Extra: la segunda vez

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Sucedió cuando Donghae despertó muy temprano esa mañana de sábado.

Estaba durmiendo muy a gusto cuando sintió un peso en su hombro removerse con pereza, acomodándose más cerca suyo.

En ese lapso de tiempo entre el despertar y el sueño, pudo apreciar un cuerpo tibio a su lado abrazándole y la caricia de unos cabellos suaves que rozaban su mejilla destilando una fragancia dulce. Sentía tanta paz y tranquilidad, una sensación mullida y calentita en su corazón y en su piel, y sabía que el responsable era ese cuerpo delgado y desnudo junto al suyo. Donghae despertó.

Al abrir los ojos lo contempló. Su monito hermoso estaba dormido profundamente en su hombro. Sus cuerpos desnudos pegados bajo las sábanas. Esbozó una sonrisa resplandeciente, su mente remontándose a los recuerdos de su monito bajo suyo gimiendo sonrojado. La noche anterior lo habían hecho, Donghae había tomado la virginidad de Hyukkie, se había convertido en un hombre, un hombre para su monito. No podía estar más feliz.

Con cuidado de no despertarlo le besó la frente. Su monito era muy lindo, dormido con su rostro pacífico... Era toda una belleza. Sus ojos bajaron a su cuello. A Hae le fascinaba la piel pálida de Hyukkie, tan suave y blanquecina, tentadora de caricias. Con un dedo trazó con delicadeza su rostro, bajando por su cuello níveo hasta llegar a la clavícula. Sus ojos repararon en unas marcas rojizas que rodeaban una de sus tetillas. Al parecer había sido demasiado... apasionado. Se sonrojó.

Su mirada escrutadora descendió aún más, donde las sábanas cubrían. No hacía falta destaparlo, Hae ahora lo conocía de punta a punta. Recordaba a la perfección la delgadez de su torso, sus caderas angostas, sus piernas esbeltas. Era perfecto... Y todo suyo. Se sintió muy afortunado, su monito lo amaba a él, solo a él y a nadie más.

Con una mano le acarició una pierna, despacio, con cuidado de no despertarlo, disfrutando de la suavidad y calidez de su piel. La otra, se paseó con lentitud por su espalda hasta que llegó a la curvatura de sus glúteos. Sintió su miembro despertarse, llenarse en reconocimiento a la desnudez cercana de su monito.

Respiró profundamente mientras retiraba las manos. Su novio estaba durmiendo plácidamente, no quería despertarlo, aún era demasiado temprano.

Con delicadeza, se apartó de su lado y salió de la cama. Una ducha de agua fría para calmarse sería bueno, por lo menos hasta que su monito despierte.




Sin embargo, apenas regresó a su habitación y observó a su monito dormido boca arriba, la sábana deslizada hasta las caderas, su torso descubierto, sus botoncitos rosados a la vista... su flácido pene se endureció de inmediato. Era mucha tentación y Donghae era un adolescente muy enamorado y con poca resistencia.

Se quitó la toalla de la cintura, se subió a la cama y quitó la sábana. Jadeó al observar su desnudez bajo la luz del sol. Con su mirada le acarició por todos lados, su respiración agitándose. Nunca se cansaría de su monito, era tan precioso.

Sus manos fueron directo a los huesos de la cadera, acariciando la piel, bajando y subiendo despacio por sus muslos. Sin embargo, Hyukkie dormía tranquilo ajeno a todo. Donghae quería despertarlo, pero de una forma muy placentera. Sonrió travieso al cruzar una idea por su mente. No tenía experiencia en aquello, pero aprendería.


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Primeras veces [FINALIZADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora