Neblina (cuento corto)

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La luz de la luna iluminaba la neblina entre las ramas de los arboles deshojadas por el otoño. Se respiraba en el aire el olor a humedad, mezclado con el de la resina de los arboles y  las hojas en el piso, que crujían bajos sus pasos extraviados y ansiosos por encontrar un camino o vereda, que lo llevase a donde pudiera pasar la noche. Las mejillas frías contrastaban con el calor de su aliento agitado, resultado de caminar por horas tras haberse perdido en el bosque;  su mente se dejaba asaltar por  los temores comunes de la obscuridad; de pronto un ruidillo acá y un silbido de un ave allá, sobresaltaban su corazón y hacían agitada su respiración; dando a luz, en la imaginación  criaturas salvajes y míticas que cobraban vida y que pronto se desvanecian tras de mirar, y comprobar injustificados sus temores. En algún momento llego a un claro en el bosque, casi circular. Al centro, la luz de una hoguera y su inconfundible olor a leña quemada  le hicieron sentir esperanza. Conforme avanzó , una figura humana se hizo clara, mientras iba recibiendo la caricia del calor de las llamas. Parada frente al fuego había una persona cubierta con una capa con capucha, muy al estilo medieval. -Hola, estoy perdido, ¿puedo calentarme en tu fuego? — preguntó. A lo cual no recibió respuesta. —¿hay algún lugar cerca donde pueda pasar la noche?... ¿como se llama usted?… ¿se encuentra bien?… —y a todo ello, no contesto una palabra.
Entonces se acercó, poniéndose delante, y le retiró la capucha de su cabeza. No pudo creer lo que veía... No tenía sentido. Era una mujer joven, muy bella, de rostro blanco,  casi pálido; sus ojos eran muy grandes  obscuros y hermosos, de labios gruesos y tersos. Su mirada reflejaba una tristeza tal, que lo conmovió.  Y para calmarla le dijo —no te preocupes por mi,  no te haré daño,  si puedo ayudarte en algo,  solo dímelo.
Su silencio continuo mientras la desconfianza comenzaba a surgir en la mente de él ... ¿Estaría sola en el bosque una chica tan joven?,  no, claro que no. —¿hay alguien más aquí contigo? —y comenzó a mirar a su alrededor.
Para su sorpresa ella le dijo, casi de inmediato —estamos solos tu y yo, ¿De verdad quieres ayudarme?
—por supuesto,  dime que puedo hacer por ti.
Ella abrió su capa diciendo con una voz calmada y fría  —tomame,  hazme tuya.
¡Por dios! ¡Esta desnuda por completo! — pensó.  Su cuerpo era muy bello,  con piernas largas y torneadas,  una cintura bien marca por unas caderas redondas y exhibía unos pechos hermosos y de proporciones perfectas.
Del asombro volvió a la duda,  ¡no era lógico lo que estaba pasando!  Pero antes de que pronunciara alguna palabra,  ella se le colgó del cuello y comenzó a besarlo;  ¡eran tan suaves sus labios!  ¡y tan estimulante el sabor de su boca!... Que no pudo resistirse o no quiso, más que disfrutar esa sensación deliciosa y tibia que lo hizo estremecer. El aroma perfumado de su piel subió a su nariz encendiendo de súbito el deseo de poseerla.
Poco a poco, la chica desabotono y quito su  camisa ,  mientras él recorría la piel de sus caderas con sus manos... Fue tras de ese momento que reaccionó y pensó —¿como es que  desabotono mi camisa, si sigue colgada de mi cuello?
Un escalofrío corrió por su espalda,  retiró a la mujer para mirar alrededor, y comprobó que no había nadie más que ellos en el claro. Las manos de ella se deslizaron por su pecho, al tiempo que su boca iba besando y cayendo por su ombligo.  Jaló su pantalón con fuerza hasta bajarlo por completo, al momento que su boca se prendió de su sexo.
Con la mente confundida,  entre el placer y el temor, trató de impedirselo intentando separarla; fue casi imposible hacerlo,  pues lo sujeto con fuerza por las piernas ; además de que, su boca era tan cálida y los movimientos de su lengua extremadamente placenteros,  que no sólo dominó su voluntad, sino también lo dejo casi paralizado y sin fuerza. Sintió el miembro rodeado,  como si su lengua se hubiera enredado, varias vueltas en el, siendo imposible tirar para safarse de su boca. Cargando sobre él y sujetandole,  hizo que cayera al piso; unas mantas sobre lo que se sintió como heno, lo recibió sin causarle daño. De pronto,  salto sobre él ,  y comenzó a besarle al momento que se hizo penetrar ella misma. Con movimientos  frenéticos y desesperados bailó sobre él, una danza de música estrambotica desentonando con la melodía rítmica de sapos y cigarras.  De un solo movimiento,  casi sobre humano, salto a su cara y posó su sexo en su boca, lo restrego contra su cara; a él, le pareció beber un líquido embriagante, dulce y adictivo, que manaba de entre las piernas de la bella mujer, del cual solo quiso más y más. Todo comenzó a girar en su cabeza,  pudo mirar la luna deformandose y a las estrellas desvaneciendose en el cielo; en ese momento advirtió un tatuaje rojo en el abdomen de la chica, parecía un reloj de arena. La mujer le  cubrió el rostro con su capa, segandole por completo. Después de unos segundos,  sintió nuevamente el miembro poseído… ¿como podría hacer eso si se encontraba de frente a su cabeza? Si fuese la misma mujer debería tener la espalda rota, para alcanzarle.…Al mismo tiempo comenzó a sentir lamidas por todo el cuerpo, y en unos segundos fueron mordidas; y sin embargo, la chica no se había movido de encima de su rostro. Darse cuenta de ello,  no hacía ninguna diferencia,  pues no tenía fuerza siquiera para levantarse.
Comenzó a experimentar un orgasmo tan intenso, que dolía; iba y venia de la inconsciencia, y cada vez,  continuaba en un extasis anormal e interminable que le hacía sentir los sentidos exacerbados de placer y dolor...
La hoguera se ha apagado y solo brillan en la obscuridad el rojo de las brasas;  el sonido de grillos y una noche iluminada lo reciben al salir, por fin, de su narcótico sueño. Totalmente solo y desnudo,  se levanta desorientado aun, y ansioso por encontrar sus prendas y salir huyendo de ahí. En su búsqueda puede ver varias tunicas idénticas al de la mujer, tiradas en el suelo. Una vez que se hubo medio vestido se dirigió al bosque,  presa de un temor inexplicable. Dio unos cuantos  pasos hacia la negrura de los arboles, la cual se iluminó de pronto tras un rugido a su espalda al encenderse espontáneamente la hoguera en una llama aterradoramente grande e intensa. Él, giro la cabeza  hacia la luz pasando de la sorpresa al miedo; inmediatamente volvió la mirada al bosque para emprender la huida y, al instante, se encontró cara cara con la misma chica con la que había follado esa misma noche. Él abrió muy grandes los ojos ante su impresión, no sabiendo que estaba pasando y mucho menos que decir. —no te vayas. —le dijo ella, con su voz fría. —debes quedarte para terminar el ritual.  —¡al diablo! ¡Yo me voy! —dijo tratando de esquivar a la mujer  —no puedes irte.
—ah,  ¿si? ¿Y porque no?  Frunciendo el ceño y con mirada de maldad, ella contesto con voz agresiva,  abriendo la boca muy grande.  —¡porque eres el sacrificio!
El bello rostro de la chica se deformo ante sus ojos.
Lleno de terror la esquivó y salió corriendo hacia el bosque;  en su camino miro asomarse detrás del árbol al que se aproximaba, a otra mujer con túnica y cara pintada con trazos negros; de inmediato, él cambio de dirección y, al hacerlo, topo con otra mujer que salía de detrás de uno de los arboles; nuevamente hizo un giro repentino para evitarla,  para encontrarse de nuevo con otra mujer oculta tras del tronco de un árbol. Su terror iba en aumento, apenas y podía respirar, creía escuchar alaridos a lo lejos,  y en ocasiones los sentía al lado de su oído.
De pronto, se cruzó con una vereda y la siguió; al mirar al fondo de  esta, vio el límite del bosque. Sabía que si salía de entre los arboles estaría a salvo; así que corrió con todas sus fuerzas. Justo a unos metros de alcanzar su escape un árbol crujio al levantarse y enderezar su tronco, tirando en su viaje de una cuerda; él sintió como era levantado por los pies aprisionado por la soga de una trampa.
Colgado,  mirando a ras de piso, de cabeza y todavía medio aturdido, observó a varias personas aproximarse las cuales le rodearon.
Atravez del vapor de su aliento vio que eran todas mujeres jóvenes,  por lo que se tranquilizó.
—¡esperen!  ¡esperen! ¿Que es lo que pasa aquí? —les dijo aun sofocado por el esfuerzo.
—la mujer con la que ya había hablado le dijo,  esta vez con voz dulce. —queremos agradecerte por habernos preñado a mí y a mis hermanas.
—¿a todas? No pude haber hecho eso.
—  No lo entiendes ¿verdad?—le dijo la chica y prosiguió —estuviste tres días con nosotras, por ello, daremos a luz, y todos los varones, menos uno,  serán eliminados; el otro se dará a una familia para ser criado fuera.  Llegado el tiempo nuestras hijas atraerán a su hermano para copular con él y así conservar la pureza de nuestra sangre. Después, ellas beberan la sangre de su hermano y comerán su carne; entonces , podrán sustituir a sus madres para resguardar el secreto que encierra este bosque ; tal y como se ha hecho por generaciones.
Él quedo totalmente sorprendido y titubeante pregunto —¿ustedes?... ¿Son mis hermanas?
Dos mujeres jalaron de la cuerda, elevando su pecho a la altura de los hombros de la chica. Con un puñal que más bien parecía una una enorme aguja hipodermica le atravesó el corazón.  Pudo mirar a las mujeres formar una fila,  mientras la primera bebía la sangre que brotaba por el orificio del arma asesina.
Con el frío de la muerte invadiendo su cuerpo,  observó su sangre gotear en la tierra,  y formar dos palabras que pudo leer. Entonces recordó quien era él, en donde estaba y que estaba pasando en realidad. Respiro con alivio, al tiempo que retiraba una especie de diadema que le rodeaba la cabeza y cubría sus ojos. Se encontraba rodeado de otras personas sentadas y con una diademas como la que el se había retirado. Una chica de uniforme idéntica a la del bosque, se le acerco diciéndole —¿disfruto su simulación cerebral señor?
—Oh, se sintió increíble, ¡que combinación!  Sexo y terror…¡uff! estuviste fantástica.
—Excelente señor. Recuerde,  no debe someterse a otra simulación hasta dentro de dos días. Pero para entonces esperamos vuelva que será un gusto atenderle.

Victorio Catuchi
D. R.

Sensualidad NarrativaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora