capitulo 4: En el cause

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Capitulo: 4

En el cause

Al ir bajando por las escaleras Nathalia escucho el estruendo cuando el helicóptero se estrello contra la azotea. El edificio se estremeció. Se desprendió polvo del techo, algunas láminas se desajustaron, las paredes se agrietaron y de inmediato se corto la electricidad. El hospital se quedo completamente a oscura. Sin pensarlo nuestra enfermera siguió descendiendo cuidadosamente pero lo más rápido que podía por las escaleras, tratando de no tropezar y caer escaleras abajo. Al llegar al segundo piso salió de nuevo al pasillo, esta vez estaba de nuevo del lado sur del hospital y dos pisos más abajo estaba la sala de espera; de la cual había huido hace algunos minutos. Nathalia sabía que tenía que salir de ese lugar, los heridos poco a poco se estaban esparciendo por todas las alas, pisos, pasillos, escaleras y consultorios del hospital. Pasó a paso y cada vez más lentamente seguía avanzando por el largo y oscuro pasillo. Nathalia sostenía el arma en alto pero, cada vez se le dificultaba sostenerla, el peso del arma y las manos temblorosas la obligaban a bajarla pero al escuchar el menor ruido sus brazos reaccionaban volviéndola a subir. Ecos de chillidos, gritos, golpes y disparos se escuchaban apagados y a lo lejos pero de algo estaba segura todo el bullicio se producía dentro de las instalaciones.

De la nada, al final en el cruce del mismo pasillo donde ella se encontraba, escucho el sonido de varios disparos pero estos a diferencia de su arma sonaron muy bajos y fugaces. Pensó que estarían muy lejos pero pudo ver como el fondo del pasillo se ilumino por unos instantes, mientras dos siluetas salieron de la nada cruzando y corriendo en dirección a ella. Nuestra enfermera se quedo helada, petrificada no sabía si disparar o no. a diferencias de los heridos estos no chillaban ni hacían ruido alguno. ¡Tomo su arma! y los apunto. Las dos siluetas se detuvieron en seco y uno de ellos levanto la mano mostrando su palma mientras bajaba su arma.

- ¡tranquila! – exclamo uno de ellos. Su voz sonaba como si hablara por medio de un respirador. – ¡no dispares! no dispares baja tu arma, ¡no perdamos tiempo! – al escuchar la vos Nathalia sintió un tremendo alivio y sintió como su cuerpo se hizo pesado, largo e infinito.

La madre y el padre de Nathalia se disponían a subir al auto. Mientras que su hija los veía desde la ventana de su casa con la cara recostada del cristal casi al punto de deformársela. El día era oscuro y frio, muy parecido a aquel día. Nathalia lloraba, las gotas rodaban por sus cachetes mientras que golpeaba el vidrio de la ventana. El sonido de los golpes retumbaba en la estancia al punto de enmudecer sus gritos. El padre encendió el auto, mientras que su madre le regalaba una bella sonrisa a su hija. Junto todos los dedos de la mano en su boca y le lanzo un beso pero de la nada apareció un gran camión envistiendo al pequeño auto familiar. El auto salió despedido por los aires en dirección a Nathalia. Aunque era solo un sueño sintió como el vidrio la cortaba, como autos la aplastaba. Oscuridad, gritos, chillidos y mas chillidos.

Nathalia abrió los ojos y pudo ver como los dos hombres empujaban un pesado escritorio contra una puerta, estos vestían ropa que al parecer era de alguna fuerza militar: vestimentas negras con docenas de bolsillos, chalecos antibalas de los cuales colgaban varias granadas y que no tenían ningún distintivo que identificara a que fuerza pertenecían o alguna porta nombre. Tenían puestas unas mascaras anti gas o de algún tipo y cada uno portaba una SOCOM con silenciador en la funda de sus piernas, Nathalia la reconoció de un juego de su hermano llamado Metal Gear: solid. Colgando de sus hombros lo que al parecer era una ametralladora de un buen tamaño, uno de ellos tenía dos. Los dos sujetos se volvieron hacia ella.

- ¡ya despertó! – le dijo uno al otro. Que de inmediato se acerco.

- ¡no te levantes! – le dijo mientras Nathalia intentaba ponerse de pie. - ¿Cuál es tu nombre?

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