1.Hemos llegado

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Capítulo 1.

¿Nunca has sentido esa sensación de alegría y seguridad, de saber que absolutamente todo está en su lugar?
Y de pronto desafortunadamente cuando menos te lo esperas por la más mínima e insignificante tontería todo puede desmoronarse.

A esa altura tienes 2 opciones: observar como tu vida se hunde en segundos, o, la más valiente, sacar la fuerza de donde no la hay, afrontar el problema, saber solucionarlo y salir adelante para poder llegar a la zona de bienestar en la que te encontrabas anteriormente.

En esta vida no todo es de color blanco y negro, pero tampoco es como el arcoiris del nyan cat, eso es algo que debemos tener claro. Sonríe, verás la vida desde otro punto de vista. Te darás cuenta del poder que tiene la perspectiva.

Que no te entristezcan los problemas hasta el punto de no poder avanzar porque, ¿verdad que cuándo eras pequeño una de tus preocupaciones era que tu carta para Papa Noel no le llegara y no pudiera traerte ese juguete que tanto deseabas? ¿Miento cuándo digo que temías a la oscuridad? ¿Y cuándo tu madre te castigaba sin ir al parque a jugar con todos esos niños que llamábamos amigos? ¡Incluso temíamos abrir un libro sin dibujitos!
Y mírate, ahora has crecido, y eso que te parecen sandeces, en su momento fueron tu pesadilla.
Eso pasará a medida que crezcas, los problemas siempre han estado, somos nosotros los que le damos el poder de perjudicarnos. Somos nosotros a los que nos afectará dependiendo de nuestro punto de vista, nuestra personalidad... en resumen: de quién somos.

-¿Emily?-Mamá dijo espontáneamente. Acababa de romper con mi meditación.

-¿Qué?-Respondí malhumorada mientras pausaba la música de mi móvil y me sacaba los auriculares. Detestaba que me interrumpieran mientras me sumergía en las melodías y tenía mi cabeza en cualquier otro lugar que no fuera ese dichoso coche.

-¿Todo bien?

-Sí.

Era lo único que me iba a dignar a responder. Hay veces que estoy insoportable, lo sé. No puedo evitar esas contestaciones tan cortantes, consecuencias de ser una adolescente imagino.

Creo que también afecta que esté en mis días. Ya sabéis a lo que me refiero. LA MENSTRUACIÓN.
Esa cosa que llega sin ser llamada, si exacto, así como el hambre.

-¿Emily estando borde? ¡Qué raro en ella!

Se burló esa pequeñaja que tenía como hermana, Mandy. Su pelo es castaño claro, su cara gordita al igual que sus mejillas, y sus ojos color miel. Parecía un ángel pero las apariencias engañan. Le gustaba fastidiarme, gastarme bromas...

-Escuchad família, toca cantar...-Avisó papá.-¿Preparadas?

-¡Sí!-Gritaron al unísono mi madre y Mandy.

Oh no, lo que faltaba.

-Vamos de paseo.-Empezó a canturrear mi padre. Siempre lo hacíamos cuando íbamos en coche. Nosotras teníamos que responder la frase que decía él imitando la bocina de un coche.

-Pí,pí,pí.

-En un coche nuevo.

-Pí,pí,pí.

-Pero no me importa.

-Pí, pí, pí.

-Porque llevo torta.

Empezaron a reír a carcajadas cuando acabaron.

-¡Cantemos otra!

-¡La de El auto de papá!- Propuso mi hermana.

-En el auto de papá nos iremos a pasear...-Comenzaron a cantar.

-Sois unos artistas.-Dije en un intento para que se callaran, cansada de escucharlos.

-No lo sabes bien. Yo a tu edad llevaba una melena larga y tenía mi propia banda de rock. ¡Qué tiempos aquellos!-Respondió mi padre mirándome desde el asiento de piloto.

-¡Papá! ¡Mira a la carretera!

Empezaron a hablar de temas triviales, uno de ellos y el más repetido durante esa semana: política.

Así que no dudé en ponerme los auriculares. Sonaba Jet Black Heart de 5 Seconds of Summer. Quedé hipnotizada por los paisajes que podía observar por la ventanilla, las ramas de los árboles se movían al ritmo que el viento les marcaba, podía oír el ruido continuo del motor, pero me gustaba, no era molesto.

Ah ¿por dónde iba?
Soy Emily McCarthey, una chica mediocre de California la cual ama la música (excepto la que mi família suele cantar en el coche). Me considero una persona exigente conmigo misma. Académicamente, no me permito bajar de la media de un ocho, pero eso se debe a que no quiero encontrarme en un futuro sin saber qué hacer con mi vida. Llámame nerd, pero prefiero ir a lo seguro y estudiar para poder encontrar el trabajo que yo quiero: profesora de Secundária o sinó psicóloga, así como mi madre.

Ya he trabajado varias veces como niñera, es divertido. Una vez, una madre me pidió cuidar de sus 2 hijas de 7 y 10 años, Violet y Emma. Eran tan adorables e inocentes... nos pasábamos horas mirando películas de princesitas, haciendo puzles, preparando pasteles o haciendo deberes.

Por otro lado, lo que me hizo replantearme esto de ser niñera fue una família que más que niñas tenían demonios. Pusieron mi nombre a todas sus muñequitas, ¿dónde está la maldad en hacer eso? estarás pensando, pues está en que a esas muñecas les torturaban mezquinamente tirándolas contra las paredes de la casa. ¡Hubo una que incluso la metieron en la taza del váter!

Desde ese día temo por mi vida.

-Hemos llegado.- Dijo mi padre con su voz ronca y algo somnolienta.

-Gracias papá por llevarme.-Dije sonriente.

-¿Llevarte? Querrás decir llevaros. Tu hermana se viene contigo.

Immediatamente mi sonrisa se desvaneció.

-¡Mamá! Dile algo.-dije de manera infantil.- ¿Por qué tiene que venirse? Habrán muchas atracciones que no podrá siquiera subirse. Es demasiado pequeña.

-Pero cariño, es tu hermana. No hay más que hablar. Llévatela.

Desde el asiento trasero me incliné hacia mis padres y les di un beso en la mejilla.

-¿Qué quieres?- Dijeron al unísono.

-Nada... ¿Qué pasa, no puedo dar un beso de despedida a mis queridos padres?

-Lo que quieres es dinero, ¿qué te piensas que crece de los árboles?

Les miré haciendo un puchero.

-Toma anda... Son para ti y para tu hermana. No os lo gasteis todo.

Me entregaron unos cuantos billetes. Les di las gracias alegremente.

-¡Emily, Mandy¡ ¡Abrigaros! Coged las chaquetas.- Aconsejó mientras bajábamos del automóvil

Nos encontrábamos solas entre cientos de personas que habían venido a esa feria tan famosa de la zona. El ruido de las máquinas nos indicó donde estaba el parque de atracciones, lugar en el que nos dirigimos. Allí nos esperaban mis "nada inmaduros" amigos, y no, para nada es ironía... (lo és).

The Path To MaturityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora