él sabía exactamente por qué le preguntaba. Sabía que el hecho de que la mujer no regresara me preocupaba. Me preocupaba que se sintiese lo bastante culpable por lo sucedido como para alejarse de mí.

Sin apartar la vista, Carlisle medio sonríe con aire comprensivo.

-Esme está bien. Ella...está muy apenada por lo que pasó, pero se está esforzando.

Asiento. No estaba segura de qué debía decir, de cómo debía hacer para decirle que los extrañaba, extrañaba las charlas con Alice y Rosalie, extrañaba compartir momentos con Esme y los chicos.
¿Cómo podía decirle que no tener noticias de ninguno hacía cada día desesperante?

-¿Cómo lo estás llevando tú?-. Su pregunta me había tomado por sorpresa. Era la primera vez que alguien me preguntaba cómo me sentía.

Observo el exterior y un sentimiento melancólico se posa en mi pecho.

-Bien, yo...intento estar calmada la mayor parte del tiempo. Los extraño-. No pude pronunciar aquellas palabras mirándolo a los ojos. No era buena poniendo en voz alta lo que me atormentaba.

Una fría mano en mi rodilla hace que me estremezca y llevo la vista hacia Carlisle. El hombre no me observaba, pero conocía cada una de mis expresiones y en qué momento las utilizaba.

-Encontraremos la solución a todo esto-. En medio de aquella conversación, mi mente derivó en Bella, en cómo llevaría el hecho de que de un día para otro desapareciéramos. De que Edward desapareciera.

El vínculo que había formado con la castaña no era como el que ella había formado con Alice, pero aún así me preocupaba su bienestar. En el tiempo que se acercó más a nosotros, no había caído en cuenta de lo cerca del lazo familiar que la sentí y, ahora más que nunca, la entendía.
Al menos ella y Jacob eran amigos. Y existía la posibilidad de que se dieran apoyo mutuo.

Al pasar los minutos y conversando acerca de cómo habían estado las cosas y sobre qué estuvieron haciendo este tiempo, Carlisle anunció su partida.

-Bien, se hace tarde. Vendré a buscar la bandeja cuando termines-. Asiento ante las palabras del rubio y, cuando se retira, dejo la comida a un lado, había comido lo necesario para subsistir.

Comienzo a pensar en lo que se veía venir, llegar a un lugar nuevo estando sola y sintiéndome vulnerable. Quería pensar que mis hermanos estarían allí, pero no estaba segura de eso.
Según Carlisle, todos habían estado entrenando para al menos poder estar en la casa. Al parecer los únicos aquí hasta la llegada de Rose habían sido Esme y Carlisle. Desde lo ocurrido la mujer había decidido partir unos días. Hasta ahora no había regresado.

Iba a elegir la ropa que usaría la semana próxima, pero visualizo la caja de recuerdos que había encontrado entre las donaciones. Alice debía haberla puesto ahí, era la única a quien me había atrevido a hablarle sobre ella. Al cerrar las puertas del armario y voltear con el afán de dejar la caja en la cama, una silueta que observaba el exterior a través de la puerta corrediza hizo que me sobresalte dejando caer las cosas que ahora se encontraban desparramadas en el suelo. Mi pulso se calmó al reconocer quien era.

-Edward-. Digo en voz baja, observándolo con cautela. No sabía el motivo por el cual se encontraba conmigo ni cuál era su relación con el autocontrol estando cerca, pero aún así, estaba contenta de ver a alguien más-. Me asustaste.

-Lo siento-. Su voz se oía débil, como atrapada en un montón de sentimientos-. ¿Cómo estás?.

-¿Cómo estás tú?-. Busco su mirada, pero no la encuentro.

El silencio se había adueñado de la habitación. El castaño observaba el exterior y con disimulo, abrió lentamente la puerta con el objetivo de dejar entrar el aire fresco. Veo como se tensa y respira intentando relajarse.

-Te traje algo-. Dice finalmente. Lo observo meter la mano en el bolsillo interno del tapado negro que llevaba puesto. Saca un pequeño libro y lo extiende manteniendo la distancia.

Me acerco observándolo en todo momento y tomo el libro con al menos un metro entre ambos. Finalmente me retiro. El aún sigue observándome fijamente.

-¿De qué trata?-. Mi voz sonó nerviosa. Trago en seco. Me preocupaba la manera de actuar de Edward, no era normal.

-Es sobre...

Se había callado de golpe. Como si algo le impidiese hablar. Mi preocupación creció al ver como sus pupilas pasaban a estar dilatadas casi por completo. Aún con su vista fija en mí, hablo.

-¿A qué viniste Ed? ¿Te encuentras bien?-. Mi pregunta ante el silencio había sido directa. El miedo había comenzado a correr por mis venas y mi corazón comenzaba a latir cada vez más fuerte.

Él no respondía y eso me asustaba aún más.

-Edward-. De un golpe, la puerta se abre y logro ver a Alice curzar el humbral. Separo los labios en modo de sorpresa. Quería abrazarla con todas mis fuerzas y decirle que no se atreviera a irse de nuevo, pero la chica no me veía a mí, se encontraba observando a mi hermano, alerta a cualquier movimiento brusco que tuviera que detener.

Casualmente e intentando disimular sus verdaderas intenciones, se coloca delante de mí.

-¿Qué haces aquí?-. Pregunta este con un toque de indignación en su voz, por sus pensamientos imagino. Ella no confiaba en él ni en sus intenciones, se notaba.

-Tuve una visión y te vi...- Sus palabras se detienen al mirarme, pero no hacía falta que continuase, él pudo ver que fue.
Su expresión cambia radicalmente y sus pupilas vuelven a la normalidad.

Por ahora, me encontraba a salvo.

~•~•~•~

Hola! Cómo están?
Hace un tiempo que no dejaba este tipo de notas en mis capítulos, pero me parecía necesario aclarar mi desaparición.
Además de que hace ya unas semanas que estoy de viaje y el internet no es bueno, estuve trabada en esta parte de la historia, sin saber como seguir. Creo que encontré una posible solución a esto, pero se irá viendo. Mientras tanto, espero que les esté gustando la historia.

Saludos y mucho amor para ustedes🦋

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Feb 13, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Una Nueva Cullen [RESUBIENDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora