lately did you ever feel the pain
in the morning rain
as it soaks it to the bone? - live forever, oasis.las lagrimas dejaron una mancha de humedad en la enorme almohada de harry, con hipidos ahogados y sus ojos rojos, escuchaba a su mamá y a robin discutir en la sala de estar, con gritos y llanto, incluso jura que escuchó algo romperse. quería dejar de hacerlo, le dolía.
—¡eres tú la que no entiende, mujer! ¡no soy yo, ni harry, eres tú y tus malditas palabras!
—¡es mi maldito hijo, robin, y puedo hacer lo que se me de la gana porque sé lo que le conviene! ¡y no le conviene eso!
—¡no le conviene tener una madre tan...! ¡tan así! y yo también lo estoy criando, así que no puedes decir nada de eso.
sus manos temblaban y sólo se detuvo un momento a pensar, ¿qué haría finn en momentos como estos? con sus manitos secó sus lágrimas y se armó de valor para bajar, debía enfrentar sus miedos, más aún sabiendo que algo como esto pasaría tarde o temprano; pero ocurrió demasiado temprano para su gusto.
antes de siquiera ponerse sus pantuflas de dinosaurio, un fuerte golpe hizo que se sobresaltara, llevando su verde mirada a la puerta, viendo a anne agitada y con ojos irritados.
—vete de la casa, harry.
quedó sin aliento, sin saber que hacer.
el miedo, el miedo es malo, ¿o bueno? ¿está bien tener miedo? ¿está bien no tenerlo? ¿qué es el miedo?
—¡él se queda! ¡esta también es mi casa y no puedes echarlo, es un niño! —robin lucía espantado, furioso e incluso indignado. también dolido, se había casado con una mujer tan así y harry lloraba sin darse cuenta.
—tus cosas, junta todo y vete, no quiero verte cuando vuelva —anne salió de la habitación, unos segundos y se escuchó la puerta de la entrada ser azotada con fuerza y silencio, más y más silencio, dejando a ambos sin saber que hacer o que seguir haciendo.
volvió a pasar. dos.
robin se dejó caer en la silla del escritorio, suspirando, mirando al suelo y luego a harry, había dolor de ambas partes, un poco diferente.
con el cuello de su pijama secó las lágrimas, ignorando que seguían cayendo, dos pequeñas cascadas nacían de esos grandes e irritados ojos verdes, no más brillantes, ahora opacos.—hazz, sólo... empaca algunas de tus cosas, puedes... si, ve a casa de la abuela, yo hablaré con anne, estaré aquí y haré todo para que deje de ser tan cabezota, ten —extendió su billetera de cuero negro, regalo de harry por día del padre—, hay efectivo, ya sabes como sacar dinero de las tarjetas, sólo dame un par de días, pero es más por si a caso, le diré a mamá que vas para ahí.
con un beso en su frente y un fuerte abrazo, harry empezó a guardar cosas en una maleta mediana, como un robot, monótono, echo para seguir órdenes sin cuestionar nada. no era momento, tampoco quería cuestionar algo.
casi una hora después él ya estaba en la vereda, caminando lento y sin prisa, con el sol escondiéndose con rapidez y la luna saliendo para hacerle competencia; no habían estrellas, las nueves empezaban a ocultar los pequeños destellos de luz, apenas dejando espacio para la luz del satélite natural.
su bolsillo vibrando casi cada minuto y sin ganas de contestar, lo dejó olvidado ahí, diciéndose a sí mismo que luego lo vería, realmente ahora no le interesaba nada más que no fuera un abrazo de anne y un beso en su mejilla para dormir. su garganta se apretaba, queriendo llorar pero sabiendo que quedaría como un idiota si lo hacía en medio de la calle, con personas a su alrededor.
cuarenta minutos más y las nubes sin despejar la luna, había llegado a la casa su abuela.
una ancha puerta pintada de un tierno color beige, destacaba de todas las demás, con residencias idénticas una a la otra.puerta d203, calle ville rose, una pequeña casa de color vainilla, con un césped envidiable y un precioso manzano.
tocó tres veces el timbre, esperando con sus manitos juntas, un poco de vergüenza.—¡pastelito de fresas! —una aguda y ligera voz hizo levantar su vista, atrapado entre dos delgados brazos.
una mano llena de anillos y con el tintinear de pulseras fue a su cabello, con caricias suaves se deleitó de olfatear profundo el perfume dulzón de colette. correspondió al abrazo, buscando refugio en el cuello de su abuela.
—mi pequeño pastelito, pasa, tengo té helado y galletas de avena.
cansado caminó para entrar a esa casa que siempre visitaba en las vacaciones o fines de semana largos; baldosas en color crema, paredes coloridas, cortinas largas y pesadas, olía a familia y amor.
llegó al sillón y su abuela le arrebató la maleta, desapareciendo en un pasillo y volviendo sin ella, habiéndola dejado en la habitación de harry.
estiró su mano, tomando una galleta de la mesita de café, el olor inundó su cuerpo y sólo ahí supo cuanta hambre tenía, casi tragando el bocadillo.
—despacio pastelito, no quiero que te ahogues. ahora dime que pasa, robin no me dijo nada, bueno si, pero ese hombre no sabe explicar ni la mitad de su vida; mis años como madre me dieron la sabiduría de entender su palabrerío, pero ahora si que fue difícil.
ella lo miraba con grandes ojos marrones, una pequeña y adorable sonrisa y sus manos tomando una de las suyas.
las ganas de llorar volvieron, se acurrucó contra colette y tembló un poco al recordar los gritos de su casa, a su madre echándolo, a su padrastro intentando convencerla. algo que fue, es y será inútil.
—¿me quieres, abu? tú si me quieres, ¿verdad?
si harry no estuviera absorto llorando contra ella, hubiera escuchado su corazón romperse un poco más con cada lágrima de su nieto.
—yo te amo pastelito, te amo mucho. ¿qué pasó?
—pasó que lo amo y mi mami se enteró, ¿está mal eso? ella dice que si, ella volvió a decir que está mal, ¿está en verdad mal? no quiero que sea malo, se siente tan bien quererlo.
—mi pastelito de fresas, amar no está mal, amarlo no lo está, si se siente bien y te hace sentir vivo no puede ser malo —secó sus lágrimas con los puños de su abrigo de hilo rosa, pasando sus largas uñas con extrema suavidad por esas mejillas pálidas—. siempre te he dicho que hagas caso a todo lo que diga tu madre, pero ¿y si dejamos pasar esto? no le hagamos caso, puedes quedarte aquí para siempre si así lo quieres —sostuvo su cara entre sus mano, mirándolo a los ojos hablándole con cariño—; mi pastelito, tú puedes hacer lo que quieras, porque eres bueno y amoroso y cariñoso y una persona estupenda, así que no escuches esas feas palabras mi bonito pastelito, todo está bien.
se dejó arropar por su abuela, besar su mejilla y acariciar sus rizos, sintiendo un poco de paz y tranquilidad.
apagó su celular y respiró profundo, mañana no iría a la escuela, no quería despertar hasta el medio día para comer los manjares que preparaba colette.parECE QUE NO LES GUSTÓ EL SMUT ASÍ QUE NO ESCRIBO MÁS PORNo bai
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indie songs for a withered heart | l.s
Fanficlouis es un chico romántico. harry es un chico con el corazón roto. 》fic con temática homosexual; larry 》toda esta cosa la saqué de mi cabeza 》tal vez caigan en diabetes