☹capítulo ocho☹

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i bought this guitar
to pledge my love
to pledge my love to you - rock bottom riser, smog.

—creo que esta está bien, ¿qué te parece? —preguntó el rubio mientras miraban a través del vidrio.

—mmh... ¿lo crees? es linda, pero me gustaría probarla primero —relamió sus labios.

caminaron por el corto pasillo hasta dar con un par de puertas de cristal, entraron al local y miraron por ambos lados.
los instrumentos abundaban, de las paredes colgaban estuches de todo tipo e instrumentos que jamás había visto en su vida.

caminaron por el pasillo de baldosas de color negro brillante, pasando entre los mostradores y demás personas que estaban ahí con el mismo fin que ellos, o eso creía.

—¿en qué puedo ayudarlos?

ambos se dieron vuelta.
un chico de pelo rosa desteñido estaba ahí, esperando a que le dijesen algo, lo que sea sobre la tienda.

—si, queremos ver una guitarra para mi amigo; dieciocho trastes y electro acústica, por favor —pidió el rubio, concentrándose en la misión que tenían esa mañana.

—claro, siganme.

habían salido con el propósito de comprar una guitarra para louis. querían algo super cliché para relacionarlo con harry.
"eres un caso perdido. hazle una cena a la luz de las velas y cantale una canción, con algo de suerte follas" había dicho niall al llegar a la casa del castaño para el desayuno, siendo recibido por johannah con una bandeja de galletas de coco como siempre.

—ahora mismo tenemos estas, habrán más el próximo mes —mostró con sus manos unas seis guitarras colgadas en la pared.

louis tomó una marrón, clásica, y empezó a afinarla, probando las cuerdas en sus dedos.

—me llevo esta —miró a su amigo, sonriendo—. niall, exijo que pagues la mitad.

[...]

—muchas gracias, vuelvan cuando quieran —los despidió un chico musculoso y castaño con tatuaje desde la caja.

—te detesto con toda mi maldita alma, espero y grabes un jodido video porno con el enano ese. adiós vacaciones en las bermudas— se lamentó el rubio mientras hacía muecas exageradas con la cara.

habían terminado con una guitarra nueva en un estuche, caminaban por el centro de la ciudad entre el bullicio de las personas, mayormente turistas.

—dos dias para las clases, ¿no quieres tirarte de un puente conmigo? —el rubio mordió su mano y fingió un llanto desconsolado— el infierno no será lo mismo sin mi william.

louis soltó una carcajada y siguió caminando— si vamos al infierno intentaré ir lo más lejos posible de ti.

unas tiendas más y una que otra bolsa de compras terminaron en el desgastado auto descapotable del irlandés; ambos recorrían las calles del centro, viendo como más turistas dejaban el lugar para volver a sus aburridas y desgastadas rutinas de siempre.
vivir en una playa tenía sus ventajas y desventajas; el verano nunca terminaba para ellos, pero el lugar solía aburrir de vez en cuando.

pasaron un pozo y saltaron un poco, escuchaban taking pictures for you desde el auto, cantando a todo pulmón al compás de las palmas en las rodillas de louis.

—¡tu bebé te acaba de mandar un mensaje! —canturreo niall al ver como la pantalla del celular -uno prestado por él mismo para louis- se iluminaba, mostrando el apodo del rizado.

agarró con rapidez el aparato y desbloqueo la pantalla, sonriendo al ver una agrupación de emojis junto con un audio.

"😊☁✨💖😽🐇🍫🎶👀💞"

"hola louuuu, ¡ven a casa!"

—no puedo sacarte de mi cabeza — volvió a burlarse de su amigo.

—oh dios, sólo callate rubia. cuando te pase lo mismo me entenderás.

sacó la lengua y dijo— el estúpido crío con pañales ya me flechó con la cerveza y la comida. me es más que suficiente por el momento.

el almuerzo en la casa del castaño fue caótico, como siempre era cuando niall hacía presencia.
hablaban todos a la vez, pidiendo más comida, quejándose de que las clases ya estaban por empezar, comentando sobre los nuevos clientes. el murmullo era ensordecedor, pero algo que nunca cambiaría en su vida.

—terminé —louis se metió un último pedazo de pan a la boca y se levantó—, gracias. voy a salir.

corrió por las escaleras hasta su habitación, guardando el celular en su bolsillo, junto con su billetera y las llaves.

—¿a dónde vas, louis? —su madre estaba para en la puerta, impidiendo su salida— tenemos visitas boobear.

haciendo un poco de berrinche y señalando a niall se quejó en silencio.

—¡él sólo vino a comer, mamá! —se escuchó un "cierto" ahogado en comida.

jay se puso a un lado y lo dejó irse, suspirando y volviendo a sentarse para continuar el almuerzo con sus hijas y niall, quien iba por el tercer plato de pollo con papas, mientras que louis encendía su auto.

subía la velocidad, sus manos le temblaban, varias veces miró al asiento trasero para asegurarse de que las cosas estuvieran ahí y no faltara nada; tenía todo planeado a la perfección en su mente, cada palabra, cada gesto e incluso el orden de como debían estar las cosas. perfecto.
pero también sabía que las cosas planeadas no siempre salen bien, de todas formas él esperaba que sí lo hicieran.

paró en un semáforo en rojo, estaba a tan sólo una calle del pequeño que su corazón le decía que pisará con fuerza el acelerador y mandara las leyes a la mierda. aunque no lo hizo, siguió su camino cuando el color cambió a verde y dio un par de giros hasta llegar a esa pequeña y acogedora casa color lila pálido, con muchas flores en el pequeño jardín delantero.
refregó sus manos en su pantalón y salió del auto, caminando y pensando llegó a la puerta de madre blanca, dejando dos leves golpes en esta sin percatarsede que había un timbre a la par.

segundos después una mujer abrió la puerta— hola louis, ¿qué se te ofrece? —la señora castaña le dedicó una pequeña sonrisa.

analizó la situación rápidamente, la señora estaba esperando su respuesta y casi, casi, se le escapa un "enamorar a su hijo, anne".

—harry, ¿podría llamarlo?

mjm, sus malditas manos sudaban, su nuez de adán subía y bajaba en temblorosos movimientos y sentía su cabeza pesada.
podría vomitar el almuerzo en ese instante, oh si que podría. pero le daría más náuseas el simple olor.
sus pensamientos giraban en torno al futuro vómito que adornaría sus blancas (bueno, no tan blancas) zapatillas y el impecable caminito de piedras que conducía a la casa del rizado; si, sentía esa asquerosa bilis junto a su nuez, estaba a punto de hacer algo estúpido.

—¿te encuentras bien, louis?

juró escuchar una suave voz preguntando quien estaba en la puerta, él la reconocía perfectamente, nunca la podría olvidar.

y sólo eso faltó para que el delicioso pollo con puré terminara en sus zapatillas y el impecable caminito de piedras.

todo piola vieron, ahora debo escribir más porque no tengo más capítulos terminados aIRE.
estoy trabajando en más fics kdcirls. voten no sean garcas.

indie songs for a withered heart | l.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora