Al Acecho

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Mi instinto irrumpe en tu habitacion guiado por el lazo de tu aroma, que atrapa mi deseo... me provoca...
Mis ojos te devoran y cada rincón tuyo hace saliva en mi mente. Y tu me miras lasciva, sentada en el piso, junto a la cama; envuelta en la seducción del encaje, de negro y rojo, que enloquece el corazón y mi viril humanidad endurece.
La fragancia de tu espera escapa de tu cuerpo en un líquido que se ha vuelto éter en el aire. Es un incienso de feromonas volátiles esparcidas en la habitación, que nublan mi mente de razón y lo exacerban en el puro instinto de poseer mujer.
Mi cuerpo depreda hacia ti con el paso sigiloso de una bestia hambrienta, que goza cada instante antes de atacar.
Y soy arrastrado por tu mirada, que invita e hipnotiza al lobo hacia tu trampa de placer. Mi respiración viaja flotando sobre tu cuerpo recostado, hasta tener cerca tu boca. Las miradas chocan y el suspenso dura apenas un segundo antes de romperse en besos frenéticos y desquiciados, y entre manos y piernas que atrapan el cuerpo del otro como si solo les quedarán segundos de vida. El rito de la caza es bailado por los cuerpos que giran sobre el piso, y las manos corren bajo la tela saltando color a piel por todos lados;
Y pronto cada prenda que estorba es arrancada. Mis manos recorren tu espalda en tenue roce que eriza tu piel a su paso y en oleadas que van y vienen, el escalofrío invade toda tu piel.
En tu frágil cuello, mi lengua delinea cada musculo, presionando y agitando la sangre que palpita bajo tu piel; y cada pulso que entre mis labios salta, me incita y aumenta la intensidad de mis caricias.... Mis dientes prenden en falso festin tu carne y en tus hombros lamo, insaciable, tu sabor a mujer que arde en el deseo de ser poseída.

Sensualidad NarrativaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora