Un doloroso recuerdo.

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Narra Romina

Desperté, me dolían hasta las pestañas, al abrir los ojos vi un cuarto blanco, al fondo había un sofá en color café y a su lado una mesita alta con un ramo de flores de varios colores, con unos globos que tenían dibujitos  de jirafas y otros muñequitos, eso me dio ternura, y me formó una pequeña sonrisa, trate de sentarme en la cama, pero me sentía débil, me dolía muchísimo el costado derecho, y solté un pequeño grito de dolor, Viktor esta vez se había pasado, como pudo llegar a tanto, casi me mata, ¿para que me quiere?, el puede cojer con cualquier puta que se le venga en gana, no me necesita a mi para nada; seguía inmersa en mis pensamientos cuando sentí que algo se movió a mi lado derecho, voltee a ver que era, era Rubén estaba dormido con la cabeza apoyada en la camilla, al parecer mi grito lo había asustado, porque tenia una expresión extraña en su rostro, acaricie su cabello suavemente y su expresión volvió a ser pacífica. Me daba ternura verlo así, era tan lindo dormido.
Seguramente el me trajo hasta acá, ¿porque se preocupa tanto por mi?, acaba de conocerme, no lo entiendo, estoy segura de que si supiera mi historia completa no me querria ayudar.
-joder...- suspire.-¿porque no simplemente me dejas en paz y sigues con tu vida? .- dije mientras seguía acariciando su cabello.

-no es algo que se haga por los amigos sabes.- respondió mientras levantaba su cabeza y me miraba, tenia una expresión de recién levantado y una ligera sonrisa. ¡ puta, me había escuchado!, mis mejillas se sentían calientes ante su sonrisa, estaba avergonzada. Acerco su mano a la mía, pero al querer entrelazarlas tropezó uno de los tubos que tenia en mi mano por lo que la moví rápidamente mientras soltaba un pequeño chillido de dolor.- lo siento, soy un tonto.- dijo rascándose la cabeza, su acto me dio gracia ya que tenia el cabello alborotado.

-no te preocupes Rubén, estoy bien...- hice una pausa y baje la cabeza mientras acariciaba mi mano.- ahora....ahora que estas aquí, estoy mejor.-tome su mano.- gracias por ayudarme.- unas cuantas lágrimas comenzaron a correr por mis mejillas, no eran de tristeza, eran de felicidad o quizá de ternura, el hecho de que Rubén se preocupara así por mi, era algo tan especial para mi.

-A Partir de hoy siempre estarás bien, lo prometo.- dijo mientras me hacia mirarlo tomándome de la barbilla.-pero, necesito saber antes ¿porque te hicieron esto? .
Mis ojos se abrieron como platos, ¿que le diria ahora?
~vamos Romina el te ayudo, debes de ser sincera.
¿Pero y si lo pierdo?
~no  lo perderás, ademas no tienes que decirle todo, solo lo que compete a quien es Viktor, no te incluyas tu estupida.
Tienes razón, eso haré, no será mentirle si no me lo pregunta; un pequeño estrujón me saca de mi conversación conmigo misma.

-¿quien te hizo esto Romina?.-vuelve a decir Rubén con mucha seriedad en su rostro, yo suspiro pesadamente y solo asiento con la cabeza.

-fue....-tomo aire, estaba temblando y al parecer él  se percato de ello porque cubrió mi mano entre las suyas y la acaricio, ahora con más  cuidado de no lastimarme.- fue Viktor, mi.... Mi esposo.- vi su cara de asombro, yo solo di una media sonrisa y continue.- es una larga historia, mas de lo que yo quisiera.- baje la cabeza, me sentía apenada, me sentía muy mal con Rubén, ¿que estaría pensando ahora mismo de mi?.

-Jo-der... ¿Como que tu esposo?, ¿desde cuándo estas casada?, ¿porque te casate con ese gánster?.- solté una pequeña risita por todas las preguntas que me estaba haciendo.

-Rubén tranquilo, te contaré todo, lo prometo, pero debes de prometes tú que no se lo dirás a nadie.-Asintió.- bien, Viktor, es, como ya notaste bastante mayor que yo, en realidad son 20 años.- Rubén abrió los ojos, estaba realmente sorprendido, pero antes de que me interrumpiera, seguí.- cuando yo era pequeña, vivía a las afueras de Barcelona, mi familia se dedicaba a la agricultura, teníamos pocos ingresos, un día, cuando yo tenia como 12 años, llego una lujosa camioneta al rancho, de ella sé bajaron 4 hombres, entre ellos Viktor, y sin siquiera pedir permiso entraron a la casa, venían a comprar el rancho.- hice una pausa y tome aire, se me estaba entrecortando la voz, Rubén lo noto, y volvió a acariciarme la mano, voltee a verlo y el me sonrió cálidamente, yo asentí y continúe.

Amor, sangre y otras torturas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora