Es una historia yaoi, si no os gusta, no la leáis. Además agradezco a mi amiga YukoStuki por ayudarme en este proyecto. Todas las imágenes han sido sacadas del buscador de google y son editadas por mi.
Esta historia trata sobre un chico, Haku, va...
Hoy he quedado con Yuki ya que me tenía que decir algo importante para dar un paseo por la ciudad ya que desde que llegamos lo único que hemos visto han sido las afueras. Primero, hemos paseado por el casco antiguo y después nos hemos dirigido hacia el centro. Era todo precioso.
Después, hemos pasado por al lado de un descampado, nos recordaba a doraemon. Nos sentamos encima de unos televisores.
-¿Qué es eso que me querías decir?- pregunté intrigado.
-Pues... Ahora Rin y yo somos pareja.
-Me lo suponía. Os vi ayer dándose besos.
-Si pero... Hay algo más...
-No me digas que...
-Sí, me temo que si...
-¡Yay!- grité alegrado.- Felicidades. ¿Aún te duele?
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-Eh... S-si.
-Jeje.
Seguimos caminando y nos Yuki se chocó contra una chica.
-¡Ay!- grito Yuki.
-Oh... Lo siento mucho. Me llamo Ino.
-Encantado, me llamo Haku y esta es mi amiga Yuko.- nos presenté.
-Encantada.- dijo.- y de veras lo siento mucho.
-No pasa nada.
-Bueno tenemos que seguir cada uno nuestro camino.- dijo.
-Tienes razón, hasta luego.- nos despedimos.
Seguimos caminando y ya que estábamos de vacaciones entramos en una agencia de viajes. Vimos un complejo de casas rural en la sierra cercana a la ciudad. Tenía dos habitaciones y era muy asequible. Volvimos a las residencias a comentarle todo a los chicos que, aceptaron de inmediato. Yuki y yo nos dirigimos cada uno a su residencia a preparar las cosas. Solos, en medio de la nada, sin Wi-fi... Esto estará bien.
~Al día siguiente ~
Toshio y Rin vinieron a recogernos a con su coche, menos mal que ellos tenía uno.
Cuando llegamos a la casa tras una hora y media de trayecto valía la pena, eso si estábamos a -7° ¡en pleno medio día!, y entramos corriendo con nuestras pertenencias a encender el fuego.
Cuando conseguimos encender la chimenea, nos sentamos todos en un sofá justo en frente de la chimenea y nos acurrucamos todos juntos.
Derrepente, oímos que la puerta se abría.
-¿Hola?- se escuchó la voz en la puerta.
-¡Estamos en el salón!- dijo Toshio.
-¡Hola! Buenos días soy Ino la propietaria de estas casas rurales junto a mi marido Kito. ¿Y ustedes quienes son?
