Capítulo 14

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—Jacob—. Susurro.

Sabía perfectamente de quién se trataba, pero no estaba lista para enfrentar una despedida.

—¿Qué hace el perro aquí?—. Dijo Rosalie, quien comenzó a avanzar hacia el bosque, siendo frenada por el agarre de Esme.

Bajo lentamente la escalera de afuera y avance hacia el lugar donde se encontraban ambas. Coloco mi equipaje en el baúl del auto.

—¿Qué hace Jacob de este lado?—. Pregunté con el ceño fruncido. Miro al resto de mi familia. Todos observaban seriamente el bosque. Al distinguir al chico en los árboles a unos metros de la casa, camino rumbo al auto y entro en él.

—Vámonos—. Mi voz había sonado fría, tenía que ocultar lo que estaba sintiendo.

Alice me observa con confusión y sabiendo lo que me costaba, su mirada transmitía lástima.

—Elizabeth—. Comenzó.

—Arranca el maldito auto Edward—. Él hizo lo que le pedí y fuimos seguidos por toda la familia.

Pude distinguir a Jake por el retrovisor observándonos y luego, cuando ya no era visible, pude oírlo correr hacia el bosque.

***

El viaje había comenzado hace más de una hora, supongo que nos va a llevar un tiempo más llegar al aeropuerto.

—Y luego, escuché que él le había dicho eso, pero sí estuvo en ese lugar.

—Yo creo que ella exagera. Todas las mujeres exageran.

—Eso es machista Jasper. Ya no estamos en la época en donde los hombres gobiernan todo y nosotras no podemos opinar.

Sus voces se escuchaban lejanas, como si se tratase de un sueño o una extraña escena de película. No podía dejar de pensar en Jacob y en qué quería. Quizás pueda llegar a Alaska y q...

—Elizabeth, ¿Tú que opinas?—. Preguntó Alice haciéndome salir de mis pensamientos.

Levanto la vista.

—¿Sobre qué?—. Hablé algo confundida. Ella miró a Rose.

—¿Estás bien? No has hablado desde que te subiste al auto—. Ambas me observaban como si fuese algo imposible de hacer. Me encojo de hombros.

—Me gusta estar callada.

—No es cierto—. Contestó la rubia—. Siempre hablas.

Siento la mirada de Edward por el retrovisor. Ruedo los ojos sin contestar.

No era un lindo día. Como de costumbre y para nuestra suerte aquí en Forks, el sol brillaba por su ausencia. Amaba los días así, desde mi etapa como mortal.
Las gotas que caían por la ventana del auto parecían estar jugando una carrera al compás de la melódica lluvia que arrasaba fuera.

—Llegamos—. Habló Jasper entrando al estacionamiento. Me incorporo en el asiento y salgo en cuanto el seguro del vehículo se desactiva.

Camino hacia la parte de atrás con el objetivo de sacar mis maletas y luego me dirijo hacia el interior del aeropuerto sin tener mucha idea de donde teníamos que abordar.

Así que me senté en una de esas típicas sillas del lugar en espera de mi familia.

—Hola—. Una chica se sienta a mi lado observándome fijamente. Analizo lo que trae puesto. Guantes de cuero, cadenas, ropa negra...

—Hola—. Contesté volviendo mi vista hacia el frente.

—Oye—. Volví a verla, conteniendo las ganas de preguntarle por qué se encontraba hablando conmigo.

—Me gustan tus lentes de contacto—. Frunzo el ceño con confusión y caigo en cuenta de que no me había colocado lentillas. Mis ojos estaban rojos y todos podían verlos.

Si, por alguna razón, alguien levanta alguna sospecha y los Vulturi llegaran a enterarse, me partirán en pedazos como demostración publica de que las reglas no pueden romperse.

Respiro. Si la chica a mi lado pensó que eran lentillas, imagino que no será la única.

—Gracias. Me gustan...tus guantes—. Ella sonríe y comienza a hablarme sobre el lugar donde los compró.

Visualizo a Alice, quien entraba por la puerta y arrastraba sus maletas tras ella. Conectamos miradas y luego de darse cuenta de la situación, la suya derrocha confusión.

La observo de tal manera con el objetivo de que se diera cuenta de mi pedido de auxilio y cuando lo hace, camina rápidamente hacía aquí diciendo que nuestra madre había sufrido un colapso y que nuestro padre nos buscaba porque teníamos que dirigirnos urgentemente al hospital.
La chica de negro se despidió y nos deseó suerte con nuestra pobre madre. Acto seguido, agarro a Alice del brazo y la arrastro en dirección al baño.

—Un colapso ¿en serio?.

—¿Qué? Un de nada no estaría mal—. Habló soltándose bruscamente de mi agarre. No me di cuenta en qué momento comencé a presionar demasiado.

—Lo siento—. Me disculpé—. ¿Traes lentes de contacto?.

Señalo mis ojos con obviedad.

—Necesito lentillas—. Explico al ver la confusión en el rostro de mi hermana.

—Bien, creo que tengo una en mi bolsa. Espera aquí—. Salió del lugar sin darme tiempo de protestar y al regresar, pude tener la apariencia de una persona normal.

Finalmente nos encontrábamos en el avión. Alice iba sentada con Jasper, Rose con Emmet y Carlisle con Esme.
Edward y yo estábamos juntos. Él chico y yo no nos habíamos dirigido la palabra desde lo sucedido. Yo sabía que no estaba enojado y él sabía que yo necesitaba tiempo.

Tomo el libro que había comprado el día anterior y me coloco los auriculares.
Comienzo a leer mientras Los Beatles suenan de fondo.

Ahora solo queda esperar a que todo salga acorde a lo planeado.

Una Nueva Cullen [RESUBIENDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora