VISITA 24

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No puedo creer que después de tantos días reuniéndonos, se acerquen nuestras últimas sesiones. Dos almas separadas es ahora un éxito en estados unidos. La traducción es simplemente perfecta y aunque es muy poco mi nivel de inglés, es lo suficiente como para entender lo que dicen las páginas. ¿Ya pidió su ejemplar? No se preocupe, me han mandado una caja con algunos de ellos y por sus servicios prestados, uno es para usted. Me encanta ver la sonrisa en su rostro... me recuerda mucho a esa sonrisa que no se salía de mi cabeza en ningún momento.

Noviembre 01

— ¡Mamá! —Me quejé cuando sentí que el cinturón ahora me apretaba —Suéltalo un poco —Hice una mueca de dolor.

—Deja de ser tan floja—La presión del cinturón disminuyo — ¿Así?

Asentí —¿Qué tal?

Mi mamá y yo miramos el espejo y se dibujó una sonrisa en su rostro.

—Estas preciosa —Sonreí con agrado—Voy a llorar.

— ¡Ay no! —Me zafé de su agarre y desaparecí del despejo —No te pongas dramática.

—Esta tarde estarás brillante — Mi mamá seguía mirándome emocionada, eso me hacía sentir nerviosa.

—No es una cita, te recuerdo—Dije finalizando la conversación.

—Eso decía a tu edad —Guiñándome el ojo se dirigió hacia la puerta —Apúrate que se te hace tarde.

Miré el reloj. Tenía exactamente cuarenta minutos para llegar a la escuela. Me apresuré a quitarme el vestido que más tarde utilizaría y me vestí con el uniforme. Tenía la ligera sospecha que el día de hoy sería diferente.

No fue fácil decirle la verdad a mi madre. Lloré ese día como magdalena cuando se dignó a regañarme, teniendo en cuenta que me lo merecía, pero hoy en día no lo recordaba y eso me hacía muy feliz.

Salí de la casa aproximadamente con quince minutos de sobra para llegar, sin embargo yo siempre tenía en cuenta las posibilidades de que cualquier cosa pasara y me impidiera llegar temprano a clases. Por eso casi siempre salía con media hora para evitar cualquier accidente.

Llegué justo cuando sonaba la campana. Durante mi camino no había visto a Layla o a James. Caminé apresurada hasta el salón y al entrar, como ya era típico, una bola de papel me golpeó, pero esta vez en mi hombro. Alce la mirada.

—Que mala puntería—Steven me miro sonriente —Solo por eso, no te perseguiré hoy.

Steven se acercó —¿Tienes clases ahora?

—Si— Lo saludé de beso en la mejilla —Este cambio de horarios es triste.

Se rió fuertemente —Lo sé y parece que a Layla y a James no les toco el mismo tuyo.

Busque a mi alrededor y al parecer Steven tenía razón. Ellos no estaban ahí.

—Los extrañaré la primera clase.

—Te haré compañía, así no te sientes sola —Sonrió y le devolví la sonrisa.

—Está bien, señor —Ambos nos reímos dirigiéndonos a nuestros asientos.

Pasé las primeras clases hablando con Steven acerca de su vida. Muy interesante a mi parecer y por esa razón, las horas se me fueron rápidamente. Al terminar las clases me despedí de Steven y le di las gracias por la compañía, él sonrío divertido y después salió corriendo hacia la cancha de futbol. "Que loco" Pensé, sacudiendo la cabeza.

No debes contarlaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora