Gabriel preparó el desayuno y me despertó. Luego del "sueño" de anoche, tuve que ser precavido a la hora de manejarme en su casa. Al bajar, el olor a tostadas con manteca me recordó a viejos tiempos, fue unos de esos viajes que te pegas cuando te pasaste de pepa. Tuve muchos flashes, uno tras otro, todos vinculados con mi niñez. Gabriel contó que tuvo pesadillas. Ahí supe que no estaba tan desacorde con mi viejo amigo, luego de tantos años sin vernos. No conté lo que soñé, era muy relevante en este momento, y cuanto menos lo recuerde, mejor. Salimos, (si, por fin). Nos hicimos esperar, ya que no sabíamos si viajar a dedo o esperar que caiga un bondi para que nos lleve. Nos pusimos a fumar mientras caminábamos. Yo tenía ganas de un nevado, a Gabriel la idea no lo convenció, así que sin que sede cuenta, lo armé.
Fumamos. Uno. Dos. Siete. Si, siete. Cuando quise acordar, habíamos caminado más de lo acordado, y ya no sabíamos donde estábamos. Gabriel no podía hablar, mandibuleaba, no le entendí lo que me dijo. Pero a veces tenemos cierta conexión con las personas o seres queridos, conexiones que nos permiten estar más cerca de lo normal, incluso sentiremos juntos al estar a la distancia, como la vieja historia del hilo rojo, pero algo más actual, como los liyos y el pikachu. El tema era que estaba obscurecido, ambos drogados, perdidos, y yo necesitaba urgente ir a un baño. Pero de la nada, surge un camino.¿Tomar un camino que no sabemos a dónde conduce? Si, nosotros lo tomamos, y ya anochecía. Todo el puto día sin saber de nada, sin preocupaciones, estábamos libres de todos los pecados cometidos en el pasado. Lo material ya no importa. ¿Si nos tenemos el uno al otro, que más nos puede faltar? Luego de caminar unas 2 horas, mas o menos, encontramos un pueblo. Al parecer pequeño, con no más de 100 habitantes. Una propia utopía de los que amamos la tranquilidad y la soledad. Gabriel saca la conversación sobre que sería de nuestras vidas si no nos hubiéramos conocido. Y reflexioné sobre eso. Él era el hermano que no tengo. Compartimos celdas, comida, ropa. Nos protegíamos el uno al otro, y por más desacuerdo que tengamos, siempre seguimos juntos. Era mi otra mitad, era el punto ciego de mi cordura. De momento a otro, una camioneta frena. Un hombre extraño frena, y se ofrece a llevarnos. Yo no respondí, Gabriel automáticamente accede. El sube adelante, y a mi no me quedó otra que ir atrás.
Me puse a fumar, mientras veía que mi amigo hablaba con el hombre que nos llevaba; que por cierto, era muy impresionante mirarlo. Pelado, barba desprolija, voz gruesa, lentes obscuros, un hombre un tanto raro. En la caja de la camioneta habían unas bolsas atadas, algo no tan extraño. Hasta que la bolsa se movió, se escuchó un crujido y un grito agónico.
¿Mi reacción? Automáticamente me tiré de la camioneta. Al caer, golpeo mi cabeza contra la raíz de un árbol. Y si creen que eso es lo peor que puede pasarme, todavía no saben lo que está por ocurrir.
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El Viaje
Mystery / ThrillerRelato de un viaje planeado a la intemperie por la fuerza de las drogas y los problemas mentales. Dos "compañeros" viajando (en todo sentido) y conociendo el peligro de una mente fuera de sus límites. Historia basada en un sueño.