☹capítulo cuatro☹

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you got my eyes
and we cant see what youll be
you cant disguise
but either way
i will pray - my eyes, travis.

.

dicen que cuando uno ama suele perderse en los ojos del ser querido, dejándose llevar por las mil y millonadas de sensaciones que provoca en uno. ese temblar, los labios resecos, manos sudadas, la dificultad de tragar, aquellos profundos y lentos suspiros.
dios, debería ser ilegal sentir todo eso, ¿estaba mal? ¿a caso podía evitarlo? lo intentaba, lo hacía con todo lo que podía, pero su cuerpo se rendía a las suaves caricias que esas fuertes manos le proporcionaban, se rendía ante esos lentos y ligeros besos que dejaba en sus rojas mejillas y frente (a veces en sus rizos), se dejaba llevar y sostener por el par de fuertes y musculosos brazos bronceados. se sentía tan bien, tan especial.

la hierba fresca y húmeda daba contra su ligero suéter color lavanda, su corazón golpeaba con fuerza; no, no debía sentirse tan bien otra vez, porque el no merecía eso, no lo merecía otra vez.
para terminar cayendo, una dolorosa caída.

miraba directo a sus ojos, azules y preciosos, los faroles del parque los hacían ver aún más brillantes, contrastando de una forma perfecta con el cielo que iba pasando por diversas ganas de azul y rosa, listo para anochecer.

—me encanta el verde —susurró muy cerca de él, debía desagradarle pero era todo lo contrario—. tu verde.

tenerlo casi encima suyo era tan... cálido, bueno, reconfortante.
se mantenía apoyado de su codo para no aplastar a harry, jugaba con un rizo rebelde de éste.

—y... a-a mi me gus-tan tus ojos —dijo en voz baja, aún así fue audible para louis, quien le regaló una sonrisa—, son bonitos, pero... también m-me gusta c-cuando tienes eso —tocó con suavidad las pequeñas arruguitas al rededor de sus ojos que eran provocadas por esa sincera sonrisa— son muy, muy bonitas.

el mayor mentiría si dijera que no queria llenar aquel rostro de porcelana con besos. y no a contuvo. besó ambas mejillas calientes, la barbilla, pómulos, frente y nariz, sonriendo.

oh, quería probar esos dulces y carnosos labios.

pero había un límite, ¿no?

—me gustan tus hoyuelos. tus rizos. como te sonrojas. tu torpeza. cuando te pones nervioso —creo que me gustas, harry, pensó.

llevan más de un mes de amistad, y en ese tiempo no se frenó en demostrar el cariño que le tenía.

—¿ya sabes a que colegio irás, pequeño? —dios, el rizado amaba los apodos cariñosos. lástima que no eran nada.

—mamá me quiere inscribir al sr.  paultson —comentó jugando con sus dedos—, es público, no me gustan los privados porque, bueno, son muy estrictos con las notas y yo... soy un poco despistado. ¿y tu, loulou? ¿algo nuevo?

el ojiazul sonrió, pues si, el chiquillo era bastante despistado y torpe.

—ahora iré por mi segundo año en sharif phil, voy bien, ya tengo los papeles, la semana que viene iré a ver que tal —se recostó por completo en el césped y pasó su brazo por debajo del cuello de harry, atrayendolo hacia él—. ¿sabes? mi universidad no queda muy lejos de tu colegio, podría, no se, pasar a dejarte ahí, ¿te parece?

harry asintió mientras se acomodaba en el amplio pecho de su compañero, magnificado por el aroma varonil que tenía.
se quedaron así un momento más, disfrutando en silencio las sensaciones que se apoderaban de ellos.

—vamos pequeño —se sentó con suavidad, aun teniendo a harry en brazos—. no quiero que anne me arroje un zapato otra vez.

ambos rieron al recordar como la madre del menor, creyendo que alguien estaba por atacar a su bebé, había arrojado sin ver uno de sus zapatos de tacón, dándole en la espalda de louis. el pobre sólo estaba abrazando al -su-pequeño.
un mal entendido que terminó en una taza de té por parte de anne, pidiendo disculpas.

caminaron en silencio, recibiendo en la cara la leve brisa salada, la noche era mucho más fría que en la tarde, y era agradable. bastante.
pararon en un carrito de manzanas con caramelo, comprando dos para el camino, degustandolas.

iban metidos en sus pensamientos, rozando sus manos sin darse cuenta, y sin darse cuenta también queriendo tomarlas pero no haciéndolo.
uno pensaba en lo que estaba experimentando con el otro y en lo rápido que estaba cayendo, y el otro meditada el por qué le sucedía aquello, si ni siquiera había planeado volver a sentirlo. pero las cosas pasan porque si, nadie las pide o maneja, ni las coincidencias ni eldestino existen, sólo pasan porque si.

es mas fácil pintar las cosas de esa manera, sin tanto drama o problemas.

—bien, hasta mañana —louis se acercó y plantó un gran y baboso beso en la frente del rizado, quien lo resivió gustoso.

—hasta mañana, loulou.

el mayor se alejó de la pintoresca casa de su compañero, un paso a la vez, intentando tomarse su tiempo. sabía que harry lo estaba viendo, nunca entraba a su casa hasta perder la vista de la amplia espalda de él, era un costumbre que había tomada en esas semanas; lo cual no le desagradaba, es más, le gustaba bastante.

llegó a la parada del bus, era tarde y no le convenía ir caminando y cruzar ciertos barrios, le tomaría al rededor de cuarenta minutos llegar a su casa, se ahorraba más de veinte si iba en bus, así que revisó en su billetera la tarjeta para pasarla y pagar su boleto.

esperó, ya no sentía esos verdes ojos en su espalda una vez doblado la esquina a la parada.
él ya se había ido a dormir, seguramente.
que lástima.

¿no?

💫💫💫

indie songs for a withered heart | l.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora