Capítulo 4

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Me levanté de mi cama y me vestí con los primeros vaqueros y sudadera que encontré.

Su ropa ya no estaba y él tampoco, abrí la puerta de mi habitación y salí.
No había nadie, o al menos eso parecía, bajé las escaleras y me topé con una escena totalmente inesperada.

Él estaba ahí, en el sofá del salón totalmente acostado viendo la tele y riéndose.

¿No se había ido? Pensaba que él sería de esos que después de un polvo se largaban y no volvían a llamarte.

Me acerqué a él y me senté en un lado del sofá.

Me miró y yo a él.

Me sonrió dejando expuestos sus perfectos dientes blancos y no pude evitar sonrojarme y devolverle la sonrisa.

Cuando él estaba cerca se me hacía imposible no ruborizarme y sonreír como un idiota.
Joder, tendría que controlarme, seguro pensará que soy tonto.

—¿Dormiste bien?

—Sí, aunque pensaba que cuando hubiese despertado ya no estarías aquí. —dije frotándome la nuca, nervioso.

—Ah, ¿es que quieres que me vaya? —dijo con una sonrisa pícara.

—¿Eh? No... es solo que pensé que serías de esos...

—¿Que se van y no te vuelven a llamar? ¿Es eso? Vaya, Rubén, siento informarte que yo no soy así. Se te va a complicar el librarte de mí. De hecho soy muchas cosas pero no de "esos". —dijo cortándome y dejándome a medio hablar.

Se acercó al extremo del sofá donde yo estaba de la misma manera que lo hizo en el banco del parque el día anterior al conocernos y su rostro quedó a un palmo del mío.

Acarició mi mejilla con sus dedos y me besó.

Cerré los ojos tras sentir sus labios sobre los míos y poco a poco me dejé llevar por sus movimientos.

No podía con él, en solo día y medio había conseguido que me encantara cada cosa que hiciera o dijera.

Se separó de mí y me revolvió el pelo con su mano.

—Venga, Rubén, salgamos. Te voy a presentar a unos amigos.

Se levantó y me cogió de la mano estirando de mí.

—¿Amigos? Soy muy antisocial, Mangel. Dudo que les vaya a caer bien.

—¿Antisocial tú? Pero si me has ganado en todos los sentidos en menos de dos días.

—Pero a ti te la he chupado, es diferente. —dije riéndome.

Él soltó una risa y me agarró de la cintura cuando estuve en frente suyo, pegó su cuerpo al mío y acercó su boca a mi oreja.

—Pues ya puedes ir buscando otra manera de ganártelos porque a partir de ahora solo me la vas a chupar a mí, pequeño. —dijo susurrando contra mi oído. Sentí un escalofrío y excitación ante esas palabras.

Se separó de mí y observó la cara de atontado que se me había quedado. Le gustaba hacerme rabiar y excitarme, lo noté al ver como se lamía los labios y una pequeña sonrisa se formaba en ellos.

—Venga, vamos. —dijo y me soltó de la cintura.

Cogí mi chaqueta, mis llaves y mi móvil y salimos de mi casa sin ni siquiera desayunar.

Ya desayunaríamos con sus "amigos".

Narra Mangel

Cuando salimos de su casa le cogí de la mano y empezamos a caminar.

Rescátame (Rubelangel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora