Capítulo 10

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Habían pasado algunas semanas de aquella vez que Hyukkie se había sentido celoso de Yoona y, lamentablemente, los celos no terminaron allí, todo lo contrario...

Donghae tenía que tratar con Yoona regularmente por el tema de los uniformes nuevos del equipo de fútbol, y aunque Hyukkie lo negara, Hae sabía que se ponía celoso.

Realmente era una cosita linda ver a Hyukkie con su carita enfurruñada, sus labios gruesos apretados en un mohín que lo tentaba a comerle la boca (y que de hecho hacía) pero fuera de todo eso, Donghae no quería que Hyukkie se sintiera mal. Hae sabía a la perfección lo mal que se sentía estar celoso. Todos los días tenía que soportar a Siwon tratando de ligar con Hyukkie. Si no fuera porque su monito lo rechazaba todas las veces, hace rato que le hubiera partido la cara al ricachón ese, pero bueno, también tenía que aguantarse porque a Hyukkie no le gustaba nada la violencia.

En fin, entre celos, clases, clubes de baile y de fútbol, el tiempo pasaba y Donghae observaba cómo su monito se ponía cada vez más hermoso. Todo esbelto y estilizado... A Hae le encantaba retrasarse un poco, para luego ir a buscarlo al club de baile y encontrarlo entonces solo, bailando concentrado en el salón vacío al ritmo de la música suave. Era una tentación en su totalidad. Sus brazos níveos, su torso delgado, su cintura angosta, sus caderas ceñidas, su trasero redondito, sus lindas piernas...

Donghae quería saber cómo se sentiría acariciar sus muslos desnudos una y otra vez, despacio, sin prisa; luego besarlos en un camino ascendente, y después, abrirlos para colocarse entre sus piernas y... ¡Stop! Ahí estaba otra vez, pensando cómo se sentiría hacerle el amor a su monito. ¡Dios! Hace rato que quería hacérselo, pero cada vez que intentaba ir más allá de los besos, Hyukkie jadeaba sorprendido y se sobresaltaba, entonces lo observaba con sus ojos redondos, sonrojado, su mirada reflejando inocencia. Hae, al mirarlo a los ojos, lo único que podía hacer era respirar profundo, ignorar la incomodidad de su entrepierna, abrazarlo y repasar mentalmente la tabla del nueve para bajar su excitación. Su Hyukkie era puro e inocente, no un adolescente que se ponía duro cada vez que le observaba el trasero a escondidas a su novio, Hyukkie no era como él.

Sin embargo, hacía pocos días habían recibido en el instituto clases de educación sexual y Hae tenía la secreta esperanza de que, quizás, en el mejor de los casos, Hyukkie estaría preparado para sus avances... ¡O al menos que no se asustaría si intentaba llegar más allá de algunas simples caricias!

"Ojalá, mi monito, hayas pensado, aunque sea un minuto, en hacerlo", rogaba Hae esperanzado, porque él sí lo había pensado demasiado últimamente. Hasta había hecho planes para ello.


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Donghae estaba en su casa, esperando a que sus padres tomen sus valijas y se fueran de una vez. Ellos iban a ir de visita a la casa de su abuela a Mokpo. Pasarían todo el fin de semana fuera de la casa y Hae pensaba aprovecharlo al máximo. Había invitado a Hyukkie a su casa esa noche, pero eran casi las seis de la tarde y sus padres no se habían ido, estaban todavía dando vueltas.

Primeras veces [FINALIZADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora